Novedad editorial
La música hispalense y sus múltiples arquitecturas
El Centro de Documentación Musical de Andalucía publica el libro «Espacios sonoros en Sevilla: 1600-1936»
El Centro de Documentación Musical de Andalucía acaba de publicar el libro «Espacios sonoros en Sevilla: 1600-1936» . Se trata de una obra colectiva, fruto del trabajo de diversos miembros del Grupo de Investigación HUM301 «Seminario Cristóbal de Morales», del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla. La coordinación y edición literaria ha estado a cargo de Pedro Luengo .
Este profesor de Historia del Arte dice que el objetivo principal del libro ha sido « apuntar las aún amplias posibilidades que tiene el estudio de la Historia de la Música junto con la Historia de la Arquitectura y de las Artes . Como fruto de varias décadas de trabajo del Grupo de Investigación Seminario Cristóbal de Morales, que aglutina a profesionales de diferentes perfiles académicos e instituciones coordinadas por la Universidad de Sevilla, era obvio que la interdisciplinariedad sería la perspectiva más fructífera». «Todo ello además ha sido posible desde el principio —prosigue— por la confianza en el proyecto del Centro de Documentación Musical de Andalucía, en cuya página web está disponible gratuitamente para todos aquellos interesados».
La relación de la composición musical con el espacio urbano o arquitectónico a través de su orquestación y con su función «es casi indisociable, aunque no siempre se ha estudiado como un conjunto». Por eso Luengo dice que Sevilla es «un buen espacio para ofrecer un panorama así, ya que se conservan tanto los edificios como los archivos que describen los usos musicales del momento, cuando no los instrumentos. En esta línea cabe subrayar el trabajo realizado por Alberto Álvarez Calero sobre la música y la danza en torno a la festividad del Corpus en Sevilla, en lo que es ya un contraste entre la escritura para espacios arquitectónicos y celebraciones urbanas».
La Catedral ha sido un espacio fundamental como catalizador de la música sacra hispalense. En ese sentido destaca el artículo «Liturgia, espacios sonoros e intérpretes en la Catedral de Sevilla durante los siglos XVII y XVIII» , de Herminio González Barrionuevo , maestro de capilla del templo. Según Luengo, «la Catedral sirvió de revulsivo cultural en la ciudad, por sus contactos nacionales e internacionales y por una apuesta musical que llega hasta hoy. Conocer bien la ubicación de los intérpretes en cada celebración litúrgica es muy importante para una correcta reproducción actual, además de para comprender mejor su efecto en el público en un espacio arquitectónico concreto».
También este libro se centra en la importancia de los espacios religiosos para el rezo, que proliferaron no sólo en Sevilla sino en toda Andalucía. «Los usos de la Catedral fueron emulados por otros templos vecinos. Como ha estudiado en este y otros trabajos Antonio Martín Pradas , el mobiliario es un buen punto de partida para entender cómo el espacio musical estaba integrado en un concepto sonoro funcional muy definido que fue evolucionando y que tuvo a la Catedral como referente», dice este profesor.
La transformación del espacio musical sonoro sevillano también se produjo con la proliferación de órganos en el siglo XVIII , como el de iglesias tan señeras como la Colegial del Salvador. «La renovación de órganos en el siglo XVIII, sustituyendo a otros anteriores, es una muestra de cómo el espacio, la función y la música estaban ligadas», sostiene el coordinador de este libro.
Comenta también Luengo que la producción musical del siglo XIX, capítulo que han trabajado María Isabel Osuna Lucena y María del Carmen Rodríguez Oliva , ha estado ensombrecida por la trascendencia de la polifonía del siglo XVI, las conexiones internacionales de los siglos XVII y principios del XVIII y la presencia de la corte. En esa centuria, «el nuevo espacio sonoro que aparece en la ciudad es el salón, el café, el teatro, un ámbito arquitectónico mucho más cercano al oyente, una función más liviana, lo que se traducía en una música diferente a la anterior pero no menos significativa».
Los Montpensier
En cuanto a la corte de los Montpensier , según este profesor «supuso un revulsivo para el panorama cultural, lo que incluía también lo religioso e incluso lo político. En cuanto a la música, las recientes investigaciones de Auxiliadora Gil Rodríguez sobre Eugenio Gómez muestran cómo los compositores fueron capaces de adaptarse a la función de su música, ahora religiosa, ahora burguesa, ahora cortesana; pero de forma paralela al espacio para el que componían, incluso cuando los intérpretes, compositores e instrumentos apenas cambiaban entre estas variables».
Por su parte, el profesor Eduardo González-Barba Capote se ha encargado del capítulo titulado «Las primeras sociedades de conciertos en Sevilla (1913-1920-1923):el último espacio escénico de la burguesía hispalense» . «Los nuevos aires europeos traídos por la corte Montpensier inyectaron en la sociedad sevillana un renovado interés por otras manifestaciones musicales como los conciertos orquestales. González-Barba ha trabajado en profundidad este fenómeno que supuso la llegada de un nuevo espacio arquitectónico para el que componer música», dice el coordinador de esta obra.
El libro contiene un último artículo de Julia Esther García Manzano dedicado a la música de tradición escrita en las primeras décadas del siglo XX. «Con una perspectiva basada en el análisis técnico, García Manzano ha trabajado sobre esta generación de músicos y compositores y sus conexiones internacionales, así como sus ortodoxias y heterodoxias», concluye Luengo.
Noticias relacionadas