Flamenco SinCejilla
El flamenco que no ganó su entrada en la Wikipedia
La falta de información y la ausencia de algunas de las grandes obras en Internet provocará que se pierdan con el tiempo
No les interesó a ellos ni a nosotros, los aficionados. Por eso resulta tan difícil aprender y profundizar en el flamenco a través de Internet. Trate de escuchar el «Romance del Conde Sol», uno de los más populares de Antonio Mairena, en Spotify o su primera toná liviana con la guitarra de Melchor de Marchena en Youtube. No están. Las lagunas invaden también al Lebrijano. Y a Menese. Y a Turronero. Y a todos. De los cantaores antiguos, no hace falta irse a La Antequerana, con La Paquera o Caracol nos vale, solo quedan sus álbumes recopilatorios, las antologías. Lo original, entre lo descatalogado y lo mal documentado, desaparece , generando una nube con información destilada sin piedad y desbaratada, sin cronologías, con tópicos, con mentiras que se repiten, se copian y pegan.
En la página web Discogs, donde los usuarios arman las discografías de sus artistas favoritos, los errores y las ausencias se multiplican. Si quiere ahondar desde su ordenador en la guitarra de Paco de Lucía, hágalo en inglés, pues hay mucho más contenido . ¿Cómo es posible que en la Wikipedia en castellano no se recojan entradas para discos como «Luzia», «Zyryab», «Siroco» o «Almoraima»? Imagino que no serán lo suficientemente buenos e influyentes.
El Cojo de Huelva no nació en Huelva, ni siquiera era cojo y tampoco lo hizo en el año 1900 ni murió en el 1955, aunque hemos de reconocer que casi. Canela de San Roque grabó muy poco como para que encima le quiten aquel álbum del año 90. Manuel Vallejo sí ganó su entrada en la Wikipedia, pero solo con cuatro breves párrafos , uno más que El Niño Gloria, quien, a su vez, podría contentarse con disponer de dos más que El Cojo de Málaga, otra deambulación anormal definitoria que se cuela en esta líneas revestida de escasez informativa.
Si le llaman la atención títulos como los de la cartagenera «Echemos a caminar», de José Menese en «La palabra» o las alegrías «El deseo», del Lebrijano en «Senderos del cante», échese a buscar los vinilos, pues no se reeditaron desde los años 70 y, por tanto, no están a golpe de teclado. Esto nos debería hacer pensar que no solo desconocemos a quienes desarrollaron sus trayectorias en la primera mitad del siglo XX, si no que, aunque creamos que todo se digitaliza, en unas décadas, cuando alguien estudie a nuestros coetáneos, las certezas no serán tan abundantes como parece . Filtrar es tarea de todos. Aportar conocimiento, compartir, corregir, regalar al conjunto, como se hace en otras disciplinas artísticas, no solo incumbe a los investigadores, pues todos divulgamos en su justa medida, y así conseguiremos que lo genial no se desdibuje. Por favor, si alguien tiene la versión en directo de «Que mi voz suba a los montes», de Morente, que no se la guarde.
«Flamenco sin fronteras», de Antonio Rey: la buena salud del toque de Jerez
La guitarra, en Jerez, goza de muy buena salud: Diego del Morao, Manuel Valencia, Santiago Lara, Bolita, Javier Patino, Antonio Higuero... Y, entre todos ellos, también sobre los hombros de Rafael del Águila, Javier Molina, José Luis Balao, Paco Cepero, los Morao y los Parrilla, maestros, en definitiva, de una tierra, está Antonio Rey, el gran virtuoso de su generación . Nació en Madrid, ha demostrado sus dotes como concertista y «Flamenco sin fronteras» es su quinto álbum en solitario , un viaje de bellas composiciones que no siempre se sujetan a los palos. Cuerdas que pintan paisajes y emociones a veces demasiado primarias que, al final, hacen justicia con aquello a lo que evocan.
Esta vez, se ha salido de los patrones jondos para dar con su mensaje. Por eso, incluye temas como «Un sueño contigo alma», junto a Pablo Alborán , que se acercan a lo más contemporáneo y comercial, rozando lo hueco. En «A mi padre Tony», rebosante de expresividad, no solo suenan sus dedos sobre el diapasón, sino el jadeo leve de sus muñecas que marca el tempo interno, el más difícil. A Paco de Lucía se dirige otra secuencia de acordes logrados: «Frente al mar». Despojado de la oscuridad que le hemos escuchado en trabajos anteriores, aquí deja muestra de algo más liviano, más pop. Para todos los públicos, sin franjas de gusto ni edad, hermoso y blanco , con la pulsación que lo caracteriza, con sus más y sus menos, buscando una belleza sencilla. Encontrando algo que no pretende ser genial, pero sí bello. Y que tal vez atraiga a oídos nuevos.
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