Concierto en Sevilla
Carmen Boza: «Para los jóvenes es muy atractiva la idea del pelotazo»
La artista gaditana, en su gira con su último trabajo, 'La Caja Negra', dará un concierto en Sevilla el próximo día 30 en la Sala La Calle
Para Carmen Boza (La Línea, 1987) la música tiene un significado mucho más allá del terrenal. Sin embargo, su música, ese sonido tan único y personal, lo encontró bajando a las profundidades, lo rescató de las manos de sus demonios internos y lo utilizó para resurgir de sus cenizas. De hecho, 'La Caja Negra' (2018) es el resultado de esa resurrección musical.
En este proyecto, Boza volcó todo lo que llevaba dentro. En él cree y mantiene su fe, trabajando duro para darlo a conocer por toda España. No es de extrañar, pues, que durante las primeras semanas fuese de los discos más vendidos en el país, compitiendo mano a mano con los Arctic Monkeys, nada más y nada menos. Este viernes Carmen Boza pasará por Sevilla para presentar 'La Caja Negra' y que, en estos tiempos de músicos-marca y productos de mercado, su música nos devuelva la fe en el talento y el trabajo. Boza tocará en la Sala La Calle, dentro del ciclo de conciertos de SON Estrella Galicia.
Tras unos primeros meses de gira con La Caja Negra se le ve bastante feliz. Ha sonado mucho en los medios, incluso en OT. Está yendo bastante bien por lo que parece.
Bueno, yo la verdad es que no tenía muchas expectativas, ni para bien ni para mal. Fue un trabajo que me costó muchísimo sacar adelante. Una vez que lo saqué, que tenga que ser lo que sea. Estoy feliz y todo lo que venga es bueno. Cuando hablamos la otra vez te comenté cómo había sido todo el proceso y, bueno, fue un proceso que no dejaba mucho espacio a planificar lo que iba a dar de sí. Solamente era salir a flote, superarlo, salir de ese trance, y que sucediera algo más.
Con el mero hecho de que el disco estuviera fuera y llegara a la gente ya es todo lo que yo esperaba. Estoy muy contenta porque, no solo ha salido, sino que la gente ha conectado muchísimo con esos textos y con todo el universo que yo he tratado de plasmar ahí. Como bien dices, me ha dado muchas alegrías y espero que me dé muchas más con lo que queda de año y el que viene. Pero, sí, hemos hecho muchos conciertos, hemos llegado a muchas plazas nuevas, estamos ahí. Trabajando un poquito y recuperando lo que, entre comillas, se ha perdido. Hay que volver a apretar.
Para este disco está llevando el directo en distintos formatos: sola en acústico, sola con guitarra eléctrica, con banda, guitarra y caja… Esto también forma parte de tirar del carro, ¿no?
Sí, bueno, de alguna manera no me quiero circunscribir a un formato concreto, en plan: va a ser un formato trío y siempre voy a ir con estos músicos, porque se entendería si fuese un proyecto de grupo, de una banda con sus miembros y su nombre. Pero, al final, responde mucho más a la naturaleza del proyecto ir cambiando de músicos y, también, porque la situación me lo pide.
Los músicos con los que grabé no son músicos que pertenecen a la escena, al circuito pop en el que me he movido siempre, de músicos madrileños, etc. Entonces, bueno, para adaptar el formato a las necesidades, es decir, para poder irme al último rincón gallego, económicamente hablando, es más viable ir yo sola, con menos músicos, y esa flexibilidad me la da el poder hacer eso, no solo mis capacidades como músico, sino también el tener el control del proyecto. Es, un poco, decidir qué va a pasar a cada paso. Cada decisión la tomo yo y es un proyecto más integral, tiene mi personalidad.
Hablando de llegar al último rincón gallego, hace poco hizo un concierto en Ferrol e incluso agradeció la asistencia, que sería de cuarenta personas más o menos, porque resultó que usted esperaba menos. El éxito, supongo, reside en trabajar mucho este tipo de circunstancias.
Desde luego, el gotita a gotita del proceso. Soy consciente que a nivel mediático y en nuestra cultura, en nuestros tiempos, es muy atractiva, especialmente para los jóvenes, la idea del pelotazo. A nivel mediático se promueve muchísimo eso. La ley del mínimo esfuerzo y el máximo rendimiento. La ley de oro del capitalismo. Pero bueno, la realidad no es así. Si a mi me conoce «Pirri», tendré que ir a tocar para «Pirri». Y luego, si a «Pirri» le gusta mucho, pues me trae a su amigo.
Hay pequeños impulsos que, por suerte o por estrategia, o parte de ambas, te dan un empujoncito. Por ejemplo, esto que comentabas de que haya una persona en Operación Triunfo que conoce mi música y que, entre rato y rato, cante un tema mío y me nombre, a lo mejor hace que veinte personas se fijen, de todos los millones de personas que ven la televisión, porque no todo el mundo va a ir a buscar quién es esta tipa que está nombrando.
Esa pequeña suerte, a lo mejor provoca que la próxima vez que vaya a Ferrol haya cinco que vengan a verme. Pero de eso no se construye un público. Se construye de tocar, de ir y de hacer temas. Aunque vayan cuarenta, pues a ver si la próxima vez hay cincuenta. Difícilmente va a pasar a quinientos [risas].
