FESTIVAL DE MÚSICA ANTIGUA
Cantos a la Inmaculada en Sevilla
La Accademia del Piacere ofreció un concierto en torno a la música sobre la Virgen en la Contrarreforma
Cada presencia del conjunto hispalense de la Accademia del piacere en el Festival de Música Antigua de Sevilla ( FeMÀS ) nos trae un nuevo planteamiento, tanto conceptualmente como tímbricamente hablando: en esta ocasión, un quinteto vocal era acompasado por un quinteto de cuerda (cuatro violas y la tiorba de Miguel Rincón), más el órgano de Javier Núñez .
La importancia tridentina otorgada a la virginidad de María que impregnó la iconografía que mejor define a Murillo , fue núcleo literario o musical, pero además muchos de estos textos se imbrican con la representación popular que supone la tan próxima Semana Santa .
Musicalmente supone la progresiva sustitución de la equilibrada importancia de las voces renacentistas a favor de una textura polarizada entre la voz superior y la del bajo, pasando las intermedias a una labor de relleno armónico.
Esta nueva concepción, la monodia acompañada , será la base de la ópera que florece en este primer barroco —aunque siga conviviendo con el contrapunto—, y cuya cualidad solista facilitará la transmisión del mensaje de la Iglesia católica.
Vocalmente resultaron espléndidos, sorprendentes en quinteto («Las Vergine», de Palestrina , al inicio y al final), si bien con timbres marcadamente distintos; acaso por eso disfrutamos más en las intervenciones a dúo o solo, asignadas a Ariel Hernández y Mariví Blasco .
El primero de registro muy natural, distendido, quizá necesitado de potenciar mejor los sonidos más graves, pero de excelente inteligibilidad y articulación . Blasco optó por un volumen menos presente, a cambio de agudos mucho menos rígidos, más relajados, cercamos a la belleza y dulzura de su centro , como demostró en la «Canzonetta spirituale sopra alla nanna», de Merula , lo mismo que en otros números «a solo», tanto como en los que se fundió con sus compañeros (en cuanto a las dinámicas).
Las cuatro violas , que volvieron a recorrer desde las tesituras muy agudas hasta las más graves, estuvieron capitaneadas por Fahmi Alqhai , especialmente en la disminución sobre un madrigal de Monteverdi , donde tal vez forzó en exceso su instrumento, del que se oyó algún lamento, compensado siempre por el arrobo y versatilidad que imprimió al conjunto.
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