Qué plan
Diez parques de Sevilla para descubrir
De María Luisa a Miraflores y el Alamillo, paseamos por algunos de los parques en Sevilla con mayor encanto
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Gracias a la influencia de civilizaciones pasadas valoramos la importancia de los espacios verdes en nuestro ocio y disfrute. Sevilla ha ido añadiendo a la fisonomía de la ciudad nuevos parques y jardines que suponen, a día de hoy, parte imprescindible de nuestra vida diaria.
Jardines del Real Alcázar
Siglo XI – 70.000 m²
Situados en pleno centro de Sevilla, suponen casi el 40% del espacio público ajardinado del centro histórico , lo que le otorga un valor incalculable en cuestiones de biodiversidad y regulación del clima o la atmósfera. Una de las principales funciones de estos espacios en la ciudad es que ayudan a bajar la temperatura y a que el ambiente sea mucho más fresco y agradable.
Comenzaron a cultivarse hace más de mil año s y se encuentran dentro del recinto del Real Alcázar de Sevilla, la residencia real en uso más antigua de Europa por la que han pasado gran variedad de civilizaciones dejando cada una de ellas su huella en el recinto. Así pues, en este espacio verde de gran tamaño y bagaje histórico, conviven en sinto- nía jardines de influencia islámica, renacentista y romántica y más de 20.000 plantas pertenecientes, al menos, a 187 especies diferentes.
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Con el paso de los años, Noches en los jardines del Real Alcázar se ha consolidado como una de las actividades culturales más significativas de Sevilla, así como un referente para las noches de verano de la ciudad.
Jardines de las Delicias
1829 – 54.250 m²
Estos jardines eran conocidos como jardines de la bella flor debido a que en la zona existía un camino ajardinado que conducía a un molino llamado así. A comienzos del siglo XIX pasaron a denominarse jardines de las delicias de Arjona, en referencia a la persona que se encargó de su renovación hacia un estilo romántico.
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En 1864 se incorporaron algunas obras escultóricas de estilo rococó italiano, clasicista y de temática pagana sobre pedestales de estilo rococó provenientes de la plaza del museo. Todo ello con el fin de añadir elementos decorativos a los espacios verdes de la ciudad y que los ciudadanos pudieran disfrutarlos en uno de sus paseos de fin de semana con la familia.
Próximos al año 1929, se acordó remodelar estos jardines con motivo de su incorporación a la Exposición Iberoamericana, que se celebraría en la ciudad ese mismo año.
Parque de María Luisa
1914 – 340.000 m²
Durante el siglo XIX , el modelo de urbanización reclama la creación de espacios verdes como una de las soluciones para la mejora de la ciudad. Esto pasa por la creación de paseos arbolados, jardines públicos y parques urbanos, que ponen de manifiesto esa necesidad de un entorno más natural en la Sevilla decimonónica.
El Parque de María Luisa es uno de los ejemplos de cómo en el siglo XIX los jardines dejaron de ser un privilegio para ser un espacio de disfrute público. Este parque está formado en parte por los Jardines del Palacio de San Telmo, donados en 1893 a la ciudad de Sevilla por la Infanta María Luisa, duquesa de Montpensier .
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Con la mirada puesta en la Exposición de 1929 se escoge el parque como ubicación principal y a Aníbal González como director de la parte arquitectónica. El encargado de las obras de jardinería sería Nicolás Forestier , un paisajista que transformó unos jardines de estilo palaciego en un parque público. Además, tuvo que tener en cuenta el clima y el paisaje de la ciudad, añadiéndole un estilo romántico inspirado en los jardines del Generalife y los del Real Alcázar. Consiguió conjugar la jardinería europea con las reminiscencias árabes que quedaban en Andalucía.
Actualmente, el Parque de María Luisa es una de las zonas más visitadas y mejor valoradas de la ciudad . Un auténtico jardín botánico con una extensa variedad de árboles y plantas, especial- mente procedentes de América. Sus fuentes dan ese toque arabesco que añaden el sonido y la paz al relax que puede disfrutarse entre sus bancos.
Jardines de Murillo y Paseo Catalina de Ribera
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Comienzos del siglo XX – 26.750 m²
Estas zonas verdes se encuentran próximas al Parque de María Luisa y a lo que fue en 1929 la zona dedicada a la Exposición Iberoamericana, siendo acondicionadas como tal a principios del siglo XX. Ambos espacios siguen la estética impuesta por Forestier y Anibal González. Riqueza escultórica que incluye una fuente del siglo XVI, así como otras piezas del siglo XX, como el monumento a Colón.
Presentan una estructura en forma de cuadrícula que va dando paso a pequeñas glorietas con bancos de estilo sevillano y a una fuente central. Lo que hoy son los Jardines de Murillo era parte de la zona dedicada a huerta de los Reales Alcázares hasta que, en el año 1911, el rey Alfonso XIII la donó a nuestra ciudad.
