OCIO

Luz Casal: «Las canciones no cambian las cosas, sino que las reflejan»

La cantante gallega actúa este sábado 26 de octubre en el Festival Riofest, en San Juan de Aznalfarache

Luz Casal en pleno concierto Belén Díaz Alonso

Luis Ybarra Ramírez

Hay voces que destilan nostalgia, elegancia, belleza o dolor. Pero muy pocas albergan todo ello tras unas mismas comisuras. Por eso, Luz Casal es ese pozo profundo al que todos los letristas quieren arrojar sus creaciones , aunque ella rehuya por la dificultad que supone superar lo que ya tiene. Con la garganta esculpida en nácar, lleva casi cuatro décadas tocando heridas comunes . Del amor y del deseo. De los reproches y las dudas. De esos que juegan quererse o a que el otro crea que se quieren. De los que miran hacia atrás y viven entre recuerdos. De todo ello y mucho más se ha nutrido la cantante gallega antes de llegar al festival Riofest, que se celebrará este sábado en San Juan de Aznalfarache. Con el otoño húmedo en los labios, Luz Casal nos muestra así su paladar certero .

¿Hace cuánto no actúa en Sevilla?

Tan solo un par de años. Tengo ganas de reencontrarme con la ciudad justo cuando vamos a terminar la gira.

Vuelve con sus clásicos de siempre y un álbum reciente, «Que corra el aire». ¿Siente presión por parte de las casas discográficas para que grabe más a menudo?

Tengo suerte de que sean pacientes. Después de sacar «A contraluz», donde están las dos canciones que se incluyeron en la película de Almodóvar, tardé más de cuatro años en sacar el siguiente. La gente lo vió como un suicidio, pero yo puedo hacer otra cosa que aquello que me va saliendo. No puedo sacar algo diferente y bueno cada año.

¿Le llegan letras y canciones para que las interprete?

Sí, y lo agradezco. Me llegan de gente que compone bien, regular, incluso mal. En cualquiera de los casos, no es fácil hacerte con un repertorio nuevo cuando ya tienes quince álbumes originales y muchas colaboraciones. Es muy difícil superarse. Creo que tengo canciones muy poderosas en el registro amoroso, y hacer una nueva que no las supere no me interesa.

Lo último que ha grabado es «Morna», junto a Buika. ¿Cuáles son esas olas que no dejan de dolerle?

Buika tiene una voz especial. Esta canción destila morriña. El desapego que produce estar fuera de tu tierra. Las dos lo entendimos muy bien y ha quedado una bonita versión.

Ha mencionado la voz. ¿Cree que ha perdido parte de su importancia en la nueva cultura popular, donde son cada vez más habituales las distorsiones?

Lo de las distorsiones se utiliza desde hace décadas con las guitarras y ahora se está haciendo bastante con la voz. A mí me parece genial que cada uno haga lo que considere. Son modas y no tengo por qué estar a favor o en contra. Seguiré haciendo lo mío.

Ha dicho que guarda ropa de los años 80 que ha envejecido tan bien que todavía se la puede poner, ¿le ha sucedido lo mismo a su obra?

Absolutamente. Ninguna de mis canciones me horroriza. Quizá es la consecuencia de haber grabado siempre poco a poco y con mucha responsabilidad. Hay que aparcar las ideas para que crezcan, para que pasen varios filtros y lleguen en el momento oportuno. El mayor halago que puedo recibir es que mis canciones pasen de una generación a otra. Que la gente las sienta tan próximas que no se plantee si yo podría ser su hija, su mamá o su hermana.

¿Se considera profeta en su tierra?

Profeta quizá es demasiado serio. Me considero una persona querida y muy cuidada en este país. Después de tanto tiempo, estoy agradecida de estar donde estoy.

¿Y fuera de ella?

También. A Francia, por ejemplo, llevamos yendo desde el año 91 ininterrumpidamente. En Japón o Albania, donde hemos estado últimamente, la respuesta ha sido muy buena. Llegar a nuevos países es una experiencia estimulante para una persona curiosa como yo. Es apabullante que te reciban tan bien.

¿Qué poder tiene la música?

No es el poder de una determinada normativa o ley, pero la música popular sirve para acompañar y ayudar a un individuo en un momento determinado. Por supuesto, eso es extensible a una gran masa. Las canciones no cambian cosas, sino que las reflejan.

¿Cómo es el público sevillano?

Tengo afinidad con la gente de aquí. Es cariñosa, respetuosa y exigente. Eso crea siempre un buen ambiente.

¿Qué ha preparado para esta ocasión?

Pues cantaré algunas de las canciones de mi último álbum y otras de las más representativas de mi carrera, para que quien acuda se lo pase muy bien.

Después de cientos de conciertos, discos y reconocimientos, ¿qué le queda por hacer a Luz Casal?

Una barbaridad de cosas. Solo dentro de mi profesión, tener un conocimiento más amplio. No soy tan arrogante de creer que lo he vivido y lo sé todo.

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