CULTURA

El inmenso legado Rafael Garófano: un viaje por Cádiz a través del tiempo

COLECCIÓN FOTOGRÁFICA

El gaditano donó antes de morir sus daguerrotipos, postales, retratos, cámaras y proyectores al Archivo Histórico Provincial

Fotos: La colección donada por Rafael Garófano al Archivo Histórico Provincial de Cádiz

Una de las fotografías que forman parte de la colección de Rafael Garófano. ANTONIO VÁZQUEZ

Esther Macías

Cádiz

Rafael Garófano Sánchez (San Fernando, 1947) comenzó a hacer política en la primera corporación de la democracia como concejal del PSOE en su ciudad natal en el año 1979. Más tarde, entre 1983 y 1995, se mudó a la capital donde fuera concejal de Política, Tráfico, Cultura y Urbanismo. También fue diputado provincial y delegado provincial de Cultura en Cádiz. Y si todavía le parece poco, ocupó el cargo de presidente del Cádiz C. F y de la Cruz Roja. «Un servidor de la ciudad», como tantos amigos y familiares le calificaron el día de su fallecimiento, el pasado 20 de diciembre, tras una larga enfermedad.

Detrás de esa actitud como político por vocación, Garófano era filósofo e historiador de profesión. Estudió Filosofía y Psicología en la Universidad de Salamanca. Impartió clases en Salesianos y en los Institutos del Rosario y Columela. Una cosa le llevó a la otra. No cabe ni la menor duda que durante sus 76 años de vida estuvo rodeado de letras e imágenes. Y jamás paró de investigar. Tanto que llegó a coleccionar más de 15.000 daguerrotipos, postales, fotografías, retratos, cámaras y visores de imagen y hasta proyectores. Se trata de una de las más importantes de las existentes tanto en el ámbito de la imagen fotográfica de carácter histórico, como de los inicios de la imagen del movimiento y del cine. Eso sí, la extensión cronológica y la temática estaba centrada exclusivamente en Cádiz. Porque él fue defensor de la ciudad todos los días de su vida.

Tanto es así que, apenas unos días antes de morir, se pasó por Cristóbal Colón, 12 para donar su legado a la institución gaditana. Santiago Saborido, director del Archivo Histórico Provincial, recibe a LA VOZ en su despacho y recuerda aquel día con mucho sentimiento. «Ni siquiera había pasado una semana de su visita y me llamó su sobrino anunciándome el fallecimiento. Pensaba que Rafael se lo iba a donar al archivo municipal. Cuando vino a darme la notica -continúa emocionado y señalando sus vellos de punta- no me lo podía creer. Al mismo tiempo, supone muchísima responsabilidad para mí. Se trata del fruto de haber dedicado toda su vida a buscar estas recopilaciones fotográficas. Es una de la colecciones más importantes de España», explica.

Antes de que la colección de Garófano se exponga al público, se están llevando a cabo trabajos de restauración, catalogación y digitalización para que el material esté listo para su consulta y divulgación. Hay un grupo de tres personas dedicadas únicamente a este proyecto. «Material, ganas y voluntad hay. Lo que nos hace falta es más dinero para seguir hacia adelante», asevera Saborido.

El director está preparado para enseñar todas estas laborales que se están haciendo y asegura «una gran expectación. El día de la mudanza me preguntó mucha gente. Pero hay que tener en cuenta que este trabajo nos llevará años. Esta colección nos carga de responsabilidad porque esto no se guarda en cajas y ya está, esto hay que ponerlo en valor. Primero nos centraremos en todo el contenido relacionado con Cádiz, luego iremos ampliando. Nuestro objetivo es que se pueda consultar de forma digital». Mientras tanto, Santiago especifica que están trabajando para que en el mes de octubre se celebre un acto de recepción oficial de toda la donación del referente historiador.

Una imagen donde se puede ver el centro de la ciudad de Cádiz, también incluida en la colección donada por Rafael Garófano al Archivo Histórico Provincial de Cádiz. ANTONIO VÁZQUEZ

Ana Martín de Oliva, sobrina de Rafael y restauradora

El mes de agosto está a punto de finalizar y el Archivo Histórico Provincial está tranquilo. Un ambiente que invita a quedarse. Bajamos a una de las salas donde la sobrina de Garófano, Ana Martín de Oliva, se encuentra trabajando sobre algunas de las postales de su tío. Lleva puestos unos guantes blancos para poder manipular el material de forma minuciosa. No hace falta ni preguntarle porque en su cara se refleja el gran orgullo de poder restaurar este legado gaditano. Fue la primera en descubrir el volumen y el valor de la colección de Rafael. Es experta en Bellas Artes y Patrimonio, así que su tío le pidió en sus últimos días de vida que hiciera un catálogo previo para el Archivo Histórico Provincial de la piezas que tenía en su casa, y que incluso sus familiares desconocían.

