Quédate en casa

Juegos arcade, la simplicidad de lo retro

En Internet, podemos disfrutar de clásicos de los años 70, 80 y 90 como «Mario Bross», «Street fighter, «Pac-Man» y «Out run»

Mario Bros Nintendo

Luis Ybarra Ramírez

Sonidos monocordes y enlatados, píxeles como castillos, «Game overs» que alzan la mano como guardias civiles para indicarnos que hemos de volver al inicio. Los juegos de arcade triunfaron en las décadas de los 70, 80 y 90 , aunque sus orígenes sean anteriores, y en la actualidad continúan teniendo cientos de adeptos que recurren a menudo a sus versiones online.

Recordar ese ladrillo, ese salto hacia el vacío que tuvimos que repetir en varias ocasiones hasta averiguar el truco de precipitarnos y salir airosos, pulsando rápido aquí y allá, esa carrera de gráficos deplorables pero sumamente divertidos, esa pelota, esos marcianos, ese que todo se detenga sin que se hubiera guardado la partida y verse obligado a reiniciar el aparato con resignación es recuperar un pedacito de lo que fuimos y de lo que seguimos siendo. De todo ello, con cierta nostalgia, pero sin ninguna pena, podemos disfrutar en las pantallas de cualquier dispositivo electrónico . Pulse «start» para continuar.

Basta con escribir sus nombres en un buscador para toparnos con la versión online o con una aplicación para IOs y android de los clásicos que reinaron en las manos de niños y mayores durante los fines de semanas y alguna que otra tarde de permiso, pero solo una hora, eh. De acuerdo. «Mario Bros» , desarrollado por Nintendo en los 80, es quizá uno de los más populares. Lo hemos junto a su hermano Luigi y hermanado a Sonic en los Juegos Olímpicos. Con vallas de por medio, bolas de fuego que disuadir y castillos que recorrer a golpe de sencillas teclas. También de acción, la aparición de «The Simpsons arcade» , con toda la familia al rescate de Maggie, cayó como agua de mayo a principios de los 90. El universo de Mc Groening ganaba así un nuevo resorte que con sumo gusto muchos vuelven a tomar en 2020.

No hace falta un libro de instrucciones para entender los objetivos de «Pac-Man» , el laberinto donde un círculo amarillo se alimenta de pequeños puntos en una persecución carnívora; «Arkanoid» , en el que hemos de golpear el techo para derruirlo antes de que supere la franja inferior de la pantalla; el «Frogger» con la rana que no debe perderse en el regreso a su hogar; «Space invaders» para salvar el mundo de esas extrañas naves que sobrevuelan el firmamento en dos dimensiones, el «Tetris» y el «Pong» . Deliciosa simplicidad con la que evadirnos.

Pac-Man ABC
Óut run

De carreras, las opciones, de nuevo, se multiplican: «Out run» , «Pole position» , «Speed demons» , «Daytona USA» . Carreteras y paisajes básicos que cuando la tecnología ha alcanzado el hiperrealismo nos resultan exóticos, como el entretenimiento de un protagonista adolescente de película hollywoodiense que antaño conseguimos en VHS. Lo retro, en definitiva, nos gusta.

Por este motivo, la lucha que trae «Street fighter» , que ya no nos parece ni violenta, retrocede a nuestros ojos para invitarnos a su delirio durante, al menos, unas horas. Todos ellos, de enorme éxito comercial, se hallan en diferentes plataformas y con múltiples versiones y reinterpretaciones a las que tanto de forma gratuita como de pago podemos acceder. Parece, desde la distancia, que hay tantas páginas web como usuarios y tantas aplicaciones como jugadores potenciales.

Máquinas arcade

El cúlmen de este fenómeno se evidencia en el resurgimiento de las tradicionales máquinas de arcade que vieron peligrar su existencia a la entrada de siglo. Fueron superadas en todo por otros «hardwares» con más posibilidades, pero nada pudo vencer a su esencia. Por ello, como toda moda, vuelve, y ahora son muchas las empresas que las fabrican de forma artesanal e industrial o las distribuyen. Servitronic, Mundo Arcade Sevilla, Bricoarcade y Arcade Express son solo algunas de ellas. Además, ofrecen accesorios para conectar al ordenador y la televisión para no tener que hacerse con una máquina al completo, que puede tener una sola opción de juego o un catálogo con, en ocasiones, miles de alternativas.

Hay quien las personaliza a su antojo y reclama en su artilugio una nevera en el interior, que sea de un color determinado para presumir ante los invitados en casa o que disponga de unos altavoces a los laterales que la conviertan en la pieza imprescindible de la fiesta. No son baratas, pero el gozo que produce retomar viejas partidas a veces es mayor que el bolsillo de cualquiera.

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