Concierto en Vejer

María del Tango: el sueño del flamenco hecho realidad en Cádiz

La cantante y músico granadina, afincada en Cádiz, presenta 'Entre dos Mundos', nombre elegido para la gira con la que inicia su proyecto personal junto a una banda colmada de experiencia y saber hacer

María del Tango

C. González González

Jerez

Al entrar a la venta, María del Tango espera de pie junto a la barra conversando con dos ancianos de La Muela. Es su zona de confort. «Donde me he criado», asegura risueña. Con el poderío, carisma y arte que luce por bandera, les deja una ronda pagada antes de irse. Y al despedirse, se le escapa de propina una letra por soleá que emociona a todos los presentes. Porque así es como camina María Esperanza García Martínez (Caniles, 1992) por la vida: tocando almas.

La cantante granadina, afincada en Cádiz desde hace ya seis años, tiene un brillo especial en sus ojos pardos esta mañana. La noche anterior concluyó con un éxito abrumador ante más de cien personas la presentación de su proyecto en solitario junto a la que podría ser la banda elegida para girar por los escenarios españoles «e incluso cruzar el charco», adelanta. Una banda colmada de experiencia, soniquete y saber hacer integrada por Carlos Tato 'ElCalimbero' (bajo, guitarra y loops), Pablo Heredia (guitarra flamenca) y Adrián Trujillo (percusión).

Hasta el momento ha compaginado el cante flamenco con 'Mundo Divino', el grupo que integra junto a 'ElCalimbero'. «Un hogar en lo que lo terrenal y lo divino coexisten en un mismo reloj» y que combina filosofía y poesía en letras de canciones llenas de vida, marcadas siempre por un haz de psicodelia, rock andaluz, flamenco y músicas del mundo. En lo jondo, viene de haber sido una de las novedades y revelaciones del III Festival Vejer Flamenco celebrado en julio, y ya ha pasado por eventos consolidados como la Noche Flamenca 'Pedro El de la Timotea' de Herrera o el Ciclo de Don Antonio Chacón de Jerez.

Pero ahora, María del Tango da un paso más allá. Una artista que encontró refugio en la música cuando era niña y que cumple ocho años desde que las calles del Albaicín la vieran echar a andar. En su mente la idea de arrancar en solitario comenzó hace un año. En su sentir reconoce de sobra que es el momento. En sus cuerdas vocales la herramienta perfecta. Una voz tan cálida y dulce como fiera y desgarradora: «tenía una voz tan doliente, que en su boca temblaba la pesadumbre de la especie humana». Algo que solo puede comprobarse en las miradas de quienes la escuchan cantar, con el llanto en las pupilas representando el viaje sideral que les brinda esta pequeña gran hada y musa de la melomanía.

-¿Por qué crees que la gente llora en tus conciertos, ya sea Mundo Divino o flamenco puro?

Si lloran es porque sienten algo, ¿no? Algo que transmite mi voz o mi manera de usarla. Cuando veo a la gente emocionada, lo que hago cobra sentido. Debe haber algo dentro de mi voz o de mi alma que les resuena cuando canto. Y me parece que es un milagro y una bendición para cualquier artista el hecho de poder transmitir una emoción, un sentimiento. Lo que sea, pero transmitir.

-¿Y qué es lo que hace llorar a María del Tango?

Lloro con la buena música o con algún mensaje de alguna canción que me transporte a mis recuerdos… Por ejemplo, un Enrique Morente cantando por seguiriya a mí me hace llorar. Pero Camarón cantando una alegría también. Y también lloro mucho por la pena de este mundo. Hay muchísima injusticia por ahí… Soy muy sensible y sufro mucho todo.

-¿Por qué la música y no cualquier otra disciplina artística?

Realmente yo no he elegido nada. Es una herramienta que Dios me ha dado para que en esta vida pueda ser buena persona o hacer algo útil hacia los demás. Durante mi infancia e incluso mi adolescencia, yo no estaba pensando en la música. Pensaba en trabajar, en traer dinero a casa como fuera. Pero la vida me ha obligado a cantar.

-¿Desde cuándo?

Realmente desde que tengo nueve años, que me impusieron en mi pueblo ser la Verónica, una tradición preciosa que consiste en cantar una saeta. La gente me veía muy dicharachera y sobre todo la gente mayor, que yo me he criado en el Hogar del Pensionista del pueblo. Le decían a mi madre que me enseñaran a cantar la Verónica.

-Tu nombre empieza a aparecer en festivales y ciclos flamencos importantes. ¿Has sentido presión en algún momento?

Generalmente en el mundo del flamenco yo siento presión, porque es un mundo muy complejo en el que me siento una intrusa. Y es muy doloroso. Aunque mi cante sale del alma, de Andalucía y de una familia que viene del río y la agricultura, aunque mi cante es flamenco y no lo puedo negar, me siento intrusa. Y más si comparto cartel con gente que llevo admirando toda la vida, con los mejores artistas del flamenco. Tengo una presión autoimpuesta por el hecho de que realmente no sé si yo estoy aportando algo a este pedazo de movimiento cultural. Pero si no lo hiciera, me moriría de pena.

-¿Cuánto tiempo le dedicas?

