Flamenco

Bienal de Sevilla 2020: el piano de Pedro Ricardo Miño ha vencido a la luna

La ausencia de lluvias permitió que se celebrara el recital del músico de Triana en el Alcázar

Pedro Ricardo Miño este jueves en el Real Alcázar de Sevilla

Luis Ybarra Ramírez

Pedro Ricardo Miño es clásico porque toca el piano como lo imaginaría un niño, sin impurezas, arquetípico. Y su piano, esta vez, ha vencido al oído y a la lluvia, firmando un recital de baba al suelo. Qué decir. Él se sienta y una música jonda y fina se asoma por las oquedades que quedan entre las teclas como haces de flores. ¿Algún «pero»? La monotonía. Entendida, eso sí, como belleza.

La noche se cortó con una lengua de fuego rojo, rojo alerta, proyectada sobre la fachada del patio de la Montería. Al jadeo de dos sitares, en homenaje a aquel mago indio que le colocó sus cuerdas a los Beatles, Ravi Shankar, el de Triana se echó a los dedos unas seguirillas oscuras como su tez. Estentóreas, cavando en los parterres más hondos para crear atmósferas elevadas. Trae también farrucas que nos llevan al río de su apellido. Tal y como hacían los antiguos al acercarse a este instrumento, canta, pero ya con mayor entidad. Es decir, posee la técnica de hoy, sin alardes , pero con un eco de nunca reverberando dentro de él. El de Pastora, quizá, debajo de la tapa. O el de Arturo, de esa misma casa de los Pavón, pilar de esto que él hace a quien dedicó unos tientos caracoleros.

Por malagueñas suena al Mellizo . El más cortito y doliente. Susurra, enloquece, gime. Y allí surge parte de lo mejor de uno que por momentos parece un simple transmisor de emociones que le caen del cielo. No crea, sino que salta de hallazgo en hallazgo, con oído de cantaor y manos de abanico. Alegrías, bulerías, María Terremoto como invitada, más seguirillas, aplausos.

Por el puente de arrabal se escuchan las soleares de su padre, el guitarrista Ricardo Miño, a las horas en punto. Él lo recordó a las once, justo a las once, mientras a no mucha distancia de allí su sangre latía dentro de un reloj , la sangre de un barrio entero al runrún de un torno que aleja las tormentas. Ahí concluyó todo: el piano de Pedro Ricardo Miño había vencido a la luna.

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