CONCIERTOS SEVILLA
Vega se corona «Reina Pez» a orillas del Guadalquivir
La cantante cordobesa ofreció este sábado un concierto en la Sala Malandar, presentando su último trabajo «La Reina Pez»
Justo cuando abril viene a morir, dando sus últimos coleteos, se impone el resurgir más vital de Vega. Prueba de ello, los más de 250 acólitos que se dieron lugar en la Sala Malandar el pasado sábado arropando a la «Reina Pez», que desembarcaba en Sevilla con un nuevo arsenal melódico, tras el éxito cosechado hace unos días en Madrid, donde dio comienzo su nueva gira.
Con los tres primeros temas de su nuevo disco, de seguido y sin dar tregua, Vega y su banda nos sumergen de lleno en el repertorio: «Sombras», «Después de ti» y «Eterna juventud», marcan el cauce por el que van a discurrir los versos y melodías de las canciones más importantes en los 16 años de trayectoria de esta artista y su banda . «Gracias por apoyar proyectos como el de ‘La Reina Pez’, sin vosotros no sería posible», afirma Vega desde el escenario. «¡Vamos guapa!», le responden desde el público, junto al primero de los muchos aplausos que levantará a lo largo de la noche.
«Siete días ya no bastarán para crear de nuevo un hogar, sin ver el mar», corea la cordobesa junto a su séquito, con una primera fila especialmente entregada entre bailes, miradas y sonrisas hacia la cantante, que desgrana así los versos de «El más feliz», uno de los temas de su disco «La cuenta atrás». «¡Reina, reina!», vuelven a gritarle desde el fondo de la sala. «Si no me lo llamo yo, no me lo llama nadie», bromea Vega entre las risas de los presentes, mientras la banda se prepara para deleitar a los presentes con el siguiente tema: «¡Que no te pese!».
«Esta canción va dedicada a todos aquellos que están en esa fase de sus vidas en la que están decididos a ser quienes quieran ser». Así, acompañada de un magnético ritmo de batería y bajo, Vega introduce los primeros compases de «Puede ser» : «Y caminarás bajo un gran sol, dejando a tu paso el temor de andar, dando tumbos sin brío». Por su parte, el respetable intercambia sonrisas cómplices con sus parejas y amigos, incluso algún que otro beso, entremezclado con sorbos de cerveza y los versos de la canción.
«No me sé los nombres, pero sí las caras, gracias a Twitter, claro. Si tenéis por avatar una foto, sí que os conozco ». Entre la penumbra, Vega, fijaba su mirada hacia el fondo de la sala, sonriendo y mostrando a los suyos que el cariño recibido durante tantos años de carrera no termina en saco roto: ella no pierde la cuenta, no olvida las caras, sabe perfectamente que, para estar ahí, sigue siendo necesario el apoyo y el cariño de los suyos. Año tras año, disco tras disco.
Las canciones fluyen como la cerveza por el gaznate de los presentes, que se beben botellines, canciones y versos por igual, mientras se suceden «Buitres», «Réquiem» y «El Alúd». «Hoy estoy hablando andaluz», confiesa Vega entre las risas de los presentes. «No me llaméis chaquetera, me encantan todos los acentos y es muy fácil que se me peguen», explica la cantante, justo antes de dar paso a una de las canciones más importantes de su carrera: «Wolverines» . Aquí, el maremoto musical es totalmente irreversible: Vega canta, taconea y pisa fuerte la tarima mientras esgrime ante su público: «Si nos vamos a matar, que sea ya» Y éste, responde coreando: «Está bien, está bien». Así, el concierto desemboca entre contundentes mareas de riffs hacia canciones como «Haneke» o «Peces», piezas imprescindibles de este último trabajo.
Tras la suave melodía de «When Mary Comes» y una de las más esperadas, «Héroes antagónicos» («¡Los vellos de punta», llegaron a gritarle desde el fondo de la sala), Vega vuelve a dirigirse a su público: « A ver, ¿quiénes de aquí tenéis entre 30 y 40 años? ». La mayoría de su público levanta la mano, gritando, con una euforia desconcertante. «Yo estoy en los 39, aún me queda uno, yo todavía estoy en los 'y tantos'», confiesa ella, mientras empiezan a sonar los primeros acordes de «30 y tantos». Se hace curioso ver que, a pesar de que en la Sala Malandar no hay más cerveza que la que la propia Sevilla ha parido, Vega es la única persona en la sala empuñando una cerveza gallega durante todo el concierto. «¿Qué queréis que haga? En esto de la cerveza, yo tiro para casa», reconoce entre la risa de los presentes.
El concierto discurre entre la risa y la confesión, la contundencia y la honestidad. Así, la marea provocada por Vega y los suyos nos lleva incluso al terreno más personal: «Entre verdades crucificadas y mentiras recrudecidas, yo sigo intentando que todo salga perfecto, por eso, pido perdón si a alguno no les ha llegado bien el disco con todos sus extras . A veces pasan cosas que se escapan de mi control, y yo quiero que todo salga perfecto y, si no ha sido así, pido perdón». De esta forma, arropada por los aplausos del respetable, Vega navega por los últimos temas del repertorio: «Santa Cristina», «¿Dónde estabas tú?» y «Sally», que encauzan el concierto hacia su final.
Si hay algo que no cambiará en Vega, por supuesto, es su forma de enfrentarse a los bises. «Se me ha olvidado decir que esta es la última… Va, de perdidos al río», afirma entre risas la «Reina Pez», valga la redundancia. Con «Dio come ti amo», «La conjura de los necios» y el tema más esperado, el mismo que da nombre al disco, Vega y su banda se despiden de Sevilla, dando por sentado que el Guadalquivir volverá a ver la llegada de esta artista cordobesa, aunque haya que nadar a contracorriente para conseguirlo. No sería la primera vez.
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