Mario Vargas Llosa: «En “Conversación en La Catedral” acabé de hacerme un escritor»

El escritor peruano reflexiona en el Congreso de ASALE en Sevilla sobre los cincuenta años de su novela

Mario Vargas Llosa, este jueves en Sevilla Juan Flores

Pedro Ybarra Bores

Entre los académicos más reconocidos que participan en el XVI Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española se encuentra el escritor peruano Mario Vargas Llosa , quien ayer reflexionó sobre los cincuenta años de Conversación en la Catedral ante 500 personas, en un acto celebrado en la Fundación Cajasol y presentado por Juan Cruz.

Las primeras palabras que pronunció el Premio Nobel, en un escenario situado muy cerca de la Catedral de Sevilla, fue para transmitir que estaba «contento aquí, en esta bella ciudad, en este bello lugar, en este bello patio lleno de gente amiga y sobre todo muy próxima en el trabajo intelectual» . Sobre el aniversario de la novela confesó que «fue un libro que me costó muchísimo trabajo escribir. De todos los que he escrito ninguno me ha costado tanto esfuerzo hasta encontrar la manera de contar esa historia que quería contar desde que la padecí, porque es una novela que antes de escribirla la viví, y la vivieron todos los peruanos, que entre 1948 y 1956 sorportamos una dictadura militar», dijo.

La represión fue «muy dura» y ya pensó en escribir «una novela mostrando los efectos que tenía la dictadura en instituciones que no eran políticas: la vida familiar, de las personas... La manera en la que la corrupción de la dictadura corrompía cosas alejadas de la vida politica», añadió. Quizá por no tener una idea clara al principio de la estructura, empezó a escribir espisodios de Lima y provincias, en una especie de vacío que no sabía cómo los conectaría. « El primer año de la novela trabajé en esa confusión , hasta que finalmente acabé en la idea de la conversación», señaló.

Juan Cruz, Santiago Muñoz Machado, Mario Vargas Llosa y Antonio Pulido Juan Flores

Contó también que el primer título «iba a ser Historia de un gardaespaldas, porque cuando empecé a escribir me pareció que un guardaespaldas podía encarnar mejor que nadie la dictadura». Al final, «la conversación en el barsito llamado La Catedral iba a ser el punto de unión y enlace de todos los personajes en distintos tiempos y lugares . Cuando tuve esa idea, todo lo demás fue más fácil. Una conversacion central y otras que entrarían y salían», dijo, lo que le «facilitó el trabajo, salí de la confusión» y el segundo año con la novela «fue mucho más fácil». «En una nueva corrección traté de eliminar adjetivos y adverbios. La tercera corrección fue puro placer. Ya teniendo la idea de la novela trabajé la eliminación de frases y palabrasa inútiles», recordó.

«Tres años y medio»

El escritor peruano reconoció también que «desde la primera novela que escribí me acostumbré a, una vez terminada, esperar a enviarla al editor, porque ello permite ver mejor lo que sobra en la novela. Ello «te permite descubrir mejor aquello que sobra o falta». Es un trabajo sutil en el que interviene tanto el conocimiento comio la intuición». Se habló de la dedicatoria del libro, si era o no novela política y de sus amistades a los 30 años (edad con la que escribió la novela) como Abelardo Oquendo , con los que descubrió «un denominador común que era la Literatura». «Fue una amistad muy importante desde el punto de vista de mi vocación literaria», añadió.

Conversación en La Catedral es la novela que le llevó más tiempo en escribir, «tres años y medio», dijo. Habló también de «esa idea de novela total, ese proyecto está en el corazón de toda novela que nos deslumbra». Anécdotas vividas en la adolescencia, durante su paso por la Universidad de San Marcos o cómo conoció a Esparza Zañartu, le sirvió para repasar la figura de los rasputines y su importancia en las dictaduras de distintos países americanos como Alex García y Trujillo. Conversación en La Catedral es una novela que «quise escribir desde que viví la dictadura de Odría» . «He escrito sobre dictaduras, pero nunca he tenido el proyecto de que sean un reflejo», dijo antes de comparar la novela con otras como «La fiesta del Chivo» o «Tiempos recios».

«Nunca he sido tan feliz como escribiendo»

«Nunca he sido tan feliz como escribiendo», reconoció el escritor al describir el trabajo previo de preparar fichas, ver paisajes o colores, «es algo estimulante y al mismo tiempo difícil en el que uno sufre gozando», dijo. «Tengo la sensación de que en el caso de la ficción lo racional desaparece. Es el instinto o la intuición lo que te hace descubrir las mejores cosas de la novela », dijo. Asimismo, recordó que cuando se publicó tuvo buenas críticas, «pero también malas. Es un libro que ha ido ganando lectores a lo largo de los años, pero que en principio fue leído menos que otros. «Seguramente ahora tiene más lectores que en la primera edicion», señaló

Para acabar, reconoció que, «de todas las novelas que he escrito, si tuviera que quedarme con una, sería con Conversaciones en La Catedral, porque es la que más trabajo me costó escribir. Nunca me ha pasado estar un año entero con un libro sin tener la estructura, ni tener las angustias que tuve tratando de enlazar los episodios. Quería que el lenguaje fuera opaco, que no se disociara por color, brillantez o música de la historia que contaba. Fue un trabajo muy fuerte. Es una novela en la que acabé de hacerme un escritor », concluyó.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación