Bienal de Flamenco de Sevilla
Gualberto García tocará a la luna este sábado en San Jerónimo
También dentro del marco de la Bienal de Flamenco de Sevilla, Califato ¾ actúa este viernes 28 de septiembre en el mismo espacio
Testigo del festival de Woodstock, compositor del Estanque de los Lotos en la Sevilla hippie de los 60 y 70, miembro de la rareza Smash, icono del rock andaluz, acompañante místico de la «Nana del caballo grande», de Camarón de la Isla, músico en solitario, escapista de lo comercial, debilidad de Ricardo Pachón, genuino embudo por el que se cuelan los estilos, ritmos y raíces más diversos, Gualberto García vuelve por segunda edición consecutiva a la Bienal de Flamenco de Sevilla. Lo hace este sábado 29 de agosto para clausurar un mes en el que lo experimental ha abierto el telón de lo que se prolongará hasta el 4 de octubre. Estrena «Duende eléctrico» en el Monasterio de San Jerónimo, una obra creada especialmente para ocasión.
Siempre al reverso de las modas, sin atender nada más que a la intuición, el artista sevillano ha tocado el rock y el flamenco en sus más de cinco décadas de trayectoria, también la música clásica y la hindú, el folk, el jazz . Fue en el sonido metálico y envolvente del sitar, sin embargo, donde encontró hace tiempo su elemento natural: ese espacio donde brotan las ideas y estas se encadenan a las siguientes para satisfacer al espíritu sin llegar nunca a agotarse del todo. Ha colaborado con Lole y Manuel, Carlos Cano y el cantaor Manuel Agujetas en un disco extraño parecido en su color al cobre. Ha trabajado como arreglista y grabado piezas poderosas en los álbumes «Vericuetos» y «A la vida, al dolor», donde diseccionó a Jimi Hendrix en unos tarantos y contó con la complicidad de Enrique Morente para su «Terraplén», «Canción del arcoiris» y «Prisioneros».
Ha dirigido cuartetos y sextetos, armado un binomio de conversaciones junto a la guitarra de Ricardo Miño y caminado por sendas tan divergentes que pudiendo ser radicalmente disruptivas han logrado más adeptos que seguidores. La edad , y esto es, por encima de todo, lo que resume su labor, no ha saciado sus ganas de sentarse descalzo sobre la alfombra a coquetear con los posibles hallazgos . Por eso siempre vuelve de ningún lugar para adentrarse en algo nuevo.
Sonidos y vueltas
Todas estas idas y venidas, homenajes y vueltas desembocan esta vez en «Duende eléctrico», un recital en el que estará presente el sitar, aunque también recupera la guitarra eléctrica después de muchos años. Daniel Escortel, al bajo; Fernando Rodríguez, en el sintetizador; y Toni Manga, con la batería y el resto de percusiones, lo secundan sobre el escenario que debía cerrar las noches en San Jerónimo. Dado el aplazamiento del concierto de Diego Villegas, quien tenía que haber inaugurado el ciclo, para el día 23 de septiembre, la música volverá a este enclave donde la Bienal ha apostado por lo más heterodoxo.
En el primer espectáculo celebrado en el Teatro de la Maestranza tras el confinamiento, Gualberto García tuvo la oportunidad de anticipar unos fragmentos improvisados de su cita. «Duende eléctrico» está inspirado en la lectura de «La diosa blanca» , de Robert Graves. Hurgando en la mitología griega y los bardos celtas, en una Europa desaparecida y en los rituales mágicos de Oriente Próximo, temas como «Cuarto creciente», «Luna llena» y «Tiempo de cosecha» prometen invocaciones de astros y resoluciones, o acercamientos, a los mitos poéticos a través de la melodía. Un puñado de culturas se aglomeran, como consecuencia, en un mismo espacio y tiempo para alcanzar algo, ante todo, diferente al resto.
Califato ¾ presenta «Lâ treçe puertâ»
Lo de «banda de folclore andaluz futurista» solo se entiende si se echa un vistazo a sus trabajos anteriores. Califato 3/4, que presenta este viernes 28 de septiembre «Lâ treçe puertâ» en el Monasterio de San Jerónimo a las 22 horas, combina música electrónica con flamenco y sonidos propios de la cultura popular de Andalucía. Queda, como resultado, una estética entre el ayer, el mañana y ningún otro lugar. Aires moriscos y gitanos, sones viejos de enorme valor histórico y atmósferas creadas desde la perspectiva tecnológica se entrelazan en su propuesta. Una mezcla que atiende a la diversidad cultural de los pueblos que pasaron por aquí y que resulta difícil de clasificar. «Crîtto de la nabahâ», «Buleríâ del aire acondiçionao» y «Açeitunitâ negrâ» son algunos de sus temas.
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