Flamenco SinCejilla
Los flamencos imprescindibles de las redes sociales
Un repaso por las cuentas que generan mayor contenido y reseña del nuevo álbum de Guadiana
Dicen que el que peor lo está pasando durante el confinamiento es el vecino de abajo de Tomasito . Eche un vistazo, si no lo cree, a sus redes sociales. Hace compás con la cafetera y los pies, con la vajilla y las manos, con lo que sea y casi siempre haciendo que el suelo tome protagonismo. Sus seguidores, ávidos de una vuelta superdotada de gracia o un estribillo con el que combatir las primeras horas del día, acuden puntuales a su cocina para ver si el jerezano aporta contenido nuevo frente al microondas.
Nos estamos colando continuamente en las casas de los demás, porque nos aburre nuestra rutina y al parecer nos atraen los fragmentos selectos que ofrecen otros de la suya. Lo que no se emita en directo nos interesa mucho menos, pues intuimos que no es espontáneo. Somos algo más curiosos de lo habitual y, encima, es gratis ejercer como tales , por lo que podemos recibir bastante sin tener que dar nada a cambio. Un trueque genial.
Han pasado unas semanas desde que la actividad en el mundo virtual se multiplicara y ya hay algunas cuentas que se han proclamado imprescindibles. Resulta paradójico que hayamos tenido que encerrarnos para conocer más a fondo a aquellas personas a las que admiramos o que, simplemente, nos entretienen. Pero así ha sido. Quien antes sentía pereza al acudir a un espectáculo se frota ahora las manos desde el sofá, al que se le ha puesto cara de patio de butacas.
Los conciertos están bien, sí, pero lo que tiene más éxito es la charla informal. Por eso, la fórmula perfecta está en intercalar las dos. Marina Heredia a través de su Instagram, Argentina , Pedro El Granaíno , Israel Fernández , Jesús Méndez , Antonio Reyes y Ezequiel Benítez , en Facebook, son algunos de los cantaores que se dan cita con su público para compartir música. En ciertos casos admiten preguntas y mantienen largas conversaciones. Lo que sería imposible en un formato tradicional se ha hecho popular en Internet. Además, los que reúnen habitualmente a un respetable no demasiado numeroso han visto cómo su audiencia ha aumentado. El flamenco nunca llenó estadios, pero sí que triunfa en la red.
Pedro Sierra , Dani de Morón y Manuel Valencia muestran amablemente sus falsetas para que otros las tomen prestadas. Dorantes se ha asomado al piano para que todos lo observemos anonadados, Villaescusa canta y cuenta chistes y Farruquito se acompaña de sus hijos en Instagram como hace su hermano Farru con la guitarra. Navegar un rato es descubrir y matar las horas con el talento ajeno. Los artistas son inquietos y, en estas circunstancias, no sabrían hacer otra cosa que regalar sus dotes. Aún así, aunque forme parte de su naturaleza, las gracias se las deberíamos dar en las futuras taquillas.
«Por dos vereas iguales», de Guadiana: Bendito río
Podría haber grabado una tanda de canciones con destino a las radiofórmulas, pero la sangre le ha mordido debajo del cuello y ha empezado a echar apellidos por la boca. Quien defiende la casa de Porrina de Badajoz y el eco gitano de la Extremadura que mejor canta tenía la responsabilidad de registrar un álbum de la calidad que tiene este. Variado, oscuro y honesto. Con la voz más quebradiza que de costumbre y una baraja de palos que van mucho más allá de la bulería y de la rumba. Excelente entrega a la que más adelante le pondremos un «pero».
Junto a la guitarra de Carlos de Jacoba, se atempera en los tangos de su tierra, saca las banderas de La Marelu, Flora y el propio Porrina en los jaleos y acelera la caña , un estilo en desuso al que le añade frescura a base de requiebros imposibles. De flexibilidad y rapidez. La soleá, muy personal, que da nombre al álbum aparece en segundo lugar, después de confundir la letra de la primera y despojarla de sentido. La original, y la correcta, dice así: «Pérdidas que aguardan ganancias/son caudales redoblados/estoy tan hecho a perder/que cuando gano me enfado». No es que yo sea un maniático, sino que la poética del cante se ha de respetar o, al menos, transformar con mimo, y aquí no se ha hecho.
Creo que en la levantica no consigue la grandiosidad melódica quee esta merece. Algo muy diferente a lo que le sucede a su excelsa bulería, los tientos y la seguirilla con la que cierra. Lo enorme de todo esto es escuchar el «Mírame a los ojos» de Pastora y de Morente antes de llegar al suyo. Bendito río el de Guadiana y la riqueza que le dio de beber.
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