Un verano sin salas de conciertos y con las verbenas en el limbo
Las salas en ruina y las orquestas en Galicia, donde solía haber cientos de verbenas todo el verano, permanecen en silencio
![Tradicional verbena gallega, con la orquesta El Combo Dominicano](https://s2.abcstatics.com/media/cultura/2020/08/07/IMG_20190504_010058(2)-kF0H--1248x698@abc.jpg)
Ni giras, ni salas ni fiestas mayores. ¿Verbenas? Tampoco. El zarpazo del coronavirus se ha cebado especialmente con el tejido musical de base y ha dejado un verano inusualmente silencioso. Es cierto que algunos promotores se han aventurado con iniciativas como el Cruïlla XXS o el Sala Barcelona en Barcelona y Abre Madrid o Madriz Summer Fest en la capital, pero como destaca Jordi Herreruela, director de Cruïlla XXS, se trata más de «activismo cultural» que de un algo remotamente rentable.
Y es que, como dijo Christina Rosenvinge poco antes de subirse al escenario de las Nits del Fòrum en uno de los dos únicos conciertos que tenía programados este verano, «la música en directo está herida de muerte» . Para las salas de conciertos, cerradas a cal y canto desde el pasado 13 de marzo y sin perspectivas de poder levantar la persiana en un futuro próximo, la situación es aún peor: unas pérdidas previstas de más de 100 millones de euros entre marzo y septiembre y una reacción en cadena cuyo impacto es difícil de calcular.
Tampoco ayuda la «estigmatización del sector», el «agravio comparativo» y el continuo señalamiento de las salas como espacios de riesgo para el contagio que, según denuncian entidades como la Asociación de Salas de Conciertos de Cataluña, transmiten algunas autoridades. «Las salas de conciertos son equipamientos culturales imprescindibles, el eslabón más vulnerable en la cadena de valor», defienden a su vez desde La Plataforma de Salas de Conciertos (PSDC), entidad que agrupa a 270 salas de conciertos de todo el país.
Otro tanto pasa con las verbenas en Galicia, el buque insignia de la fiesta veraniega, aunque no están prohibidas. Pero en realidad es como si lo estuviesen. Ningún ayuntamiento se quiere arriesgar a colocar una verbena, que juntaría a centenares de personas. «No hay actividad ninguna. Hemos hecho alguna llamada para poder reactivar algo el tema y no quieren saber nada. Sigue sin estar prohibido formalmente, pero nadie la va a hacer. Nadie se quiere jugar el tipo, nadie se quiere pillar los dedos », explica resignado Manuel Fariña, presidente de la Asociación Galega de Orquestras. Sí existe un protocolo para estos eventos, hecho por la Xunta, pero no ha sido suficiente para conseguir cerrar citas.
Es una situación verdaderamente grave: no solo porque el verano se queda sin uno de sus grandes alicientes, sino por el impacto económico que supone. En días clave, como la víspera del Día de Galicia (25 de julio) o el puente del 15 de agosto puede haber centenares de verbenas . Las actuaciones se cierran incluso con años de antelación. Eso significa que músicos, técnicos de sonido, empresas de seguridad o bares se quedan sin ingresos. Ingresos que hacen subsistir todo el año a estas empresas . Su actividad es un poco «como la del turismo», remarca a ABC Fariña, con una temporada alta, centrada en julio y agosto, que tiene que cuadrar las cuentas de todo un año.
De momento, hay ayudas para ir tirando. Pero hasta los ERTE «están en el limbo» . Culpa al Gobierno, que «está mirando para otro lado de forma descarada». «Cuando paren las ayudas hay que ver lo que va a pasar», con muchas orquestas en riesgo de no volver con sus camiones a las aldeas, pueblos y ciudades. Si para el verano que viene no volviese la normalidad sí que habrá que pensar en verbenas con mascarilla. Pero por ahora el conocido como campo de la fiesta, el lugar sagrado donde se celebra la verbena (mejor con suelo de hierba y todavía mejor con carpa, porque el verano gallego no perdona), se queda sin música, esperando a tiempos mejores .