ROCK

Rod Davis: «John Lennon sabía desde el principio que podía hacer lo que se le antojara»

Miembro cofundador de The Quarrymen, primera banda de Lennon, ha participado en el XXVII Homenaje a The Beatles

Rod Davis fue una figura esencial en los años adolescentes de John Lennon ABC

ANDRÉS GONZÁLEZ-BARBA

Rod Davis (Liverpool, 1941) es miembro cofundador de The Quarrymen, el primer grupo que creó John Lennon, con quien compartió años escolares en la Quarry Bank . Acaba de venir a Sevilla, de la mano de Enrique Sánchez —creador de del grupo Los Escarabajos— , para dar una conferencia en el XXVII Homenaje a The Beatles.

—Dígame algo sobre la etapa escolar de John. Tengo entendido que a menudo lo castigaban. ¿Era realmente un incomprendido?

—John y yo estábamos en el mismo curso, aunque sin compartir clase, y la Quarry Bank era un colegio con el propósito fundamental de enseñar a los casi noventa jóvenes que se matriculaban cada año. John no quería aprender, ni tampoco obedecer, y pronto se dio cuenta de que no podían encerrarle, solamente retenerle una hora después, entre las cuatro y las cinco, para que trabajara un poco en el campo de actividades... o como mucho el director le daría unos golpes de palmeta en los dedos y nada más [risas]. John sabía desde el principio que podía hacer lo que se le antojara. No aplicarse, enojar a los profesores, impedir que los demás estudiantes prosperaran... Por eso Pete Shotton, Eric Griffiths y todos que han pasado por The Quarrymen han llegado a manifestar que John malgastó su educación, por burlarse de ella, tontear y demás. Se merecía lo que recibía.

—¿Se podría definir al John Lennon adolescente de The Quarrymen como un rebelde sin causa?

—En efecto, si los profesores decían «haz esto», él no lo hacía, porque no le gustaba la autoridad. Era un rebelde, sin duda, pero con causa [risas].

—Cuénteme algo de cuando formaron el grupo en 1956. ¿Recuerda alguna anécdota en especial?

—Yo había escuchado «Rock Island Line», de Lonnie Donegan, y me impulsó, tanto a mí como a miles de jóvenes ingleses, escoceses e irlandeses, a conseguir un instrumento, una guitarra o un banjo, y empezar a tocar. Opté por el segundo porque Donegan utilizaba ambos y a mí me daba igual, así que un día le compré un banjo a un amigo de mi tío. Debió de ocurrir un domingo porque, en el colegio, dije a Eric: «Ayer me compré un banjo». Entonces él me propuso: «¿Quieres entrar en nuestro grupo? Yo estoy a la guitarra, Pete a la tabla de lavar, otro se encarga del cajón [una caja de té con un palo y un alambre a título de contrabajo casero] y John Lennon también a la guitarra». Como eran amigos del colegio, acepté, aunque no sabía tocar porque tenía el banjo desde el día anterior, pero no era difícil [risas], pues lo afinábamos de forma abierta, en Sol, y no hacía falta la izquierda. Sólo dos o tres acordes y uno de ellos sin la necesidad de una de las manos.

—Paul McCartney era un fan de The Quarrymen, pero todo cambió el 6 de julio de 1957 cuando conoció a John. ¿Cómo vivió usted ese encuentro entre los dos?

—Yo estaba encima del escenario y Paul entre el público. Tocamos en una fiesta y después en el baile, pero entre las dos actuaciones creo que me fui a casa a comer algo, por lo que no recuerdo ese momento concreto... Según él, cogió la guitarra de John o la de Eric, aunque era zurdo y ellos diestros, pero sabía poner los acordes con los dedos invertidos y les cantó «Twenty Flight Rock».

—Con John y Paul ya en el grupo y sus deseos de girar hacia el rock, dejando de lado el espíritu inicial skiffle, ¿Pete Shoton y usted se mercharon porque no veían espacio en la nueva banda?

—No fue así. Pete me confesó que jamás le había gustado tocar la tabla y que se negaba a hacerlo más, pues se sentía un idiota [risas]... Yo prefería los temas de skiffle, porque eran más de tipo blues o country americano. No me atraía el rock and roll y no se puede meter un banjo en un grupo de este género. Sucedió al final del quinto año en la Quarry Bank y los demás ya habían terminado sus estudios: John ingresó en la Escuela de Arte, Pete se hizo policía... y yo aspiraba a entrar en la Universidad. No me interesaba tanto tocar rock and roll.

—¿Siguió usted la evolución de aquellos músicos hasta que ya eclosionaron definitivamente en 1962 con el primer single de The Beatles?

—Me matriculé en Cambridge y durante las vacaciones me encontraba en el extranjero, por lo que sólo algunas veces regresaba a casa unos días y no visitaba The Cavern. Empecé a profundizar en la música folclórica, que en Liverpool abundaba, y ésta me interesaba más que la de The Beatles. No obstante, sabía que su carrera iba ascendiendo rápidamente... Una anécdota es que en la cena anual de la compañía azucarera que dirigía mi padre tenían siempre una orquesta «seria» en el Hotel Adelphi y él sugirió invitar al cuarteto, pero no salió adelante. Lástima.

—¿Fue muy emocionante la reunificación de algunos de los miembros originales de The Quarrymen en 1997?

—Sí. Siempre mantuve el contacto con el batería, Colin Hanton, porque le conocía desde los cinco o seis años y vivía en una calle detrás de la mía, pero de los otros me había desconectado completamente. Así que fue emocionante. Nos invitaron a todos en The Cavern y se preguntaban «¿Quiénes son estos viejecitos?». Y éramos nosotros [risas]. Tenemos una foto con Allan Williams y Gary Gibson, un imitador de John Lennon que era asombroso. Pete Shotton no se lo podía creer por el enorme parecido físico... Nos reunimos en casa de Len Garry para hacer un ensayo... como si no hubiesen transcurrido cuarenta años. Recuperamos el repertorio de nuestros comienzos y fue realmente conmovedor.

XXVII Homenaje a The Beatles en Sevilla

—¿Qué me puede decir de este gran evento beatle que se lleva organizando en Sevilla desde hace casi treinta años y que en esta edición ha cobrado unas dimensiones espectaculares?

—Todo viene de una música que, después de tantos años, perdura a través de las generaciones. Se entiende que a la gente de mi edad le guste, pero que haya sensibilizado a los jóvenes es algo admirable, como cuando yo era estudiante y me encantaban los hits de principios de siglo. Es exactamente igual. Conocí a Enrique Sánchez a mediados de los ochenta y sé que todo lo hace por amor a The Beatles, sorprendiendo que el legado de éstos pueda encender tanta pasión entre los músicos y los fans. Se disfruta con la energía y la alegría que Los Escarabajos derrochan al interpretarlos, y es evidente su pasión por ellos, que comunican a la audiencia en un 120 %. No los he visto en Liverpool y me gustaría hacerlo alguna vez, porque seguro que ocurrirá igual… Transmitirán lo que sienten cuando tocan. A ver si en 2017...

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