Cultura
En memoria de Vicente Lleó: el triunfo de la memoria
Amante de la buena literatura, era también un inteligente conversador
Vicente Lleó, en su tesis doctoral titulada ‘Nueva Roma. Mitología y Humanismo en el Renacimiento sevillano’, publicada en 1979, recordaba que «la inscripción compuesta por el gran humanista alemán Willibald Pirckheimer para la tumba de su amigo Alberto Durero, ‘Todo lo que era mortal en Alberto Durero yace bajo esta losa’, expresa con precisión el ideal humanista de inmortalidad a través de la Fama». La fama del buen caballero, la fama y la gloria como ideal humanista, la fama, la gloria y el reconocimiento de un gran investigador y profesor. La terminología universitaria que imponen los tiempos actuales nos habla de áreas de conocimiento, grados, coordinación vertical y horizontal de cursos y materias... Esa terminología que nos han creado, por no decir impuesto, muy poco tiene que ver con la fama y la gloria del renacimiento.
Cuando se habla, quizás porque no se sabe que más decir, de las trayectorias docente e investigadora, se olvida que más allá de la ANECA hay mundo y mucha sabiduría, y que más allá de los ítems de las encuestas de calidad hay vida y hay conocimiento. Vicente Lleó, cuyo currilum académico superaba sobradamente cualquiera de los parámetros establecidos, no era un universitario al estilo boloñés, al menos en lo que muchas veces, contra nuestra propia voluntad, nos quiere convertir el sistema, en docentes de criterio estandarizado; horrendo anglicismo éste que usamos por no decir cualquiera de sus sinónimos: homogeneizado, normalizado, tipificado. No, el profesor Lleó no era así. Él era un hombre culto, de conocimiento universal. Hombre de letras y de libros, a los que se ama y se guarda con esmero en una biblioteca. Además, era lector empedernido, que no es lo mismo que tener libros. Amante de la buena literatura, era también un inteligente conversador que, de nacer en el siglo XVI, hubiera sido sin duda miembro de aquella academia nacida bajo la protección del Duque de Alcalá, activa en la Sevilla de los siglos XVI y XVII, y que según Antonio Acisclo Palomino fue «cárcel dorada del arte, academia y escuela de los mayores ingenios». Nuestro compañero Vicente fue dominador de idiomas y de lenguas clásicas, esas que tanto en falta echamos hoy día en los campus llamados de humanidades; es decir los de letras de toda la vida. Su conocimiento de la lengua de Shakespeare le llevó a traducir libros que son ya clásicos de la historiografía del arte español como ‘Imágenes e ideas en la pintura española del siglo XVII’, del profesor norteamericano Jonathan Brown, publicado en español en 1980.
Calificado como gran conocedor de la cultura y el arte del humanismo renacentista, el profesor Lleó ha manifestado en sus obras escritas su profundo conocimiento del arte en general y en particular de lo concerniente a la ciudad de Sevilla, tratando en ellas diversos aspectos para su comprensión y abordando el estudio de piezas, conjuntos y épocas singulares, con un planteamiento universal en la experiencia del conocimiento. Ya con la publicación de su memoria de licenciatura, en el año 1975, ‘Arte y espectáculo: la fiesta del Corpus Christi en la Sevilla de los siglos XVI y XVII’, mostró a muchos sevillanos que la gran manifestación religiosa en la ciudad en esos siglos no eran las cofradías de Semana Santa.
En el campo de la docencia la huella dejada por el profesor Lleó ha sido clara y precisa en la universidad española, identificable siempre con la excelencia. Sus clases invitaban a pensar, a trascender del limitado mundo de lo reglamentario y del restringido horario de la clase. Qué difícil es sacar mentalmente al alumno de las cuatro paredes de un aula y transportarlo al universo del conocimiento y que fácil es cuando se sabe hacer. En muchas universidades extranjeras uno de los más destacados referentes bibliográficos al tratar el arte español es la obra de Vicente Lleó. De su presencia y labor como profesor han sido testigos diversos institutos y centros de investigación de Estados Unidos. La Universidad de Sevilla y sus alumnos han tenido la suerte de tenerlo en sus aulas como profesor en la Escuela Superior de Arquitectura y, especialmente, la Facultad de Geografía e Historia, antes de Filosofía y Letras, en la que se formó. Catedrático de Historia del Arte en el antiguo Laboratorio, hoy Departamento de la Universidad sevillana en el momento de su jubilación, realizó en él una labor seria, callada tal vez, pero que prestigiaba a la institución y a todos los que en ella ejercen. Como alumno, compañero, Decano y, actualmente, Director del Departamento, he tenido la inmensa suerte de conocerle. Creo que el profesor Vicente Lleó era un humanista y su fama está en sus obras y en sus hechos. Así le recordaremos siempre. Ese será el triunfo de la memoria.
JOSÉ FERNÁNDEZ LÓPEZ ES CATEDRÁTICO DE HISTORIA DEL ARTE Y DIRECTOR DEL DEPTARTAMENTO EN LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA
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