Flamenco SinCejilla

Grábese mal para hacerse viral

Reflexionamos sobre la industria del disco en el flamenco, reseñamos el nuevo trabajo del cantaor Antonio Campos y comentamos el ciclo «Flamenco viene del Sur»

Imagen que refleja el movimiento en un espectáculo de la Bienal Juan Flores

Luis Ybarra Ramírez

La calidad de la imagen en vídeo ya no importa nada. El sonido, tampoco. Grábese mal. Con la pantalla del móvil en vertical, si puede . Coloque el dedo en el micrófono para que no se recoja bien la atmósfera. Haga paneos inverosímiles, maree al posible espectador, arranque con la melodía de la guitarra ya empezada, corte las cabezas de los protagonistas del plano y deje sin terminar el cierre de ese cante. Haga todo ese maldito desastre y, tal vez, su grabación se vuelva viral .

Las casas discográficas siguen publicando álbumes. No como antaño, pero la industria aún no ha desaparecido. La mayoría de los artistas que no firman con tres de los mastodontes, Sony, Universal y Warner Bross, se costean sus propios trabajos e invierten grandes cantidades de dinero. La realidad devastadora y cruel es que después del esfuerzo no suele llegar una recompensa. Existen excepciones, por supuesto, pero el ambiente resulta desolador, porque ese vídeo de dudosas cualidades generará muchas más reproducciones que el disco al que se le dedicó una mezcla valiosa de tiempo, ilusión y bolsillo.

Las redes sociales y las plataformas digitales de música, en este sentido, han cambiado las reglas del juego. En primer lugar, golpeando en la nuca al formato del álbum, pues los usuarios tienden a escuchar cortes sueltos y no un pequeño universo de diez o doce cantes que guarden una uniformidad musical. Una obra en sí. Por otro lado, los vídeos, tanto en Youtube, como Instagram y Facebook, tienen muchas más posibilidades de viralizarse que los audios. A lo que le suma que el cumplimiento de las reglas básicas y elementales de grabación no guarda correlación con las probabilidades de que este se popularice .

Es decir, que uno derrama un fandango entre bromas mientras conduce hacia el estudio en el que registrará su disco y la ocurrencia que ha tenido durante el viaje en coche llegará seguramente a mucha más gente que aquello que cantó después, con un equipo decente, en una sala insonorizada, con letras pensadas para la ocasión y la máxima entrega en la interpretación.

Los primeros testimonios sonoros de Antonio Chacón suenan casi del estilo a algunas de las cosas que consumimos a través de las redes, aunque el público general soslaya lo primero y deglute lo segundo. Los estándares de calidad se han deslizado sin despedirse por el sumidero con un único requisito latente: la brevedad . Por Dios, que no dure. El contenido más pobre, incluso ridículo, de un artista optará a alcanzar a una comunidad mayor. Esa misma audiencia que lo contemplará con fruición durante unos segundos para ensanchar su conocimiento líquido y después olvidarlo enseguida. Por eso, lo que no se ha roto se ha difuminado y ahora todo tiene por aquí careta de hecatombe.

«Tardo antiguo», de Antonio Campos: el pasado que no se ha ido

Arrancar las postillas de la industria musical y, en concreto, las del flamenco, no es la mejor forma de comenzar la crítica de un disco. Sin embargo, el trabajo de Antonio Campos es una de esas piezas interesantes que permite al aficionado viajar a lo remoto. A un pasado conocido e inhóspito sobre el que ha construido una obra acompañada por las guitarras sobresalientes de Dani de Morón y Rafael Riqueni , quien anuncia al grito de «Un, dos, tres» el goteo de la seguirilla. De partida, un lujo.

El granadino no es un virtuoso, sino una garganta común que se ha asomado a lugares inusitados . La alboreá y la caña, donde se echa al bolsillo de la chaqueta los ecos del Gallina y José de la Tomasa, el garrotín, el romance oscuro y dramático del Negro del Puerto, la rumba de Vallejo «Catalina mía», que se introduce con una serie de arreglos jazzistas, la petenera de Pastora y los tangos que le dedica a su paisano ilustre Federico García Lorca son ejemplos de ello. No hay alardes de genialidad, pero todo se ofrece con una honestidad arrebatadora . Eso es lo es y no hay más de lo que hay.

El recitado del Brujo , quien también ha escrito el texto a modo de prólogo, ayuda a entender no solo «Tardo antiguo», sino lo que significa el cante y la ceremonia encantada del lamento. La mera contemplación del que derrama su dolor al completo. No busquen una personalidad arrolladora ni unas facultades insólitas, pues lo mejor estará en el contenido seleccionado.

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