Flamenco SinCejilla

El cantaor Alfredo Tejada y su mapa de la hondura

Crítica del álbum 'Identidad', su tercer trabajo discográfico, con una colaboración especial de Rafael Riqueni

Imagen del artista malagueño y granadino de adopción Alfredo Tejada Ideal Granada

Luis Ybarra Ramírez

Como el cinéfilo a un largometraje de Quentin Tarantino se acerca el aficionado a los discos de Alfredo Tejada, el más cantaor de todos los que ganaron la Lámpara Minera en los últimos años. Es por esos guiños continuados que filtra por su expresión, dejándonos un mapa personal de su estética del flamenco.

En esos trazos, el ‘Salero de España’, de Concha Piquer se hace bulería gaditana y queda a medio camino entre el mar y Chano Lobato . Una guitarra montoyea, la de Antonio de la Luz, y le da paso a la taranta de Linares. Sale a buscar su centro en la soleá de la Serneta que grabó Pastora Pavón y que inspiró, entre otros, al poeta José Ángel Valente , y va agonizando con conciencia en los tercios. Tejada estudia, canta, compone y se rodea de un cerco de cuerdas de lujo para manifestar sus querencias.

Con Rafael Riqueni deja una pieza insólita: unos cantes de laboreo con una hermosa instrumentalización sinfónica que firma Borja Évora. También Paco Jarana se aparece para contemplar a Huelva en el fandango, Paco Vidal para rememorar por jaleos a diversos personajes ilustres de la Sevilla más honda y Chaparro de Málaga en la seguirilla de corte jerezano, comenzando por el estilo de Juan Feria, Lacherna y, finalmente, Curro Durse, de Los Puertos.

Hay bulerías de Jerez, alegrías de albero y unos tangos para honrar a Morente . Él, que tan bien conoce su obra, quizá podría haber ido más allá de la popular ‘Estrella’. Descubrir, profundizar, como habitualmente hace. Es un artista nacido para ser del gusto de muchos. Formal, riguroso y con una queja en cada siglo.

David de Arahal, un guitarrista precoz

David de Arahal

La semana pasada, este joven guitarrista de 20 años dio a conocer el single del que será su primer disco, ‘Mar verde ’, en alusión a las arboledas que desde su pueblo, Arahal, se extienden en un abrazo agreste. Imbuido por el toque a rebato que suena desde las espadañas de la iglesia de la Victoria, ha trasladado el grito de los metales dorados a su instrumento. La composición, una seguirilla de enorme expresividad, se llama ‘Campanas de la Victoria’. La grabación, además, se desarrolló hace unos meses en el mismo templo para recoger en esos escasos cuatro minutos la sonoridad que tenía a David de vueltas con las manos y los tímpanos.

Son muchos los flamencos que poco a poco nos han ido conduciendo hasta él. Rafael Riqueni, Miguel Poveda, Segundo Falcón y otros tantos lo han mirado de cerca esperando la reacción y la evolución de uno que despega ahora con el sambenito de la promesa . En unos días, su ópera prima estará en el mercado. Todos lo miran esperanzados, convencidos casi de que paladearemos con gozo sus ideas más tempranas.

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