«La casa de mi tío era, literal, un museo. Estoy muy orgullosa y agradecida de poder estar inmersa en esta colección de él. Además, aprendo muchas cosas con sus postales. Calles de Cádiz que ahora son diferentes, historias secretas de la época franquista. Para mí también es una responsabilidad, al igual que para el director, llevar a cabo este proyecto. Él me dejó este trabajo para que todos podáis disfrutar de más de sus 35 años dando vueltas por el mundo para hacerse con todas estas piezas», aborda la restauradora.

Algunas imágenes impactan. Hay fotografías desde el 1850 en adelante. Se vislumbra un Cádiz cambiado. Unas plazas que ya no están. Otras que han nacido con el paso del tiempo. Estanterías repletas de artículos escritos por Rafael y libros de todo tipo. Y cine. Mucho cine. Su labor como recopilador de archivos de medio mundo le permitió atesorar una colección de fotografías sobre la ciudad que incluso va a permitir a muchos investigadores ver cómo la ciudad ha cambiado en prácticamente 170 años.

Ana continúa abriendo álbumes. De los más antiguos a los más nuevos. Comentamos entre todos lo cambiada que está la ciudad. Y se dirige a la linterna mágica. «Se usaban con placas de cristales y contaba historias a través de esas imágenes. Era un proceso de pre-fotografía», explica. Luego, se pasa a las cámaras. «Esta es una de las cámaras de caja que se conservan». Incluso se atesora una cámara Polaroid. Y es que el historiador acumuló una retrospectiva de 2.060 postales de viajes, 1.489 de ellas de Cádiz, que van desde mediados del siglo XIX a 1980, litografías, álbumes de retratos y paisajes.

«Destacan los retratos en daguerrotipos y ambrotipos, que son los primeros procedimientos fotográficos desarrollados a mediados del siglo XIX en forma de 'carte de visite'. Como se puede ver -señala- algunas de ellas son de personajes conocidos de la burguesía. Los estereoscopios son percibidas en 3D, poro ejemplo. Y aquí nos podemos encontrar a niños fallecidos. En otros tiempos tener estas imágenes era muy valioso», narra detalladamente la sobrina, quien muestra con satisfacción el trabajo que se está realizando.

Una de las fotografías donde sale un bebé fallecido. ANTONIO VÁZQUEZ

Bajamos a la planta donde se encuentran los armarios fríos para una especial conservación. Allí vemos visores, cámaras, proyectores y un amplio catálogo de artefactos que Ana y el resto del equipo guarda cuidadosamente para su futura exposición. Se encuentra incluso un juego infantil. Rafael Garófano era un amante de atesorar todo tipo de recuerdos.

Un legado muy importante para la ciudad de Cádiz

Es una de las tres o cuatro colecciones de fotografía histórica más importante de Andalucía. «Y de España seguro que también», interrumpe el director del Archivo gaditano. Describe Santiago que a nivel formato, soporte, período cronológico y tamaño «es la mejor colección fotográfica de Cádiz».

Al hilo, su sobrina Ana resalta que «no solo a nivel de fotografía, también viene acompañada de la propia biblioteca que tiene pre-cine, cine, imagen. Y se trata de la mejor que se conserva. Hay unos dos mil ejemplares. Como buen investigador, se compraba todo lo que le sirviera de apoyo a sus publicaciones. Tiene más de una docena de publicaciones sobre la historia de la fotografía y de la imagen en general».

Cádiz es una ciudad pionera en muchos sentidos. Ahora también lo es de la fotografía. El coleccionista gaditano y doctor, asiduo investigador del Archivo, manifestó en nombre propio la voluntad de donar a la Junta de Andalucía su colección como propietario único. Los bienes se depositaron provisionalmente en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz para permitir su adecuada conservación, y acrecentar el patrimonio documental de Andalucía, así como para facilitar el acceso a sus contenidos. Y así sucedió el pasado 30 de junio cuando se publicó oficialmente en el boletín de la Junta de Andalucía.

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