Farruquito cuenta su historia

El artista presentó anoche en el teatro de la Maestranza "Baile Moreno" en homenaje a su padre, el fallecido cantaor Juan el Moreno

Espectaculo de Farruquito, Baile Moreno, en el Teatro de la Maestranza VANESSA GÓMEZ

Marta Carrasco

Farruquito anoche nos contó su historia mientras su madre, la Farruca, lloraba enmorecía en el patio de butacas. En el año 2001 la vida de Farruquito y de su famlia se tiñó de tragedia cuando su padre, Juan Fernández Flores «El Moreno» , falleció durante una gira. Aquello marcó para siempre la vida de este niño que ahora, a modo de resurrección ha querido recordar a su padre de la mejor manera que sabe: en el escenario.

Con algún sobresalto comenzó el espectáculo a causa del desmayo de una mujer que tuvo que ser evacuada del patio de butacas. Los artistas aguantaron la bulla con la obra ya iniciada. Farruquito ha dado un paso más en sus creaciones. Para esta ocasión no sólo ha escrito un amplio guión , sino que también ha hecho las letras y las músicas que se han interpretado en «Baile Moreno».

Farruquito cuenta que su padre le cantaba cuando era niño para que se durmiera, pero que a él le gustaban tanto sus cantes, que no dormía y escuchaba. Así esta, obra dividida en varios cuadros , cuenta esa historia familiar. Farruquito se mete en la piel de Juan el Moreno y coge a su hijo para acunarlo. Luego, cuadro a cuadro, se cuenta el encuentro con Farruco, con Rosario Montoya, madre de Farruquito y esposa del Moreno, la boda, y el nuevo hijo, que en esta ocasión protagoniza precisamente el nieto del Moreno, hijo de Farruquito, quien ha herederado el apodo de su abuelo.

Barullo, El Polito, Gema Moneo...

Juan Fernández Montoya ha echado los restos en este homenaje, no sólo en creación, sino también en la compañía. Catorce personas en escena, con el baile de Barullo, El Polito, Gema Moneo y Marina Valiente. Pero el espectáculo es Farruquito a quien el público aplaude antes de verlo ni siquiera bailar. Es el flamenco de verdad, el que se mete en las venas del público y el que genera una conexión imposible de describir, el racial y el que se hereda.

Pero no todo es fuerza, rapidez o geniales zapateados. Decía Manuel Molina que, «si te puedes comprar un Porche te lo compras, pero no vayas siempre a 300 por hora, porque así no puedes ver las flores». Y Farruquito nos deja ver las flores. Por tangos, por seguiriyas, por soleá ..., no corre, se para y baila desde sus esencias, las de su abuelo Farruco, pero con la presencia y la técnica de un hombre de su generación, de su siglo.

Aplausos intensos

Juan Manuel Fernández Montoya trepidó por seguiriyas junto a Barullo, -cómo me gusta el hijo de la Faraona- y se movió gustoso por los tangos, con flamencura; por alegrías rompió la pana, porque no se puede mejor recordar los aires de Cádiz como hizo anoche, aunque no realizara la clásica alegría y le diera su propia versión.

Alboreá para celebrar la boda y después por soleá la voz de su padre, Juan el Moreno... ¡Ole mi Juan! , gritó la Farruca desde la fila catorce de patio de butacas, mientras lloraba. Baila Juan por soleá, un palo que le sale de las mismas entrañas con la voz de Pepe de Pura y de Antonio Villar..., que rasgan el aire. Hermosas estampas, como la de los tres, padre, hijo, abuelo, con sombrero de farruquera figura. Aplausos intensos para el hijo de Farruquito, Juan, que baila mientras su padre le canta en el fin de fiesta.

El hijo de Juan el Moreno, el que adora a Michael Jackson y que le bailó a Camarón en el patio de las buñolerías de la Feria, se ha vengado de la muerte y ha resucitado la memoria de Juan, su padre, aquel gitano sonriente que siempre le cantaba a su Farruca.

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