Literatura
«Documento 1», la hilarante guía para viajar sin salir de casa
Esta rareza humorística publicada por la editorial sevillana Barret es la primera novela de François Blais que se traduce al español
Adelanto ya que no voy caer en manidos tópicos literarios ni cinematográficos. Este viaje no habla de fotogramas alados ni de páginas que son billetes de evasión. Habla de conocer ciudades desde casa , de visitar sus cafeterías y sus tiendas. Sus gasolineras, sí. Sus callejones, monumentos, carreteras, papeleras y otras bellezas y fealdades que a menudo se le ocultan a quien se aventura a descubrirlas , como Tess y Jude, los protagonistas de la primera novela del candaniense François Blais que se traduce al castellano. «Documento 1», rareza superdotada de humor compuesta por personajes con una clara tendencia no ya a lo mundano, sino a lo lamentable, ha sido publicada por la editorial sevillana Barrett y nos revela una forma ingeniosa de turismo.
En su cubierta, obra de la diseñadora Conxita Herrero , se hacinan los anhelos infantiles. Y la sinopsis, en el primer ojeo, nos anuncia un discurso aparentemente antinarrativo. Dos jóvenes deciden emprender una travesía, pero no tienen dinero para ello. Solicitan entonces una subvención al Ministerio de Cultura para escribir un libro (estamos en Quebec, querido autor que no entendiste bien lo anterior) y disponer así de un fondo. «Documento 1» , titulado así ante la falta de una ocurrencia mejor, es ese libro que deciden hacer para recibir la ayuda sin que se les retire acto seguido. Literatura de viaje sobre un viaje que parece que no llega mientras se viaja a través de Google Maps, la verdadera afición de esta pareja que pasa más tiempo del debido frente a la pantalla. No buscan sufrir el síndrome de Stendhal, sino hallar un pueblo con un nombre cachondo: Bird in Hand, por ejemplo. No sé, en realidad, lo que buscan. Y ellos tampoco.
De esta anomalía vital en la que se mueven se desprende una comedia entre irreverente y sucia. Traza también un retrato algo esperpéntico del universo literario , o del mundillo, para comprender mejor el foco, y nos adentra en las mil posibilidades que se abren en Internet. Ellos miran, en una página estadounidense real, antes que nada, las localizaciones de los acusados por violación en cada ciudad. Pueden ubicarlos en el mapa y se entretienen con esta base de información: «¡En ese bloque hay dos!» Lo de los nombres de las poblaciones les supone otro gran atractivo: Chicken, en Alaska, Chocolate Bayou, Scissors (tijeras, en español), Ugly (feo), Saint Louis du Ha! Ha!, Frog Jump, Hot Coffe o Why, llamado así por su entramado en forma de «w», cumplen a la perfección con sus expectativas.
El viaje que aquí se plantea tiene dos ejes vertebradores: Google Maps y Wikipedia . En un espacio se desplazan a golpe de ratón y en el otro naufragan por un aluvión de información absurda. A veces, interesante, o curiosa. Casi siempre, irrelevante y accesible para cualquiera. «El vegetarianismo de Adolf Hitler », «La historia de Mary Toft, la mujer que decía haber parido conejos», «La religión en la Antártida» y «Cerdos famosos de la historia» son algunas de las entradas en las que se documentan. La odisea de redactar cumpliendo el principio de concordancia y la de comprar un coche, la de conseguir dinero o un perro, de publicar, de ahorrar, de vivir, se desmenuza a punzadas sencillas mientras Tess y Jude, que tienen la misma pasión por trascender que un campesino del medievo, levantan algo a fuerza de click. «Documento 1», en el fondo, llega estos días de cerrojos en las fronteras como un verdadero hallazgo. Como un espejo. Con él ha nacido la literatura de viajes que no se hacen. Una apasionante travesura de François Blais cimentada en la pamplina.
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