Llevo toda mi vida en casa estudiándolo, inconscientemente. Me ponía a Camarón, a Tomás Pavón, a La Niña Los Peines, porque era lo único que me hacía sentir que estaba acompañada en un mundo de dolor. El flamenco siempre me ha curado mis penas: cantándome otras penas, no me sentía sola. Si yo escuchaba una seguiriya de Camarón cantando que su madre se había ido y él estaba tan doloroso, yo me sentía a salvo con él. Porque también yo me sentía con mucha pena por el tipo de infancia que he tenido, así un poco rara. Entonces siempre me he refugiado ahí.

Y ahora llevo cinco años sin parar de estudiar por mi cuenta. Todas las mañanas le dedico un montón de horas a calentar mi voz y a estudiar bien los cantes, los cantes más ortodoxos. Cada vez que estudio uno de ellos, me siento un poco más capacitada.

-¿El flamenco ocupa el lugar que se merece en la sociedad y la cultura actual?

El flamenco que se hacía antes no es el mismo que se hace ahora. Porque también entiendo que las cosas que te pasaban antes no son las mismas que te pasan ahora. Antes quien te cantaba una seguiriya era porque había pasado una pena muy grande y ahora quien te la canta es porque la ha aprendido de los que la cantaban de verdad. Pero sí que siento que está evolucionando. Los cantes se hacen con más técnica, con más conocimiento, a lo mejor con menos corazón. Pero para mí el flamenco cada vez está más y más vivo. Y hay niños de ocho años que te cantan una letra por bulerías que es una verdad innegable.

-¿Cómo pasa una persona de cantar en las calles de Granada a compartir cartel con Arcángel o cantar junto a Silvia Pérez Cruz?

Bueno, pues con mucho trabajo y también con un poquito de magia. Porque yo todavía ni me creo haber compartido escenario con personas que tengo a mi lado y me pongo a temblar. Es una bendición del cielo. Soy consciente de que también llevo ocho años sin parar de trabajar. He hecho un montón de actuaciones de todo tipo, de la calle al teatro, he recorrido España con mi cante ya no sé cuántas veces. Eso hace que la gente te vaya conociendo un poco y se te abran puertas.

-Tu proyecto en solitario se convirtió en una realidad la noche del 23 de julio, y vuelves a repetir el 2 de agosto en Caniles… ¿Dirías que estás en un punto de inflexión?

Puede ser que sí. Estoy en una transición gigante y me estoy ubicando en lo que van a ser los próximos años de mi vida. Quiero apostar por mi proyecto, quiero sacar mis primeros temas, que no sé ni cómo es mi sonido todavía. Creo que María del Tango está preparada para hacer un camino a su manera, con su música y su forma de expresar. Y el público lo merece.

-¿Qué es 'Entre dos Mundos' y qué pretende María del Tango con ello?

Define mi ahora, mis dos obsesiones y lo único que me quita y me da la vida: el flamenco y Mundo Divino. Son dos mundos totalmente diferentes, pero se complementan perfectamente. En Mundo Divino me siento compositora, creadora, clarinetista, músico, hippie... Puedo hacer cualquier tipo de escenario, me siento libre. Y en el flamenco me siento pequeña, innecesaria... El flamenco es más garra, sangre; y mi Mundo Divino es libertad, volar... 'Entre dos Mundos' es la gira que quiero llevar a cabo. Paco estaba 'Entre dos aguas' y yo estoy entre dos mundos (risas).

-Sigues trabajando de forma independiente, ajena a la industria discográfica y a promotores. ¿Qué tiene eso de especial?

Libertad total. Vas mucho más despacio en todos los pasos que das, porque no tienes apoyo de nadie que te pueda apoyar dando visibilidad o dinero para poder grabar. Pero lo bueno que tiene es que estamos haciendo un proyecto tan único y personal que no lo cambio por nada. Todavía no ha venido ese promotor o ese manager que esté capacitado para llevar algo tan grandioso. Y a María del Tango, de momento, tampoco.

-También has estado grabando canciones nuevas con 'El Calimbero' para ese Mundo Divino. ¿Qué puedes adelantar sobre esas composiciones?

Son la mezcla perfecta de lo que era la banda de El Bicho, que es la música de 'ElCalimbero' realmente, y mi manera de entender ahora mismo el mundo. Letras que tiran más a lo flamenco, en la manera de hablar, de expresarse, porque claro, es lo que más escucho. Entonces, se viene un tema 'bichero' a tope, con una letra que he compuesto yo, y se llama 'Inocencia'.

-¿Qué le ha aportado Cádiz a tu música? ¿Y a tu vida?

Conocimiento musical, sobre todo en el compás, alegría... No sé, yo es que estoy enamorada de esta tierra. Aquí llevo ya seis años viviendo. Me ha aportado mucha luz, mucha sal, mucho ángel, mucho arte.

-¿Qué le dirías a la María de hace ocho años?

Que no se preocupara tanto, que todo iba a estar bien realmente, que simplemente hay que tener paciencia y estudiar muchísimo, trabajo duro. Y que se cuidara un poquito más (risas).

Los próximos conciertos de María del Tango tienen lugar el 2 de agosto en Caniles y el 8 de agosto con Mundo Divino en Vejer de la Frontera (Equbosque).

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