La ciencia más amena de Forges aterriza en Sevilla

La Casa de la Ciencia acoge hasta el próximo 15 de junio una exposición que reúne hasta 66 viñetas de temática científica y tecnológica del humorista Antonio Fraguas

Una de las imágenes que conforman esta selección de las famosas viñetas de Forges ABC

Manuel J. Fernández

El cambio climático, el descubrimiento del bosón de Higgs o la situación económica de los científicos son algunos de los temas que Antonio Fraguas de Pablo, más conocido como Forges , plasmaba en su viñeta diaria en el diario El País desde 1995. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha recogido 66 de ellas en la exposición ‘La ciencia según Forges’, que podrá verse hasta el 15 de junio en la delegación institucional del CSIC en Andalucía y Extremadura, en el Museo Casa de la Ciencia de Sevilla (Pabellón de Perú, Avenida de María Luisa s/n). Llega pues a la capital hispalense tras haber dado su pistoletazo de salida en el campus central del CSIC, en Madrid, y viajar por San Sebastián, Barcelona, Pamplona o Valladolid.

El contenido de la exposición refleja la «particular interpretación» del dibujante sobre cuestiones universales , como la evolución humana; y teorías, como el Principio de Arquímedes; pasando incluso por los avances tecnológicos a través de un Cervantes tuitero. «La voluntad de la muestra es conjugar las dos vertientes: homenajear a Forges y reivindicar el papel que debería tener la ciencia en el futuro de la sociedad», ha explicado Fernando del Blanco , responsable de la biblioteca del Centro de Investigación y Desarrollo (CID) del CSIC y comisario de la exposición.

El humorista gráfico, fallecido en febrero de 2018, dibujó mucho sobre ciencia «cuando en los grandes medios no tenía un espacio habitual», recalca del Blanco, quien espera que la exposición «acerque a la gente algunos conceptos científicos de forma amena y divertida». Se caracterizó por la utilización de personajes cotidianos como protagonistas de sus múltiples viñetas: el becario, las viejas o el matrimonio con los que millones de españoles se sentían identificados. La cercanía, su gran dote, personal y profesional, hizo que se creara un diccionario propio que ya está en el imaginario colectivo con expresiones como muslamen, bocata o formidéibol.

De igual manera, utilizó la representación pictográfica para reclamar mayor atención y recursos para las instituciones científicas , así como para la comunidad investigadora, apelando a los recortes de presupuesto y a los eternos estudiantes en prácticas. «Él reflejó en multitud de viñetas esta preocupación, siempre desde la crítica -hacia los que la ningunean-, pero con ternura y haciéndonos reír y reflexionar. Sus chistes reclamaban más recursos, prestigio y reconocimiento para la ciencia y especialmente para los investigadores e investigadoras», ha recalcado su hija, Berta Fraguas.

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