Parque de Los Príncipes
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1973 – 108.000 m²
«El oasis de Los Remedios» es el primer parque que se realiza en Sevilla desde la inauguración del Parque de María Luisa. Surge como consecuencia de la nuevas directrices de urbanismo, que trataba de poner en práctica la necesaria dotación de zonas verdes en los nuevos barrios que iban surgiendo en Sevilla, siendo el barrio de Los Reme- dios uno de ellos. Inaugurado en 1973 por Don Juan Carlos y Doña Sofía, su diseño suponía toda una novedad en la ciudad. Acostumbrados al estilo romántico incorporado por Forestier, el Parque de los Príncipes presenta una nueva forma de entender las zonas verdes: un diseño mucho más libre de estilo paisajista o naturalista que incluía la presencia de agua en formas irregulares, como lagunas.
Parque de Miraflores
1987 – 940.000 m²
El Parque de Miraflores tiene el honor de ser la zona verde de mayor extensión del área metropolitana de la ciudad y de albergar en su interior auténticas joyas históricas. En sus terrenos se asentaban dos huertas de la época romana: la de la Albarrana y la de Miraflores, y vestigios que se remontan a la prehistoria. Dar un paseo por el Parque de Miraflores es una forma de viajar en el tiempo y de descubrir, a solo un paso, un enclave digno de ser admirado y protegido: un aljibe de origen árabe que, a través de canalizaciones, proporcionaba el agua al Hospital de Las Cinco Llagas. Está conectado a un pozo noria, también de origen árabe, formando un complejo sistema hidráulico. Uno de los puntos más impresionantes es el molino, en cuyo interior se desgrana todo lo vinculado a la cultura del aceite. Según el arqueólogo Daniel Lara, de los siglos XVII y XVIII, este edificio mudéjar «es de los pocos que tiene Sevilla que sea civil, no religioso».
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En la llamada Hacienda de Miraflores destaca una Torre Almohade , cuya construcción data del siglo XIII y «el arquitecto Alfonso Jiménez calificó como la hermana pequeña de la Giralda, lo cual la salvó de la SE-30», así como los restos de una Villa Rural romana (siglos II a. C). Dar un paseo por el Parque de Miraflores es disfrutar en plena naturaleza de «un paseo con historia».
Parque del Alamillo
1993 - 480.000 m
Con motivo de la tan esperada EXPO 92, Sevilla recuperó esta zona para crear un gran parque urbano que recrease el paisaje natural de un bosque mediterráneo con especies autóctonas. Más de 100 especies de aves distintas tienen su casa en el Parque del Alamillo debido al papel fundamental que ejerce el río Guadalquivir, límite natural del parque, que actúa como vía de entrada y salida y conecta tanto con el Parque Natural de Sierra Norte, como con las marismas del Guadalquivir.
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Remontándonos al siglo XVI, esta zona era ya conocida por ser un lugar a las afueras de la ciudad frecuentado por gente del hampa, mendigos, aventureros, matones, pícaros y rufianes. Cervantes , que vivió en Sevilla desde 1587 hasta 1590, en su obra de teatro El Rufián dichoso describe una cita de pícaros en el Alamillo:
«La Salmerona y la Pava, la Mendoza, y la Librija,
que es cada cual por si brava, gananciosa y buena hija,
allá cuando el sol no arde, y hiere el rayo sencillo,
hagas de tu vida alarde».
Parque de San Jerónimo
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1995 - 148.677 m²
El Parque de san Jerónimo toma el nombre del meandro natural del rio y por su cercanía al Monasterio de San Jerónimo de Buenavista. En su interior podemos encontrar «El Huevo de Colón», la mayor estructura de bronce que hay en Sevilla. Inaugurado en 1995 por la Infanta Elena tras ser nombrada Hija Adoptiva de la ciudad, esta estructura de 32 metros de altura es obra del artista ruso Zurab Tsereteli y se trataba de un regalo del Ayuntamiento de Rusia a España.
La obra se llama oficialmente «El Nacimiento del Hombre Nuevo» y representa un gran huevo formado por las velas de las naves y en cuyo interior se sitúa Cristóbal Colón sujetando un mapa, sobre el que se disponen las tres carabelas.
Jardines de La Buhaira
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1999 - 35.000 m²
Son un ejemplo del esfuerzo por recuperar zonas degradas de la ciudad y recuperar el esplendor que un día tuvieron. Los Jardines de la Buhaíra son de origen almohade y, tras varias remodelaciones en las que se añadió un pabellón neomudéjar del arquitecto Aníbal González, en 1999 se habilita la zona, creándose unos amplios jardines urbanos de estilo musulmán. Este espacio verde se compone de dos jardines, jardín del Palacio y jardín de la Historia.
Parque fluvial de Magallanes
Se sigue apostando por crear nuevos espacios naturales en la ciudad. Los nuevos Jardines de Magallanes que se inauguran esta primavera, están situados en la ribera del río junto al complejo Puerto Triana. Diseñados por el arquitecto Vázquez Consuegra, llevarán el nombre de Fernando de Magallanes por iniciativa popular para poner en valor a la primera persona que realizó una vuelta al mundo desde Sevilla.
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El nuevo parque fluvial abarca una superficie entre el puente del Cristo de la Expiración y el pabellón de los Descubrimientos . Su adecuación ha supuesto la plantación de 160 especies de árboles, que se han sumado a los 200 existentes, y la creación de unos paseos cubiertos por una pérgola de casi 300 metros de longitud y 15 metros de ancho, que estará cubierta de una planta enredadera que permitirá dar sombra.
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