Ferrer-Dalmau: «No descarto venirme a vivir a Sevilla»
«El pintor de batallas» presentó este jueves su libro de temática militar en el Círculo de Labradores
«Me siento muy cómodo en esta ciudad, no descarto venirme a vivir aquí, aunque sea para pasar mis últimos días», manifestó este jueves Augusto Ferrer-Dalmau, «el pintor de batallas» —como le apodó su amigo el escritor Arturo Pérez-Reverte—, en la presentación de su libro. El acto tuvo lugar en el Real Círculo de Labradores en un salón con apenas sillas vacías y colas antes de empezar y al acabar para que el pintor catalán firmara y dedicara su obra. «Como paso muchas horas en silencio en mi estudio, me gusta poder hablar en público aunque lo mío sean los pinceles», explicó Ferrer-Dalmau.
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Asimismo se mostró orgulloso de que «gracias a mis cuadros muchos jóvenes de hoy en día conocen lo que fueron las tres guerras carlistas, los Tercios de Flandes o incluso el milagro de Empel, por el que la Inmaculada Concepción pasó a ser patrona de la infantería española cuando estaban cercados y se helaron las aguas». «La divulgación histórica es una batalla lenta, pero no podemos bajar la guardia», argumentó el pintor, que dijo sentirse avergonzado por lo que está ocurriendo en Cataluña: «Creedme, la mayoría de los catalanes nos sentimos españoles y hemos participado en las grandes gestas de España, como la de los voluntarios que se fueron a luchar en Marruecos», puso como ejemplo.
«Nuestro Velázquez»
La presentación la inició el presidente del Real Círculo de Labradores José López de Sagredo Camacho, quien elogió al pintor y mostró su agradecimiento no solamente por elegir su sede para la ocasión, sino por la muestra que tuvo lugar en octubre del año pasado cuando se expuso «La Degollá» , la carga de la unidad de Caballería denominada los Dragones de Almansa. A continuación, este redactor que estuvo en la mesa, dejó constancia del «papel noble de un pintor que ha resucitado una temática que muchos daban por muerta, que cuenta con pasión y sin ambages la historia de España y que detrás de sus cuadros están cientos de horas de trabajo de análisis y documentación, desde cómo eran los botones de las guerreras o las formas de las espadas». Le siguió María Fidalgo, doctora en Historia del Arte y autora de la mayor parte de los textos de la obra. Fiel defensora de Ferrer-Dalmau —le llegó a nombrar el Velázquez de nuestro siglo—, encomió «la composición y fuerza de sus cuadros».