Crítica de Flamenco

«Voces», el homenaje de Sara Baras a los grandes maestros

La bailaora estrenó anoche en Sevilla el espectáculo «Voces» en el Auditorio Fibes

Momento de la actuación de Sara Baras, este miércoles en Fibes J. M. SERRANO

Marta Carrasco

El público en pie, dos bises, más de dos mil personas aplaudiendo por sevillanas fue el epílogo anoche en el Auditorio Fibes del estreno en Sevilla, ¡por fin! de «Voces» , un montaje que Sara Baras estrenó hace dos años en el Théâtre des Champs Elysées de París, y que ha rodado por todo el mundo.

Quería Sara Baras acordarse de sus maestros. Sin ellos no hay historia en el flamenco: Carmen Amaya , Antonio Gades , Paco de Lucía , Enrique Morente , Camarón y Moraíto . De una forma o de otra, menos con Carmen, Sara ha trabajado con todos, y a todos echa (echamos), de menos. En cada cuadro escuchamos la voz de sus protagonistas, excepto de Carmen Amaya. Ellos, los maestros, sentencian.

La voz de Carlos Herrera abre a telón bajado el espectáculo con unas breves palabras sobre el arte, y empieza la obra. Los dibujos de todos los maestros jalonan el escenario y van desarrollándose los cuadros. Sara ha vuelto en esta obra al flamenco más «duro», más eterno. Pero aquí no son sólo sus pies, que siguen siendo insaciables, sino sus brazos y su cuerpo. Sara Baras desgrana femineidad con sus escorzos, sus manos, sus giros y se desenvuelve con el elegante vestuario y con un diseño de luces excepcional que forma parte de la escena, como la estupenda música y voces.

Guitarras, percusión y sobre todo voces están al servicio del baile, pero sin perder un ápice de personalidad en el devenir de «Voces», en el que además de la música de Keko Baldomero , hay un guiño a l llorado Manuel Molina en el final de la obra, «me tengo que decidir entre Sevilla y Triana...».

Todo está hecho con una pulcritud inmejorable. No hay nada al azar. Desde el cuadro inicial de José Serrano y Baras, (la bailaora vestida de lunares como hacía tiempo que no la veíamos), pasando por la bulería del Chabo o la seguiriya de Baras/Serrano (en honor a Camarón), para desembocar en una hermosa taranta que Sara Baras baila vestida de blanco, y en la que rinde homenaje a Antonio Gades, «esta no es una profesión para hacerse rico -dice la voz de Gade-- representas la cultura».

Enrique Morente sabe a farruca, que Sara baila ante un redondel de espejos y en pantalones. Suena la voz de Enrique, «el arte tiene que ser libertad». Baila la gaditana con trepidante zapateado pero abriendo al lateral las falsetas al estilo Gades.

Homenaje del Rubio de Pruna al Negro del Puerto por romance, y tientos del eficaz cuerpo de baile, que ha rendido homenaje a Gades con el cuadro titulado «Las Cármenes» y Aparece la soleá por bulerías del cordobés José Serrano, fiel a su estilo, recio, con muy bonitos remates, distanciándose del baile de la bahía y acercándose a su Córdoba natal.

Suena la voz de Moraíto y bulerías de Sara Baras con el efecto hipnótico que tiene sobre el público cuando gira con esas vueltas gibraltadas. Se coloca un chalequillo a lo Carmen Amaya y bailan Sara Baras y José Serrano, la bahía y la sierra, el aire y la tierra. Y el baile va in crescendo, igual que el zapateado de Baras, quien sabe empatizar con el público como nadie, buscando elegante la complicidad.. «Voces» una gran obra sobre los maestros con la humidad de quien aprendió de ellos.

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