Cecilia Mangini, una joven de 93 años en el Festival de Cine de Sevilla
El certamen dedica una retrospectiva a la cineasta italiana, una pionera del documental que sigue en activo
Cuando llegó al cine, a los 30 años, ya era una fotógrafa de las que jamás se descuelgan la cámara del cuello , curtida desde los 19 en las calles de la Italia de posguerra, donde retrató la pobreza de las zonas rurales del sur, o la marginalidad de los niños y adolescentes de los suburbios como protagonistas de esa sociedad que había sobrevivido a Mussolini y el fascismo, o aportando su mirada a las mujeres, a su situación social y vital. La otra cara del boom económico de la Italia de los años 50 y 60. «Desde el momento en que mostramos el verdadero estado en el que se encuentra un país, los fotógrafos y documentalistas molestamos. Hablar de los marginados supone siempre acusar a los políticos , y especialmente en aquella época en que se quería vender la imagen de una Italia en pleno desarrollo. Menos mal que se enfrentaban a nosotros, porque así éramos más combativos, más decididos a continuar contando lo que veíamos», decía Cecilia Mangini (Mola di Bari, 1927) .
Llegó al cine como paso natural, de la mano, o junto a, Pier Paolo Pasolini, convirtiendo su texto en su primer corto documental, «Ignoti alla città» (1958), que contaba el día a día de los jóvenes de la periferia, y con el que se encontró formando parte de ese neorrealismo desarrollado por Rossellini o De Sica , que contaría tan bien la realidad de su país. Siguió colaborando con Pasolini en «Stendalì» (1960) y en «La canta delle marane» (1961): una trilogía de films cortos tan desoladores como poéticos, que forman parte de la retrospectiva que este año le dedica el Festival de Sevilla.
También se proyectarán una decena de films más, algunos tan relevantes como «Essere done» (1965), donde mostraba su inquietud por los derechos de las mujeres. «Creo que mi atracción por el feminismo, fue anterior al feminismo, muy pronto decidí que no quería ser ama de casa. No me gustaba el modelo que imponía la iglesia, en el que la mujer debía ser un ángel del hogar, no inmiscuirse en política y rendir continua pleitesía al hombre. Llevaba pantalones, cuando ninguna los llevaba, leía, opinaba sobre la actualidad, fumaba en la calle . Me salté todas las reglas y conseguí que me trataran como uno más», afirmaba en varias entrevistas. «Y haciendo Essere done vi que había mujeres insatisfechas pero motivadas, inconscientemente estaban gestando ser mujeres completas».
En la retrospectiva que le dedica Sevilla se podrán ver también «Maria e i giorni» (1959), «La pasione del grano» (1963), «Divino amore» (1964), «Tommaso» (1965), «Sardegna» (1965), «La scelta» (1967), «La briglia sul collo» (1974), «Un viaggio a Lipari» (2017) y «Facce» (2018).
Y uno de los platos fuertes del ciclo: el estreno en España de su último film, el largometraje «Due scatole dimenticate. Un viaggio in Vietnam» (2020) , codirigido por Paolo Pisanelli, con el que Cecilia Mangini recupera un viejo proyecto sin terminar: en 1965, viajó junto a su marido, el también cineasta Lino Del Fra , compañero de vida y de multitud de rodajes, hasta un Vietnam devastado por la guerra para retratar la resistencia de un pueblo y ofrecer una contundente mirada anticolonialista, que finalmente quedó a medias. «Estuvimos trabajando allí durante tres meses, pero cuando se intensificó el bombardeo de Hanoi, nos obligaron a abandonar Vietnam. El gobierno no quería que hubiera víctimas, sobre todo extranjeras. Fue una herida enorme para nosotros», contaría Mangini.
Más de medio siglo después, la cineasta y fotógrafa regresaría a estas imágenes casi por accidente, tras encontrar dos cajas de zapatos (las due scatole dimenticate del título) llenas de negativos, testimonio gráfico de los meses en los que, junto a Del Fra, captó la realidad social del país asiático. Volver a ello le sirvió para reflexionar sobre el paso del tiempo y el papel de la memoria histórica, con un resultado tan fascinante como catártico.
La exposición virtual de una gran fotógrafa
Tan potente como sus películas, la obra fotográfica de la italiana también podrá disfrutarse de forma virtual, y durante los días del Festival, a través de una exposición titulada «Cecilia Magnini. 36 disparos» , dividida en cuatro fabulosas series de instantáneas. En concreto, los cuatro bloques de los que consta la exposición tienen que ver con sus miradas a la vida en el sur de Italia y en el norte del país; su experiencia en Vietnam, y su talento en el arte del retrato (con modelos como Federico Fellini, Pier Paolo Pasolini, Satyajit Ray, John Huston o Charles Chaplin).
Cada una de las secciones de la exposición, se acompañará de una explicación en audio de la propia cineasta, un testimonio en primera persona que ayuda a comprender la verdadera dimensión y magnitud del trabajo de una mujer adelantada a su tiempo.
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