Hoyos y Távora, miembros de honor de la Academia de las Artes Escénicas

El acto, presidido por el alcalde de Sevilla ciudad, Juan Espadas, se ha celebrado en el Salón Colón del Ayuntamiento

En el centro, Távora y Hoyos J. M. SERRANO

MARTA CARRASCO

Dos sevillanos han pasado a engrosar la lista de Miembros de Honor de la Academia de las Artes Escénicas de España. La niña que nació en el corral del Trompero y que se escapaba para bailar, Cristina Hoyos , y aquel chavalín del Cerro del Águila, soldador en Hytasa y luego matador de toros, convertido por los años en el dramaturgo Salvador Távora .

La Academia de las Artes Escénicas de España ha querido honrar el trabajo de estos dos sevillanos, o como dijo en su intervención el presidente de la Academia, José Luis Alonso de Santos , «esto es un acto de agradecimiento para no caer en ese pecado que relataba Cervantes en nuestro Don Quijote: el desagradecimiento».

El acto tuvo la gran solemnidad del salón Colón del Ayuntamiento de Sevilla, presidido por el alcalde de la ciudad, Juan Espadas , y la consejera de Cultura, Rosa Aguilar , así como el presidente de la Academia, José Luis Alonso de Santos ; el secretario general de la misma, Antonio Onetti , y numerosos académicos de varias provincias andaluzas, y entre ellos, Pedro Álvarez Ossorio , José María Roca y Vicente Palacios , entre otros.

Asistieron amigos y compañeros de los galardonados . La bailaora Pepa Montes y el guitarrista Ricardo Miño; el pintor Juan Valdés; actores como Juan José Macías, Antonio Dechent, Manolo Monteagudo, Paz Alarcón y Ken Appledorn; Juan Antonio Jiménez, bailaor y esposo de Cristina Hoyos, así como las hijas de Salvador Távora, Pilar y Concha, y su nieta, María.

José Carlos Plaza fue el académico que glosó la figura de Cristina Hoyos, a quien confesó haber descubierto en 1974 en «Bodas de sangre» con Antonio Gades. «La admiré en ese momento, y como «la vida rima», años después nos encontramos y ya no nos volvimos a separar. De ella hay que decir que es una gran trabajadora y destacar su honestidad y su rigor», dijo el director teatral, quien ha colaborado en diversos espectáculos con la bailaora galardonada. Habló del duende de la bailaora: «Siempre recordaré aquellas sevillanas lorquianas que bailó con Juan Antonio, o el romance de la pena negra de Soledad Montoya».

Hoyos y Távora se saludan durante el acto J. M. SERRANO

Cristina Hoyos agradeció el galardón y contó en forma de cuento su vida, su encuentro con Gades; recordó a sus maestros, Adelita Domingo y Enrique el Cojo, y repasó su recorrido artístico y personal, como haber sido la primera bailaora que pisó la Ópera de París, su mítica actuación en la Olimpiada del 92... «He sido una novia vestida de blanco y una cigarrera de Sevilla». «El flamenco -concluyó- me lo ha dado todo».

Távora y el teatro español

El arquitecto y escenógrafo Juan Ruesga , vicepresidente de la Academia, destacó la figura de Salvador Távora . «Formas partes de la historia del mejor teatro español. Távora ha creado un lenguaje propio surgido de sus propias vivencias e identidades», afirmó.

Juan Ruesga leyó un texto del desaparecido Pepe Monleón y un fragmento de la crítica de Julio Martínez Velasco, publicada en ABC de Sevilla, cuando en 1972 se estrenó la mítica obra «Quejío», «que de las más de 700 representaciones, sólo hizo 26 en Andalucía».

Emotiva fue la contestación del dramaturgo del Cerro del Águila, quien dijo que «venir aquí es un desafío. Estoy desafiando a la enfermedad», aseguró. Távora hizo un repaso a su andadura profesional . «Yo -dijo- soy hijo de esa Andalucía lorquiana, del candil de la pena. Soy un niño de la postguerra, de un barrio proletario y sevillano como el Cerro del Águila, que saltó a los escenario de medio mundo sin estudios superiores». Habló sobre su paso por los grandes teatros del mundo o por las fabelas de Bogotá, y abogó por descentralizar la cultura, en relación a su teatro en la antigua factoría de Hytasa. «Yo he cumplido un sueño. Antes siempre estaba fuera y ahora sólo me quiero quedar en el Cerro».

La consejera de Cultura, Rosa Aguilar , agradeció a los galardonados sus trabajos al decir que «habéis escrito con mayúscula la cultura de Andalucía y sois un aliento para muchos artistas». A Cristina Hoyos le agradeció su paso como directora del Ballet Flamenco de Andalucía, «que sigue siendo su casa. Has sido una embajadora del flamenco», y a Salvador Távora le agradeció «la renovación de la dramaturgia y haber reivindicado el trabajo de los obreros a través del teatro. Creo que vas a volver a poner en escena “Quejío” y vamos a estar contigo porque la obra lo merece, sobre todo en estos tiempos donde hay que reivindicar la solidaridad». Y finalizó dirigiéndose a ambos: «Gracias por tanta verdad».

Juan Espadas , alcalde de Sevilla, dijo clausurando el acto que sentía el orgullo de sevillano por el reconocimiento a dos conciudadanos. «Sois unos magníficos embajadores de Sevilla, de su historia y sus valores. Pero que nadie dude que este reconocimiento os lo habéis ganado con vuestro esfuerzo. Este reconocimiento lo siente vuestra ciudad como propio», manifestó.

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