Cuando le nombró por primera vez Julia en OT creo que hay gente que le dijo «Carmen, no te pases al mainstream», a lo que respondió: «¡Pero si es lo que siempre he sido! Si siempre he ido de frente».
[Ríe] ¡Claro! Supongo que la gente se refería a que no entrara en esa dinámica de programas de este tipo, más comercial, más enfocado al consumo. Pero bueno, yo siempre he estado muy interesada y siempre me ha atraído muchísimo toda la estética mainstream y toda la cultura pop, porque, al final, creo que es un buen medidor social y cultural. Es un reflejo. Hay una intención de los mercados, es así, pero también reflejan los gustos de la gente y las modas.
Me interesa porque quiero mantenerme actualizada sobre lo que pasa en la música. Pero, también, a la misma vez escucho a John Coltrane, o lo último que está haciendo Tom Yorke, o escucho rarezas de Camarón, que el otro día las venía escuchando en el coche y pensaba: «¡Madre mía!». Nunca dejará de estar presente el mainstream en mi música, por una cosa u otra.
La última vez hablamos de las letras de La Caja Negra pero, ¿ha pensado alguna vez lo difícil que es encontrar los acordes de sus canciones? No porque no sean conocidas, sino por lo complicados que son los acordes algunas veces o lo rápido que toca.
Sí, soy consciente [risas]. Pero esa complejidad, también, nace de mi mala técnica, básicamente. Mi personalidad tocando nace de una mala técnica, de no haber aprendido, digamos, formalmente. No he aprendido a su tiempo, los grados, la armonía… Ese caos, define mi música. Están sonando notas que están juntas, que están pegadas y eso crea unas texturas y las oyes, y está trabajado para que suene bien, pero para sacar de oído es complejo. Yo siempre he trabajado sacando de oído todo, he sido músico autodidacta. Me fío muchísimo de mi oído, todos los músicos deben fiarse de su oído. Y, claro, soy consciente que para alguien que esté sacando cosas de oído es una putada. Pero también es un reto, porque cuando te lo sacas, mola. Me he encontrado mucha gente que me dice: «Me he sacado este tema o esta afinación».
En el otro disco, además, solía hacerlo mucho, me cansaba de tocar acordes y empezaba a afinar en abierto, pero a lo loco. Vale, esta afinación en abierto, además, voy a cambiar esta cuerda porque me suena mejor para lo que quiero tocar. Y, básicamente, vas construyendo un castillo de naipes, defectuoso, aunque sea bonito de mirar, pero como le soples un poquillo… [risas]. Como intentes replicarlo, no es tan fácil. Mucha gente me viene contenta cuando sacan algo. Pero pondremos remedio y traer luz a este fango y sacar tablaturas, transcripciones… alguna cosa anda por ahí.
También le hemos visto en algún vídeo en redes trabajando en temas nuevos. Salía en su un pequeño «estudio» tocando, y lo que hemos escuchado suena muy r&b, con mucho flow.
Realmente no, pero a ver, el estudio es un ordenador con dos monitores, algo al alcance de cualquiera [risas]. Hoy en día, con toda la nueva hornada de músicos digitales, sin tener que recurrir a instrumentos tradicionales, casi todo el mundo puede crear una base rítimica, una línea melódica. Te metes en YouTube y hay cientos de vídeos de «Cómo hacer un temazo en 5 minutos» y creo que tiene que ver un poco con todo lo que te decía antes. A mí me interesa mucho la estética actual.
Tradicionalmente la música con la que he crecido sí que es r&b, pop, de principios de la década de los 2000, esa música que es lo que yo consumía y escuchaba. Me llama un poco, pero bueno, nunca dejaré la guitarra de lado porque es donde reside mi artesanía, mis trucos y lo que llevo trabajando tantísimos años. Me interesa, porque hay sonidos tan espectaculares, solo pulsando una tecla, que son pequeñas llaves que desbloquean otros sitios de tu creatividad. Son pequeños artefactos, con los que me estoy familiarizando, que me llevan a otros sitios y otras ideas.
El otro día estaba probando una base rítmica, que supongo que a eso te refieres, y de repente, añadiendo instrumentos y tal, ese instrumento no se parece a nada que hayas escuchado antes. Es decir, como una guitarra, que es otra textura, es otra cosa, te trae otras ideas a la cabeza, puedes frasear de otra manera. No soy, para nada, de buscar atajos, lo valioso requiere esfuerzo. Eso es una máxima en mi vida. Aunque no esté buscando el atajo con este tipo de cosas, pero eso te trae una idea que a lo mejor no podrías haber escrito o no podrías haber llegado a ella desde otro instrumento. Luego vuelvo a mi instrumento de siempre que es la guitarra y es lo que me caracteriza.
No voy a migrar a la electrónica, se lo dejo a Steve Aoki [risas]. Pero ese punto sintético, estoy migrando hacia él porque me interesa y está al alcance de mi mano, pero siempre basado en una base de guitarra que es mi instrumento, yo no tengo edad para cambiar de instrumento [risas].