Sevilla
Dónde disfrutar del mejor cante flamenco este verano 2021
Pansequito, Juanito Villar, Jesús Méndez, El Granaíno, La Tana e Israel Fernández protagonizan algunos de los mano a mano más esperados de la temporada

Que los hechos nos induzcan a una contradicción produce sensaciones encontradas. Los prejuicios son naturales. La capacidad, llegado el caso, para romperlos, necesaria. Tiempo atrás, en un pasado que aún no ha vuelto, los aficionados recorrían largas distancias por penosas carreteras para disfrutar de sus artistas predilectos. O eso cuentan hoy. A menudo, viajaban al corazón de una hermosa contradicción, o de un conflicto con sus propias convicciones, más bien: el de ir a un festival a escuchar a un cantaor, que este se pasease de puntillas por el arte y que otro, desconocido, tal vez, le golpease con alevosía el alma. Algo así tiene la música en vivo, «taquigrafía de la emoción» , que dijo Tolstoi. Un vergel sorpresivo donde todo puede suceder y nada es cierto. Al menos, a priori. Quién te cantará estos meses. Dónde está el posible hallazgo. Ese es el motor, lo incierto, el 'quizá', que más y mejor nos mueve .
Este verano, por fortuna de profesionales y público, las citas son variadas e intensas para prácticamente cualquier género musical. En Andalucía, en lo que al flamenco se refiere, cada pueblo tiene una quedada con el cante. Así se festeja la vida, o el curso anual, que termina en alto. Entre tanto cartel, este 2021 el aficionado ya no ha de elegir, como antaño, lo que puede entre lo que hay, sino lo que quiere, que es mucho. Por eso es hora de plantear algunas de las citas de máximo interés. Propuestas gancho. A las que un jovencillo va a escuchar a Israel Fernández porque lo ha visto por televisión y se encuentra de pronto con Juanito Villar .

Esta es, seguramente, una de las grandes noches que promete el almanaque. En el arte todo es eso. Una promesa de emoción, nada de certezas. Y Tío Pepe Festival , desde el Patio de la Tonelería de la Bodega González Byass, en Jerez, ha creado el ciclo Solera y Compás para proponernos unas cuentas. El próximo 29 de julio se encuentran sobre el escenario Juanito Villar, Israel Fernández y Jesús Méndez . Ahí, por tanto, se mezcla todo. El primero viene con la daga algo cansada, pero con muchos más sudores que los otros. Es anárquico, gaditano de enorme gusto. Una moneda al aire que si cae del lado bueno de la bulería, la alegría, los tangos y la soleá sería hermosamente perfecta. Acompasada, medida, rota y, sobre todo, de verdad. De su generación, aquella que comenzó sus andanzas por los 60, es de lo poco que permanece. Mucho más jóvenes son Israel Fernández, que se acerca con facilidad a cualquier escuela, y Jesús Méndez, trueno que aún no ha ganado la popularidad que merece. Maireno, paquero, personal. Los maestros se enfrentan así a quienes llevan unos años empujando por debajo. Y es que las artes vivas son, también, eso: cadenas con eslabones que a veces flaquean, pero nunca llegan a quebrarse.
Por ese mismo espacio pasará el 11 de agosto el Capullo de Jerez , quien lleva varias décadas con la juventud predispuesta a cautivarse en su delirio. Lo hará junto a dos chiclaneros que traen una forma rabiosamente humana de regarse por dentro. La de llorarlo todo, deglutir el dolor y al alzar, de cuando en cuando, la cabeza para combatir el cante por arriba. O combatirse a sí mismos, mejor dicho. A sus fantasmas. Antonio Reyes y Rancapino Chico , así se llaman.

Por último, otra revelación que tendría verosimilitud y mucho sentido es la de La Tana . Esta gitana del Polígono Sur, hija de Herminia Borja, rotaba afilada por el corazón de Paco de Lucía, a quien tanto acompañó y quien produjo su único álbum en solitario: 'Tú, ven a mí'. Vaya usted a escuchar a la jerezana María Terremoto o a la lebrijana Anabel Valencia este 12 de agosto a las bodegas. Vaya a por las tres, présteme al azar y, quién sabe, tal vez se quede con el discurso expresivo de la más inesperada, como ese actor que acude al casting junto al amigo y terminan por seleccionar a quien solo andaba por allí.
Pansequito en Pamplona
Los 'mano a mano' en el flamenco son sanos, pues generan un debate que oscila entre la imposición irracional, lo que nos gusta, y lo racional: esos argumentos que buscamos para convencer al otro de que nuestra música, sin ser pesados, es la mejor. Pedro El Granaíno no pudo medirse ante el respetable con El Pele en Mont de Marsan, como estaba programado. Sí lo hará, sin embargo, con el extremeño Miguel de Tena el 5 agosto en las Noches de San Benito de Valladolid. Lo oscuro frente a lo claro. El que se fija en Camarón y Tomás Pavón en una manifestación entre chocolatera y morentiana y el que se acerca, por su tesitura, mucho más laína, a las fuentes de Manuel Vallejo y El Carbonerillo. Todo es presente con un pie en otro espacio: la Ópera Flamenca, en este caso. Pero qué poco se parecen siendo parte de lo mismo.

Hasta el Norte de España se han ido dos del Sur y uno del centro para enmarcar otro de los careos más esperados de este verano. De nuevo, Antonio Reyes e Israel Fernández , pero con el que más tiene en la garganta y menos se prodiga por los escenarios: Pansequito . Será el Flamenco On Fire de Pamplona quien los acoja con las guitarras de Dani de Morón, Diego del Morao y Miguel Salado el día 28 de agosto. El del Puerto, que canta con unas facultades parecidas a las que tenía con 20 años, se ha convertido con el tiempo en toda una rareza. Su talento está descontextualizado, fuera de órbita. Es la voz que carga el grito de otra época en el presente. El referente en vida que no solo cuenta lo que hizo, sino que tiene la posibilidad de derrocharlo en un recital. Es decir, que como mejor se explica, todavía, es cantando. Sirvan los prejuicios para impulsarnos hacia un concierto. A ver a ese. A gozar de aquel. Y a sembrar, en definitiva, una sorpresa, que la vida siempre tiene algo preparado.