Sector cultural

Los impagos y la burocracia del Ayuntamiento y la Junta de Andalucía asfixian al sector cultural de Sevilla

Los retrasos que han llevado a la suspensión del Mes de Danza en 2020 los sufren otros festivales sevillanos

Inauguración de la penúltima edición del feSt en la Fábrica de Artillería Vanessa Gómez

Jesús Morillo

La cancelación de la edición de 2020 del Mes de Danza , como consecuencia del impago de las ayudas públicas del Ayuntamiento de Sevilla y la Junta de Andalucía , lejos de ser un hecho aislado es una realidad que afecta a todo el sector cultural sevillano , responsable de festivales de larga trayectoria y con respaldo del público.

La sensación compartida del sector es que lo que le ha pasado al Mes de Danza, tras veintiséis ediciones, les podría pasar a ellos. De hecho, certámenes como Nocturama , el Festival de las Artes Escénicas de Sevilla ( feSt ), el Monkey Week y Circada sufren también los retrasos en el cobro de ayudas públicas como consecuencia de la burocracia de las administraciones .

Ya el año pasado, Nocturama y el feSt tuvieron que retrasar sus ediciones al no poder contar con la subvención nominativa , como consecuencia de la prórroga de los presupuestos muncipales , una situación que ya complicó sus balances. Para acceder a ella, los primeros cambiaron de formato y se trasladaron de junio a finales de agosto, mientras que los segundos cambiaron las fechas de primavera a noviembre y diciembre.

A La Suite , una pyme que organiza Nocturama con un presupuesto de 120.000 euros y al que asistieron 3.000 personas , el Ayuntamiento le debe 50.000 euros; mientras que a la asociación de salas — L a Imperdible, Sala Cero, TNT, Viento Sur y La Fundición — que organiza el feSt, con un presupuesto de más de 170.000 euros y con una media de asistencia de 7.000 personas , la Junta y el Ayuntamiento no les ha ingresado ni la subvención por el festival ni tampoco las ayudas a las salas.

En ambos casos, los organizadores han tenido, ante la falta de liquidez, que tirar de préstamos personales para poder llevar a cabo la actividad. «Tengo asumido que me embargarán un día la casa por dedicarme a esto», señala un director de un festival. Hay que tener en cuenta que la participación del Ayuntamiento en los diferentes festivales sevillanos supone entre el 30 y el 50% de su presupuesto total .

La Suite no ha planteado fechas para una nueva edición a la espera de que Cultura se ponga en contacto con ellos y les aclare sus intenciones para 2020 . Por su parte, los responsables de las salas de teatro privadas están en conversaciones para acordar un cambio de fechas y de formato .

Lentitud de la burocracia

Estos retrasos están motivados por la lentitud de la burocracia de las administraciones local y autonómica, algo que no sucede con las ayudas que concede el Ministerio de Cultura , que como señala un gestor teatral, funcionan «como un reloj suizo», y que ya han percibido las empresas sevillanas a las que se concedió en 2019.

Uno de los conciertos de la última edición del Monkey Week Juan Flores

En el caso de las de la Consejería de Cultura , aún se están tramitando parte de las de 2018, lo que impide que se abone 2019, algo que por ley no puede hacerse mientras haya un expediente de justificación abierto correspondiente al ejercicio anterior.

En el Ayuntamiento, las quejas de estas pymes se dirigen a la intervención del Instituto de las Artes y la Cultura en Sevilla (ICAS) , al que acusan de no tener criterios de fiscalización claros de las justificaciones de las ayudas.

El mismo procedimiento puede admitírselo el interventor a un festival y rechazarlo en otro, lo que hace que las tramitaciones de los expedientes se alarguen durante meses e, incluso, que puedan aminorar el montante final de la ayuda ya concedida.

Estas dilaciones y aminoraciones pueden ser fatales para estas empresas culturales, que difícilmente alcanzan la media docena de trabajadores fijos y para las que un desfase de 10.000 euros puede complicar su liquidez y supervivencia.

Circada y Monkey Week

A la larga, esta situación puede suponer el final de una actividad empresarial que permite a Sevilla tener un festival concertado con una administración, a la que le resultaría mucho más caro de presupuestar si lo organizara en solitario.

Otro festival que está a la espera de la respuesta de las adminstraciones es Circada, de cuya última edición, con un presupuesto de 180.00 euros disfrutaron más de 25.000 espectadores . La Consejería está tramitando aún el 25% de las ayudas que concedió al festival de circo en 2018, lo que impide que pueda recibir las de 2019. La organización tiene pendiente reunirse con el Ayuntamiento para retomar la vía de financiación mediante subvención nominativa para la edición de 2020, que ya tiene fechas cerradas.

En esta misma situación de espera se encuentra el Monkey Week , un festival con 300.000 euros de presupuesto, a cuyas actuaciones en salas y la Alameda asistieron unas 20.000 personas , con un impacto en la ciudad de dos millones de euros.

La Junta le adeuda parte de 2018 y todo 2019, mientras que el Ayuntamiento le debe los 40.000 euros de facturas de 2019. Además, la organización ha llevado a los tribunales a la intervención municipal por haber usado «criterios arbitrarios» a la hora de reducirles en unos 14.000 euros una subvención previamente concedida en 2018.

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