CRÓNICA CONCIERTO DE LOS CHANCLAS
Avanti con No me pises que llevo chanclas
Los creadores del agropop montaron anoche una auténtica fiesta en su concierto en la Malandar, homenaje a Silvio incluido
«A los jóvenes les digo que avanti con la guaracha, porque en cierta manera el roll no solo es la madre del rock, sino de la guaracha; y que donde hay ambiente y alegría en cierta manera hay un poco de swing». Este lapidario y cachondo aserto de Silvio Fernández Melgarejo ilustra a la perfección el concierto de anoche de No me pises que llevo chanclas en la sevillana Sala Malandar , en el que además de presentar sus clásico repertorio, los palaciegos homenajearon al genial rockero hispalense acompañados del virtuoso guitarrista Andrés Herrera «Pájaro» .
Y es que avanti con la guaracha viene a ser algo así como «adelante con alegría», una filosofía que casa a la perfección con la de los Chanclas. Además, en la abarrotada sala de la calle Torneo —s old out desde hacía una semana — hubo ambiente, hubo alegría y hubo swing (¡qué grande Pájaro!).
Con Pepe Begines al mando de las operaciones la farra estaba asegurada: «A nosotros nos ha tocado estar aquí arriba, en el escenario, y a vosotros ahí abajo, vamos a poner cada uno lo que hay que poner para que esto sea una fiesta», sugirió el cantante. El público tomó nota y desde la iniciática «Contrabando de sandías y de naranjas podrías» hasta el último bis que supuso «El canario», la gente no paró de saltar y bailar durante las más de dos horas que duró el concierto gracias a clásicos «Bolillón» , «Las calles de Chicago», «Tengo una tasquita en Triana», «Footing tonight» o «Cabezón».
Entre canción y canción, Begines mostró su maestría a la hora de improvisar (también mientras cantaba los propios temas). «Admiro la interpretación a mano alzada que mi amigo Silvio hacía de sus temas», me confesaba poco antes de dar comienzo el concierto. Incluso, se permitió el lujo de emular a Freddie Mercuri en su legendario concierto de Wembley , cuando el líder de Queen jugó con el público durante casi dos minutos haciendo unos gorgoritos a caballo entre el canto tirolés y el operístico. Lo de anoche fue una versión sui generis (100% agropop) de aquel mítico «ero, ero, dirorirorero».
Andrés Herrera «Pájaro», artista invitado
Casi llegado el ecuador del concierto, Pájaro subió al escenario para formar parte del tributo a su queridísimo y recordado Silvio (fue su guitarrista durante muchos años). «Red, purple and blue», «Baila cadera» y «Puerta España» —los tres pertenecientes al disco «Al este del Edén»— pusieron por las nubes las cotas de swing y rock and roll.
En este punto, cabe una reflexión acerca de la música de los Chanclas más allá de sus letras. Sin apartarse un ápice de su credo primitivo, los creadores del «Agropop» llevan unos años mutando en lo que perfectamente podría bautizarse como «Agrorock» , dado el protagonismo de la guitarra en los arreglos de sus grandes éxitos y en los de las nuevas creaciones (ojo al nuevo disco que verá la luz esta primavera). Lo de anoche fue un claro ejemplo del buen hacer de la banda.
A estas alturas de la película, treinta años después de la publicación de su primer disco, hablar de la originalidad de la propuesta de No me pises que llevo chanclas puede parecer un anacronismo. Pero después de disfrutar de un concierto como el de anoche me doy cuenta de que no lo es. No lo es, precisamente, porque lo genuino y lo auténtico no pasa de moda . He ahí la explicación de por qué la banda liderada por el carismático Pepe Begines sigue teniendo un poder de convocatoria más que interesante.
En estos tiempos en los que abunda el éxito de la música enlatada (y la comida gourmet), también se agradece sobremanera una propuesta con denominación de origen . La música de una gala de Operación Triunfo, por ejemplo, puede hacerse de nuevo cuando OT desaparezca (de hecho ya se hacía). Son actuaciones envasadas, «precocinadas» para su consumo. Las canciones y los conciertos de los Chanclas no, son el fruto maduro de una semilla alegre y genuina que mucho después de germinar (cambio de siglo incluido) sigue luciendo incontenible como una flor de madreselva.
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