«Interpretar a Bach es como hacer escalada sin cuerda»

Tamako Akiyama, Pablo Martín Caminero y Antonio Ruz estrenan hoy en el Teatro Central, «Double Bach»

Marta Carrasco

«Doble Bach» no es un espectáculo de música y danza, sino un encuentro entre creadores. La obra, que se pone en escena hoy y mañana en el Teatro Central, reúne al músico, Pablo Martín Caminero, la bailarina Tamako Akiyama bajo la dirección y coreografía de Antonio Ruz. La fusión entre la danza contemporánea, la música de Bach y una interpretación ajena a la tradicional, es el resultado.

El azar puso en contacto al músico y al coreógrafo. Antonio Ruz trabajó en la obra «A L’Espagnole» con Fahmi Alqhai , músico con quien también ha trabajado Pablo Martín Caminero. «Cuando Fahmi y una fotógrafa amiga me recomendaron a Antonio Ruz, no lo dudé», dice el músico.

«La génesis de este montaje es muy curiosa. Pablo y yo no nos conocíamos y un día me llamó y me explicó qué es lo que quería hacer. Cuando me lo dijo y explicó cómo iba a interpretar Bach, dije sí inmediatamente, y en seguida pensé en Tamako Akiyama como intérprete . El proyecto era un lienzo en blanco y Pablo me entregó la dirección poética y estética del proyecto, yo asumí la dirección coreográfica y escénica para armonizar este encuentro».

Pablo Martín Caminero confiesa que, «hay algo de cellistas frustrados en cada contrabajista porque envidamos ese repertorio tan increíble que tienen. Estas «suites» de Bach son como un fetiche para los cellistas , así que yo me he visto obligado a tocarlo en «pizzicato», como hacemos en las bandas de jazz, buscando técnica para cambiar las frases, pero interpretando cada nota de Bach».

Martín Caminero , con formación clásica, es un «todo terrreno» pues ha interpretado música barroca, flamenco o jazz, «pero interpretar a Bach es como hacer una escalada sin cuerda», dice este montañero aficionado, «no es sólo cuestión de técnica sino también de mentalidad. Hay que estar permanentemente alerta y es algo mucho más que físico».

Su encuentro con la bailarina Tamako Akiyama fue algo casi natural. «Bailar sola siempre es un riesgo, y con un contrabajo, era algo nuevo para mí», dice la bailarina que asegura que, «cuando cojo el contrabajo de Pablo es como si le dejara desnudo en el escenario, porque es como si formara parte de su cuerpo». Tamako Akiyama se formó con Marcia Haydée, y formó parte de la Compañía Nacional de Danza desde 1999, bajo la dirección de Nacho Duato.

La obra, estrenada el pasado festival de Teatro de Almagro en 2016 , ha ido evolucionando. «Al principio yo estaba conectado con cables, ahora llevo un inhalámbrico y tengo más libertad y ocupo más espacio».

«Double Bach» ha generado muchos sentimientos en sus intérpretes y director, «en el ego artístico -asegura el músico- es difícil ser generoso y aquí cada uno aporta lo que puede con muchísimo respeto».

Según Antonio Ruz, «la obra parece sencilla por su simplicidad, pero no lo es. La música de Bach exige que todo esté perfectamente milimetrado, no hay nada al azar, no se puede. Exige un enorme nivel de concentración. Yo quería trabajar el vacío, encontrar la forma de mover el cuerpo en el espacio y encontrar ese lenguaje entre lo barroco y lo contemporáneo».

Pablo Martín Caminero interpreta la obra con un contrabajo del siglo XIX, «es italiano», asegura. «Bach te produce tanto respeto que a veces da miedo, y hasta que no llegas a la cima no puedes perder la concentración». Un andaluz, una japonesa y un vasco, interpretando a Bach.

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