Danza
El baile flamenco acapara los Max mientras la danza andaluza languidece
Los éxitos de las primera figuras en las nominaciones a estos premios contrastan con la precariedad laboral del sector
La danza andaluza , especialmente, la flamenca es una referencia fundamental en las artes escénicas españolas. Buena prueba de ello son las últimas nominaciones a los premios Max , la referencia del sector, que se anunciaron en la primera semana de abril y donde los creadores andaluces dominaron este segmento.
Así, en la categoría de mejor espectáculo de danza se dieron cita nombres como Patricia Guerrero («Distopia»), Eva Yerbabuena («Cuentos de azúcar») y Rocío Molina («Grito pelao»). Además, Guerrero y Yerbabuena comparten nominación a la mejor coreografía y mejor intérprete femenina, junto a Mercedes Ruiz («Tauromagia»). Junto a ellas, competirán al mejor intérprete masculino Daniel Doña («Psique») y Manuel Liñán , Premio Nacional de Danza 2017.
Esa misma semana también se conoció la designación de Rubén Olmo como nuevo director del Ballet Nacional de España , imponiéndose para el cargo frente a las otras once propuestas que concurrían al concurso.
El gran nivel de la danza flamenca no puede ocultar, sin embargo, la precariedad en al que se mueve el sector en Andalucía, según revela el «Informe anual de situación de compañías independientes de danza 2017», elaborado por Fátima Anllo , directora del Observatorio de Creación Independiente por encargo de la Federación Estatal de Asociaciones de Compañías y Empresas Profesionales de Danza, a la que pertenece la Asociación de Profesionales de Danza de Andalucía.
Este documento ofrece una radiografía de un sector marcado por la precariedad laboral , así como el «enorme esfuerzo» realizado por estos profesionales por mantenerse en un en un mercado en el que la exhibición s fundamentalmente pública y ha sufrido «enormes recortes» durante la crisis.
Este contexto ha obligado a las compañías, señala el informe, a adaptarse a esta «competitividad de mercado», reduciendo su composición a «estructuras mínimas» . Hay un dato suficientemente ilustrativo de esta situación: el hecho de que solo el 30% de las compañías está constituida jurídicamente . El resto ha externalizado su gestión a empresas de servicios de artes escénicas, lo que ha tenido como consecuencia, añade el documento, «la reducción de la fuerza del trabajo retribuido».
El indicador que muestra de «forma más fiel», según este informe, el g rado de «autoexplotación y precariedad» al que han llegado las compañías es el número de días de contratación anual por tabajador. Si en 2013 eran 67 días al año, en 2017 la cifra ha caído hasta los 24,4 días de contratación.
Esto supone, según estos datos, que «bailarines, coreógrafos, técnicos y demás trabajadores se dan de alta excluxivamente los días de función , quedando el resto de su trabajo y dedicación cotidiana fuera del mercado de trabajo y extento de retribución». A ello se suma un aumento del 12,5% de los empleos eventuales, que en 2017 alcanzan el 73% del total, quedando en solo un 3% el porcentaje de empleos fijos.
Noticias relacionadas