Crónica periodística

Guillermo Busutil: «El futuro del periodismo no debería depender de los 'Likes'»

El periodista y escritor ha publicado «La cultura, querido Robinson», en el que recopila sus artículos aparecidos en prensa

Guillermo Busutil ABC

Jesús Morillo

Periodismo y literatura son inseparables en la narrativa de Guillermo Busutil , un autor nacido en Granada pero que ha desarrollado su carrera fundamentalmente en Málaga, donde su presencia ha sido habitual en los diarios, últimamente en La Opinión.

Director hasta pocos meses, tras la salida de la Fundación José Manuel Lara , de la revista literaria «Mercurio» , Guillermo Busutil ha cultivado, sobre todo, el relato corto , en el que se ha revelado como un inteligente creador de atmósferas, en cuentos a veces desasosegantes, a veces evocadores.

Su último libro, «La cultura, querido Robinson» (Fórcola), recupera su faceta como periodista cultural en una recopilación de crónicas, columnas y entrevistas recientes. Estos textos ofrecen una reflexión sobre la cultura y el periodismo, entendido este último como una combinación de estilo literario y sentido crítico.

La primera es sobre el título: ¿La cultura es más que nunca la tabla de salvación para un hombre contemporáneo convertido en náufrago?

La cultura se ha convertido en el territorio de refugio donde las personas con sensibilidad se aíslan de la política que enarbola un lamentable discurso de posverdades, empecinado en levantar muros y exclusiones en lugar de puentes entre las ideas, los yoes y los mestizajes que representan al individuo del siglo XXI. La cultura es el lenguaje subversivo del conocimiento y la capacidad de pensar contra la mentira, la falsificación de la memoria, la propaganda y la manipulación de los significados de las palabras.

«La cultura se ha convertido en una isla, rodeada por la política, el IVA y el descenso de la lectura de calidad», señala en uno de sus artículos, ¿estos son algunos de los mayores enemigos de la cultura en España?

A los políticos en general nunca les ha interesado que la cultura sea, como decía García Márquez, el aprovechamiento social del conocimiento, ni una brújula en la niebla de la ignorancia y frente al griterio de las masas. Ya lo denunció Galdós al que tantos reivindican hoy sin haberlo leído. Ellos, lo mismo que muchos medios de comunicación, son los responsables de que la cultura sea un adjetivo prescindible en lugar de un sustantivo esencial y una conciencia humanista.

Antonio Muñoz Molina señala en el prólogo que «algunos de los mejores libros que existen se han ido haciendo casi por su cuenta». Se hace por su cuenta, cierto, ¿pero tiene un orden que responde a sus inquietudes de siempre?

Es un libro con espíritu de manifiesto. Poner en valor la cultura como una piedra rosseta con la que interpretar la naturaleza humana, y los mundos que su creatividad es capaz de proponer y de hacer realidad. Y sin duda es un cuaderno de bitácora de un periodista con treinta y nueve años dedicado a la cultura como oficio.

No ha renunciado a mostrar su faceta de entrevistador, ¿por qué tenían cabida en este libro las entrevistas, siempre al final de cada capítulo?

La entrevista es un género literario que conjuga el saber, la humildad, la creación de una atmósfera, la indagación del detective, igual que la figura creada por Lorenzo Saval para la estupenda portada del libro, y la capacidad de escuchar entre líneas. Y en el libro funcionan bien como puentes de cierre y de apertura en mi idea de la cultura como transversalidad de la educación.

Afirma que «la lectura es uno de los ejes fundamentales que expresan el progreso económico, moral y crítico de una sociedad. En España se lee poco». ¿Las administraciones son ya conscientes de que deben invertir en el fomento de la lectura?

La lectura es un despertador de la conciencia, del corazón y del lenguaje con los que definimos nuestra manera de mirar, de sentir, de preguntar, de pensar los mundos del mundo y todas las posibilidades de ser aquellos que podemos llegar a ser. Nos construimos desde la lectura. Leer derriba molinos, deshace entuertos y franquea territorios desconocidos en los que aventurar nuestra libertad. Demasiadas rebeldías para que el sistema fomente realmente su enseñanza. Al poder le interesa más fabricar gente sumisa.

La revolución de las tecnologías de la información ha afectado al periodismo en general. ¿Qué futuro le augura al periodismo cultural?

El periodismo en general ha perdido el espíritu de inconformismo frente a lo impuesto. Se ha terminado aceptando que Sánchez, al igual que Rajoy, imponga ruedas de prensa sin derecho a preguntar que es precisamente la esencia del periodismo, y como gremio todos lo acepten sin esgrima a la contra. En lo cultural no se exige ni se valora que se tenga una solvente preparación, una mirada crítica, que se sepa contar y que el lenguaje tenga la autoría de un estilo. El periodismo cultural debería tener el mismo prestigio y espacio que tienen la economía, el medio ambiente, los temas sociales o los deportes, en lugar de ser un pequeño cajón de sastre. El fututo del periodismo no debería depender de los clics de «Like» sino reflejar el talento del lenguaje y la capacidad de contar historias humanas en las que la emoción suceda, y las ideas nos interroguen.

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