«La Compañía Nacional de Danza necesita un teatro para crecer»
Estreno de «Don Quijote» en el teatro de la Maestranza, primera obra clásica de este elenco desde hace más de veinticinco años
José Carlos Martínez , director de la Compañía Nacional de Danza, lleva dos meses y medio haciendo rehabilitación. Lo que no le ocurrió como bailarín le ha pasado como director: un «encontronazo» con una escenografía le produjo rotura de peroné, operación quirúrgica y posterior rehabilitación. « Fue cuando preparábamos «Cascanueces» y se debió a la impaciencia del coreógrafo», cuenta el director con humor. Un decorado se le cayó encima tras llegar el primer día de vacaciones y comenzar a trabajar con entusiasmo. «Es la mayor lesión que he tenido en mi carrera, sobre todo que no es una lesión de bailarín, sino un accidente de persona normal. Un bailarín padece de ligamentos o un esguince..., pero no, esto le puede pasar a cualquiera. He tenido que aprender a volver a andar. Estoy bien, no puedo hacer un plié profundo y debo seguir trabajando, pero prácticamente vida normal. He tardado seis semanas de escayola y dos meses de rehabilitacón, que según los fisios es super rápida, aunque para mí, una eternidad. No sé si volveré a bailar, aunque ahora estoy en plena forma, trabajo el cuerpo todos los días de 9,30 a 13,30, así que a lo mejor me dan ganas de bailar. Sería una victoria poder bailar después de un accidente así».
José Carlos Martínez (Cartagena, 1967), presenta en el teatro de la Maestranza el primer montaje clásico de la Compañía Nacional de Danza, «Don Quijote» , una obra que ha tardado casi seis años en poder realizarla.
Lleva siete años y medio al frente de la CND tras pasar veinticuatro como bailarín en el Ballet de la Ópera de París , en el que llegó a ètoile, único español que lo ha conseguido. Al «jubilarse» con 42 años, la Ópera París, le ofreció quedarse como maestro, «yo llevaba toda mi vida superprotegido, sólo me ocupaba de mi mismo. Llevaba 24 años así y tenía ganas de vivir mis propias aventuras. Pensé, me quedo con un contrato fijo y cuando tenga 65 años llevaré toda mi vida de adulto sin salir del mismo edificio. Además, tenía la frustración de no haber trabajado en España, así que cuando me ofrecieron la dirección de la Compañía Nacional de Danza, acepté».
Duros comienzos
Pero el comienzo no fue fácil. Se encontró con una compañía de autor, en la que Nacho Duato había creado un estilo durante 20 años. «No tenía ninguna actividad prevista, los bailarines estaban desmotivados y en contra de lo que se fuera a hacer . Fue un panorama un poco violento, desolador. Me sentí un poco solo, y yo que venía con tantas ganas.. Sabía que los cambios son difíciles, tuve una reunión con los bailarines y ni me escuchaban». Pero aquello duró poco, «hubo algunos bailarines, pocos, que se marcharon porque querían hacer su carrera de otra forma, pero la mayoría se quedaron cuando les dije que quería hacer Kylián, Forsythe...».
Las complicaciones vinieron desde fuera, «porque la gente quería que montara «Giselle» y no entendían porqué no hacíamos ballet clásico. El proyecto era complejo, no se puede hacer un clásico de la noche a la mañana . Hay que preparar a los bailarines y lo que se ha conseguido es que la compañía evolucione pero sin tirar todo por la borda, algo que se hace en este país el 90 por ciento de las veces. En la Ópera de París que tiene 360 años de historia, viene uno y sigue construyendo y no empieza de cero ni tira por la borda el repertorio».
Uno de los retos ha sido recuperar las creaciones de Nacho Duato, cuya traumática salida de la CND originó la prohibición del coreógrafo de que la compañía repusiera sus creaciones. « Recuperar a Duato creo que era un reto importante . En mi proyecto, tiene cabida Duato porque es la historia de la compañía. Ahora vamos a estrenar «Por vos muero» junto a una pieza de Kylián. Las relaciones con Duato son fluidas . El ha venido al casting y el tiempo ha cambiado las cosas. Además, él ha visto el funcionamiento de otras compañías en Rusia y Berlín».
Un «Don Quijote» español
La coreografía de «Don Quijote» que se presenta en el teatro de la Maestranza está inspirada en la original de Petipa y Gorki junto a fragmentos realizados por el propio Martínez.
Preparar este estreno que tuvo lugar en 2016 no fue fácil. « Hubo que conseguir que las chicas del cuerpo de baile, que venían de escuelas diferentes, bailaran de forma homogénea . Nos preparamos bailando piezas de neoclásico, de Balanchine, y de clásico. Yo creo que como cualquier compañía del siglo XXI la CND tiene bailarines versátiles. No sé si queda alguna compañía que baile sólo los clásicos. Ves obras de Mats Ek y ya tiene un vocabulario neoclásico. Hace veinte años yo bailaba a Pina Bausch y a Ek en París. No es fácil para el cuerpo bailarclásico y contemporáneo, pero nuestros bailarines lo hacen y con calidad».
Ha incluido un bolero y un fandango que ha creado una bailarina de danza española, Maite Chico, «y he realzado las figuras de Don Quijote y de Sancho Panza , que pasan de ser meras apariciones a tener protagonismo propio, así como la historia de amor con Dulcinea . Nuestra versión es más espontánea y este Don Quijote es más español. Hemos hecho hincapié en los abanicos, en los palillos que se tocan y no son de mentira», dice Martínez. Confiesa que de la obra se quedaría con la escena de los gitanos, que él mismo ha creado.
Pero la CND necesita seguir creciendo. En los planes del director está montar una «Giselle», la cumbre del ballet blanco, «aunque para eso necesitaríamos un teatro y más presupuesto. Si la CND quiere crecer, necesita un teatro, si no, entre los montajes y las giras, hacer una obra como «Giselle» es imposible. En octubre de 2018 estrenaremos «Cascanueces» en Pamplona, y nos hemos gastado el presupuesto de 2018 y parte del 2019».
No tiene muchas esperanzas sobre el teatro, «los Reyes no me lo han traído» , bromea, «aunque sé que hay un proyecto de realizar en Madrid un nuevo teatro para la danza para las compañías nacionales. Me gustaría, pero no quiero soñar. Yo sigo sin ser un mago, aunque trabaje mucho».
Actualmente la CND tiene siete espectáculos diferentes en gira y en el pensamiento del director está recuperar a bailarines españoles que trabajan en las grandes compañías internacionales. «Joaquín de Luz quiere volver a bailar a España, y estamos en ello. Hay proyectos, aunque nada cerrado por las agendas. Todos con los que hablo tienen ganas de volver» .
Dice sin dudarlo que, aún sabiendo las dificultades, «me hubiera venido a dirigir la CND. Ya he vendido mi piso de París. Resido en Madrid, es defnitivo», asegura. Y sigue con sus dos pasiones, la danza y... el submarinismo.
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