Pop
Sr. Chinarro: «Si hay gente bailando el pogo en los bares tiene que haber conciertos»
El sevillano Antonio Luque regresa a su ciudad para presentar este viernes en la Sala X «El bando bueno», su nuevo álbum
El sevillano Antonio Luque siempre fue por libre en la escena independiente . Fue uno de los pocos, junto a Los Planetas , que optaron por el castellano en unos años 90 en los que el pop español es expresó mayoritariamente en un inglés en demasiadas ocasiones macarrónico.
Sr. Chinarro, en cambio, se caracterizó siempre por unas letras que buscaban desvelar lo inesperado en lo cotidiano , con juegos de palabras, dobles sentidos , metáforas surreales... que situaron a este sevillano errante , vivió en Málaga y ahora a unos kilómetros de Barcelona, como uno de los compositores más singulares de su generación.
Con los años, Antonio Luque se ha convertido en un músico de culto y también en uno de los más prolíficos del pop independiente , con casi una veintena de álbumes publicados desde aquel homónimo «Sr. Chinarro» que firmó en 1994.
Su universo creativo no ha dejado de crecer desde entonces y se ha abierto últimamente a a cuestiones más políticas, como el cambio climático o las «fake news», pero sin renunciar a un cierto distanciamiento irónico y sin caer nunca en el panfleto.
Estas y otras cuestiones dan cuerpo a «El bando bueno» (Mushroom Pillow, 2020), que ha sido una de las buenas noticias del final del estado de alarma y que devuelve a un Sr. Chinarro capaz de actualizar su libro de estilo tanto en sonido como en canciones poderosas , como «Sábanas santas», «Depresión» o «La Odisea», que incluye un verso que puede resumir una carera como la de uno de los grandes compositores del pop sevillano reciente: «Mi patria no puede ser el ayer». Este viernes lo presenta en Sevilla en un concierto acústico en La Sala X .
¿Cómo le fue en el confinamiento?
Al principio fue más chungo. Había un ambiente muy terrorífico cuando iba a Carrefour y no podía salir a correr. Ahora al menos puedo salir a correr. Ha muerto mucha gente, pero afortunadamente ningún familiar ni nadie que yo conozca.
Por el coronavirus, el «Bando bueno» pospuso su salida.
Se pospuso un mes. Espero poder presentarlo pronto en directo con banda, pero está claro que a la música en directo nos van a dejar para lo ultimísimo, mucho después de que las terrazas estén llenas y venga gente bebiendo cubatas en los aviones.
«Esto va a quitar de enmedio mucho tejido productivo. La música no es una fiesta, mueve dinero».
Pero esta situación, con un verano sin festivales, va a golpear duramente al sector y a los grupos.
Lo de los festivales es una tragedia, aunque, por otra parte, los grupos españoles que tocaban en ellos siempre eran los mismos, aunque uno terminaba entrando y cogías un dinerillo. Está claro que esto va a quitar de enmedio mucho tejido productivo, porque la música no es una fiesta, sino que mueve dinero, y no poco. No me quiero quejar, pero si hay gente bailando el pogo en los bares, tiene que haber conciertos. O todos o ninguno.
Aunque estaba compuesto antes de la pandemia, hay algún tema en el disco que parece preverla.
Con esto se está viendo claro y lo trato en varias letras, hablando directamente del ADN, cuando en un tema como «Escorpio» digo «somos genes con caparazón». Y llega un gen con caparazón, que es el coronavirus, un trozo de ADN envuelto en una bolita, y nos jode vivos. Ahí estaba usando una metáfora para explicar el egoísmo intrínseco del ser humano, que no es otro que el de la carrera de genes.
En «Planeta B» habla en términos dramáticos del cambio climático, planteando que, si no se hace nada, un futuro haya que abandonar la Tierra.
Ir a la Luna es ya una complicación seria, así que imagina ir a otro planeta... me temo que mucho antes de eso vamos a acabar con las posibilidades de salir de este planeta, lo que me parece más interesante que la enésima canción de amor sobre una pareja. Trato los temas en los que estoy más suelto y se prestan más para jugar en un terreno inexplorado.
«La ironía es interesante siempre. Es más interesante una película de Berlanga que una de Ken Loach»
Estas cuestiones más políticas están ahora más presentes.
Sr. Chinarro nunca fue la alegría de la huerta. Quiero estar informado, pero no me creo todo lo que dicen los medios de comunicación. Hay cosas que son evidentes, pero nadie parece preocuparse por ello y los políticos lo ignoran. Me gustan canciones como «It’s The End Of The World As We Know It (And I Feel Fine)», de REM, con letras que funcionen en distintos planos. Me gusta la ambigüedad, no pontificar. La que va con el cabreo por ahí es Greta y se ríen de ella. No quiero que se rían de mí.
De hecho, nunca le ha interesado hacer letras panfletarias.
Para eso ya había grupos punkies. El primer disco que compré en vinilo no fue el de La Dama se Esconde, sino uno de La Polla Records, que compramos entre tres o cuatro para grabarlo en cinta. También estaban Los Nikis y Los Ilegales, que hacían canciones irónicas. La ironía es siempre interesante. De hecho, es más interesante una película de Berlanga que una de Ken Loach. Hay muchas maneras de dar un mensaje político.
«Hace unos meses me senté en la Alfalfa y me dije: me quedo, no me vuelvo y tuve una revelación»
En «Depresión» cita al Guadalquivir, ¿echa de menos Sevilla?
Mucho, cada día. Tuve un concierto acústico hace unos meses en la sala Obbio y me senté en la Alfalfa. Entonces dije, me quedo, no me vuelvo y tuve una revelación. Me fui de Sevilla en 2005, pero escucho Radio Sevilla por el Betis y también por la información sobre cómo está el tráfico en el puente del Centenario. La escucho a mil kilómetros de distancia y me reconforta, me dan hasta ganas de llorar.
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