ENTREVISTA
Chucho Valdés: «A mí los encasillamientos siento que me limitan»
El pianista cubano ofrece un concierto solo acompañado de su piano este martes en el Teatro Lope de Vega
![Chucho Valdés](https://s2.abcstatics.com/media/cultura/2016/01/26/s/chucho-valdes-sevilla--620x349.jpg)
Chucho Valdés (Cuba, 1941) es una institución del jazz, lleve o no el calificativo de latino adosado. Su influencia en la música afrocubana es significativa desde que formara en los primeros setenta Irakere, formación mítica, en la que militaron también Paquito D'Rivera y Arturo Sandoval, que cambió la historia del jazz latino. Desde entonces, Chucho Valdés, hijo del también pianista Bebo, ha desarrollado una carrera que se ha movido, sobre todo, por el jazz de herencia post-bop e influencia caribeña, pero que se ha aproximado a otras músicas, como la clásica. Este martes ofrece un concierto, solo acompañado de su piano, en el Lope de Vega, en la que es una oportunidad para reencontrarse con el Chucho Valdés más personal e improvidor.
Esta noche actúa en el Lope de Vega solo acompañado de su piano, ¿qué le gusta de este formato, la improvisación libre y absoluta?
Exactamente, el concierto lo componen temas para improvisar sobre ellos y cosas que uno improvisa al momento, sin tener un tema. Comienzas a improvisar y a veces tomas un tema conocido y empiezas a hacer variaciones. Y es interesante, porque todo va siendo diferente a través del recital. Siempre me siento libre tocando, pero cuando toco solo es el momento de poder soltar mejor las ideas.
En este tipo de conciertos, el repertorio puede cambiar en cualquier momento.
Generalmente, yo no hago programa. Me siento al piano y empiezo a tocar. Quizás tenga pensado tocar un tema, pero hay cosas que se me ocurren al momento y esa es la frescura. Por eso todos estos conciertos son siempre diferentes.
La improvisación es la base del jazz y quizás la forma de acercarse a su música más personal.
Pienso que sí. Es la cosa más personal y donde puedes mostrar más la capacidad que tengas para hacer variaciones diferentes sobre temas. El concierto mío puede tener mucha música cubana y mucho jazz, pero también otros elementos, por ejemplo, de la música clásica.
El pasado año celebró los cuarenta años de Irakere, la banda que lideró y que cambió la historia del jazz latino, ¿es la formación a la que tiene más cariño de todas las que ha liderado?
Por Irakere siento un amor muy especial porque fue mi primer gran amor. No dijimos vamos a cambiar todas las cosas, sino que fueron saliendo. Éramos un grupo de músicos muy jóvenes y con ideas muy parecidas y, sobre todo, en ese momento creo que eran los músicos más importantes que tenía la música cubana. Y aún pienso que todavía son los músicos más destacados del siglo XX en la música del jazz cubano.
Desde entonces, su estilo ha evolucionado, aproximándose, incluso, a terrenos clásicos. Usted es un músico de jazz a secas, aunque muchas veces se le ponga el calificativo reductor de "latino".
A mí los encasillamientos siento que como que me limitan. Chucho es un pianista de Latin Jazz, pero no solamente hago esto. Es lo que más estoy haciendo. Pero hace dos meses hice un concierto con orquesta sinfónica y el genial pianista chino Lang Lang. Y el año pasado toqué un concierto para piano y orquesta que escribió Leo Brower. He acompañado, además, a muchos diferentes tipos de solistas, desde líricos a Nathalie Cole, americanos, cubanos… Entonces, sí, lo que más hago es latin jazz, pero creo que soy un músico muy general.
Usted no pudo tocar en Estados Unidos hasta finales de los años 70 debido al bloqueo ¿Cómo ve el deshielo en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos?
Todo lo que sea intercambio, relacionarse y, sobre todo, en el arte, es muy positivo para la música cubana y para la norteamericana, y para la música universal, porque siempre salen cosas buenas cuando hay unión y se comparten experiencias y se experimentan.
Buen ejemplo de ello es la música cubana de los cuarenta y cincuenta, con Dizzy Gillespie introduciendo ritmos cubanos y con unas relaciones musicales que fueron un «boom» musical para la isla y los EE. UU.
Eso fue un fenómeno real. Cuando se unió Dizzy Gillespie en 1946 con un cubano, que para mí es el padre del «afrocuban jazz» o «latin jazz», que se llamaba Mario Bauzá, este le dio la idea a Dizzy de por qué no poner instrumentos afrocubanos en la banda de bebop, que era un movimiento nuevo en aquellos momentos. Y lo lograron. Ellos pusieron las bases de lo que está sucediendo hoy, el camino del latin jazz.