Crítica

Esperanzador Femàs. Esperanzador comienzo

Sorprende que la manera de empezar este festival sea con un programa de signo funerario

Primer concierto del Femàs celebrado en la salta Turina ABC

Carlos Tarín

Tras coincidir el comienzo del confinamiento total con el Femàs 2020 , hubo que suprimirlo; este año viene con fuerza por aquello de que «la música lo vence todo». Aunque sorprende que el la manera de empezar sea con un programa de obras de marcado signo funerario , y dos de estas piezas forman parte de un disco que acaban de sacar al mercado el grupo. No sabemos con qué intención se han elegido las piezas, pero es verdad que el barroco tenía asumida la muerte como un último espectáculo de la vida. En cualquier caso, las obras convocadas tienen el inequívoco color de la esperanza que recogen los triunfantes finales en que concurren las obras de este programa .

Para ello contamos con un lauradísimo y nutrido conjunto belga, que dirige Meunier . Como siempre, hasta que no oímos (en directo), no opinamos. Y nos pareció que tantas voces mantenían muchas diferencias entre ellas, desde las puramente tímbricas a distintas calidades. Encontramos a dos sopranos ( Tóth y Jäggi ) que, tanto en Bernhard como en Biber eran incapaces de llegar al agudo sin gritar , con un registro acerado, tenso, hiriente; y, sin embargo, en el disco que acaban de sacar hace un mes no da esa sensación. Steffani apenas tiene notas tan agudas (que tampoco eran tanto en Bernhard y Biber), y ahí sí dejaron ver un centro bonito y bien timbrado. Cassano es mezzo pero, por lo dicho, para su tesitura tampoco supone un problema cantar este programa . Su 'Eia Mater' fue lo mejor de entre las féminas. Dos contratenores, de los que Kullmann empezó sin fuelle y con bastante inseguridad.

E ntre los tenores nos quedamos con Pinhiero De Oliveira , por un registro relajado, con suficiente volumen, hermoso fraseo y precioso color . Sebastian Myrus es un bajo de voz potente por una marcada impostación, lo que a veces le hacía sobresalir en exceso; sin embargo, su dicción es clara y su registro homogéneo; por cierto, alcanzó unos graves tremendos en Steffani. Meunier tiene un timbre precioso, pero quiere matizar tanto que a veces se le oye y otras se le intuye ; por fin pudimos de disfrutar de su canto al completo en 'Vidit suum'.

Por último, digamos que la orquesta funcionó bastante bien, y pudimos ver y oír un diminuto violone de 5 cuerdas del tamaño de una viola da gamba , y tres trombones magníficos, especialmente el más grave, pero al que se colocó más cerca del público, y en Biber eclipsó con demasiada frecuencia a las voces traseras; ahora, fue un placer oírlo con instrumento tan complicado. Finalmente, terminaron con Steffani en vez de Biber; es verdad que este tenía los metales, siempre tan brillantes; pero la belleza del 'Stabat Mater' y, sobre todo, su sobrecogedor final justificaban la decisión.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación