Patrimonio

La cultura resucita los BIC olvidados de Sevilla

Espacios como las Atarazanas, San Laureano, Artillería, los Baños de la Reina Mora o el Pabellón Real se transformarán en espacios culturales

La Fábrica de Artillería acogerá el Centro Magallanes en 2022 Raúl Doblado

Javier Macías

Gran parte de los bienes de interés cultural de Sevilla son edificios que se han transformado en espacios culturales para darles una segunda vida, desde el antiguo convento de la Merced (hoy Museo de Bellas Artes ) a la Real Audiencia (hoy sede de la Fundación Cajasol ), pasando por la Casa Lonja ( Archivo de Indias ), la Torre del Oro, el convento de Santa Clara, San Luis, el Monasterio de la Cartuja o el Hospital de los Venerables, entre otros.

La ciudad ha aprovechado a lo largo de la historia grandes monumentos que en su día fueron sedes de instituciones civiles, eclesiásticas o militares, fábricas o incluso monasterios para ganar nuevos espacios que dedicar a la cultura. Y, esa tendencia que se incrementó a partir de las desamortizaciones del siglo XIX , continúa en la actualidad. Hoy ven ya la luz al final del túnel algunos de los BIC olvidados durante décadas gracias a que se ha determinado un uso cultural original con el que resucitarlos. Son los casos, por ejemplo, de lal Reales Atarazanas y la Fábrica de Artillería.

En este último caso, su titular -el Ayuntamiento- ha recibido una importante aportación de los fondos europeos de unos 27 millones de euros para rescatar esta espacio de 22.000 metros cuadrados que lleva clausurado desde 1991. La percha es el Centro Magallanes, con motivo del quinto centenario de la primera vuelta al mundo. Además de permitir que este antiguo complejo fabril de gran importancia histórica para Sevilla vuelva a ver la luz, también conllevará la recuperación del aspecto original que el monumento tenía a finales del siglo XVIII.

Como avanzó ABC, el proyecto básico de conservación contempla que el Centro Magallanes ocupe las dependencias de la zona oeste del edificio, abarcando la nave de acceso o de Botani, las crujías de la parte sur y de la fachada y las naves de Crisoles donde se situaba el antiguo taller de fundición. También permitirá recuperar las naves de proyectiles y el núcleo de escaleras sur. En total, unos 9.500 metros cuadrados.

Antes de que acabe 2021, meses antes de la efeméride que conmemorará los 500 años de la conclusión de la hazaña de Magallanes y Elcano, la Fábrica de Artillerí a será un espacio para la cultura y la recreación histórica. Lo mismo, y bajo una percha similar, se ha planteado para las Atarazanas , si bien en este caso los dimes y diretes entre los agentes responsables de que este BIC resucite han puesto en peligro su reapertura de cara a 2022. El edificio es propiedad de la Junta de Andalucía , que lo cedió a Caixabank para darle un uso cultural. Primero se planteó el Caixafórum pero fueron tantos los obstáculos que a la entidad bancaria le interesó más abrirlo en Torre Sevilla y, en los antiguos astilleros, se planteó como espacio expositivo en el que se desarrollarían actividades por el Año de Magallanes.

Las Atarazanas deberán estar abiertas en 2022, pero sobrevuela la duda de si llegarán a tiempo J. M. Serrano

Artillería y las Atarazanas, sin lugar a dudas, son los grandes proyectos patrimoniales que tiene la ciudad por delante. En este último caso, Adepa viene denunciando reiteradamente los retrasos a la hora de presentar el modificado proyecto de ejecución del complejo. Existen unas líneas rojas marcadas por la justicia que el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra tiene que salvar. Los retrasos son tan evidentes a estas alturas que todos dudan ya de que este gran proyecto, que puede irse a los 18 millones de euros, pueda salir del túnel en el que se encuentra y estar terminado para ese año. La Consejería, la Caixa y Adepa han firmado tantas veces el acuerdo definitivo como el divorcio. Está por ver si en las próximas semanas, el documento está ya actualizado y con todos los permisos en regla. Si esto ocurre, Magallanes volverá a salvar el astillero de su ostracismo, al igual que ocurrió hace cinco siglos, cuando su viaje evitó la piqueta.

Primero, la obra

Los Baños de la Reina Mora han recuperado su esplendor y ya acogen eventos culturales ABC

Casos diferentes a los de las Atarazanas o Artillería son San Laureano, los Baños de la Reina Mora o el Pabellón Real . Estos dos últimos edificios ya se encuentran completamente restaurados a la espera de que sean rellenados de contenido cultural. Los Baños de la Reina Mora tienen la particularidad de ser un espacio compartido con la hermandad de la Vera Cruz . Aunque oficialmente no se ha inaugurado, ha acogido ya eventos culturales como la Noche en Blanco y alguna obra de teatro. Allí se celebrarán exposiciones y actividades divulgativas.

El Pabellón Real, que no es un BIC pero tiene una protección patrimonial, se ha restaurado por parte del Ayuntamiento y, en un futuro, deberá acoger el Museo de Aníbal González . De momento, nada más se ha sabido al respecto y el inmueble sigue acogiendo dependencias municipales.

La iglesia de San Laureano está en obras, aunque aún no hay proyecto Juan Flores

La antigua iglesia de San Laureano, por su parte, está actualmente en obras que la salven de su estado ruinoso. A lo largo de los próximos meses, el Consistorio va a estudiar un plan de contenidos, que puede ir desde las dependencias vecinales a una sala de exposiciones. Incluso, hay quien lo ve como una posibilidad para ampliar el Museo de Bellas Artes , nada oficial.

Más cercano está el renacimiento de otros dos espacios abandonados durante décadas. La torre Don Fadrique y la muralla de la Macarena cuentan ya con el dinero (mitad municipal, mitad del Ministerio de Cultura) para las obras de restauración. En el primer caso, se dotará a este emblema del convento de Santa Clara de un contenido expositivo aún no definido pero que, en cualquier caso, estará asociado a su contexto histórico, ya que más que como vigía defensiva, sirvió para el uso recreativo, más concretamente para la caza, a la que era aficionado el infante que la levantó. En cuanto a la muralla, en la Torre Blanca, se ubicará un centro de interpretación de las defensas de la ciudad.

Futuro incierto

Pese a que en los últimos años se han rescatado BIC abandonados durante décadas, como es el caso de San Luis , y hay proyectos en firme para devolver la vida a otros tantos como los citados anteriormente, aún quedarán otros sobre los que se plantea un futuro incierto. Se trata de las antiguas iglesias de San Hermenegildo y San Lázaro y la Torre de la Plata y su entorno.

En el primero de los casos, la que fue sede del Parlamento en sus primeros años está a la espera de encontrar una salida que fructifique, después de quedar desligada del proyecto de la comisaría de la Gavidia . El Ayuntamiento quiere que allí se cree un auditorio y una sala de exposiciones pero, primero, debe afrontar costosas obras en las cubiertas. En el caso de San Lázaro, el SAS (su propietario), después de 20 años aún no tiene claro su destino. Actualmente es un almacén cerrado cuyos muros están agrietados y su retablo en ruinas.

Por su parte, la Torre de la Plata es una fachada junto a (otra vez) un aparcamiento. El Ayuntamiento quiere que se levante allí el Museo de la Semana Santa. Hay proyecto, pero las críticas al mismo requieren mucha cautela al ser un edificio de nueva planta. Su tabla de salvación, como en el resto de espacios, será la cultura.

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