Venecia reconoce a Luis de Pablo

El compositor recibe, en la distancia, el León de Oro que concede la Bienal de la ciudad italiana

Luis de Pablo De San Bernardo

Alberto González Lapuente

El compositor Luis de Pablo vive rodeado de cientos, miles de libros, discos, partituras, de un incalculable número de papeles entre los que se amontonan apuntes y escritos. Sorprende que alguien capaz de reflexionar con semejante claridad sobre los temas más recónditos pueda sentirse a gusto en un universo tan aparentemente desordenado, abigarrado, a todas luces laberítintico. Pero Luis de Pablo, recién cumplidos los noventa años, encuentra confortable ese espacio tan personal desde donde se proclama como uno de los referentes absolutos de la composición musical española. El viernes, Luis de Pablo recibió el Leone d'Oro de la Biennale di Venezia (en paralelo al de la coreógrafa María José Ribot en la especialidad de danza) en el Teatro alle Tese , ubicado en una de las naves de ese inmenso extremo de la ciudad que es el histórico Arsenale. No pudo estar presente aunque estuvo cerca.

Le homenajearon el presidente de la organización, Roberto Cicuto , e Ivan Fedele , director de la sección de música quien dijo encontrarse ante un compositor expansivo: sus cerca de 250 obras se inscriben en todo tipo de géneros incluyendo las seis óperas con «El abrecartas» que le encargó el Teatro Real y aún está pendiente de estreno. Estamos, ha escrito Fedele, ante un «artista supremo que ha sabido catalizar las experiencias más significativas de los lenguajes contemporáneos en un idioma sumamente personal, profundo y expresivo». Luis de Pablo fue historia en los cincuenta, cuando la cultura tenía capacidad de intervención en el contexto de una España encerrada en sí misma. Desde entonces se ha dedicado a la docencia, ha organizado conciertos, ciclos y festivales, con los emblemáticos Encuentros de Pamplona a la cabeza en colaboración con José Luis Alexanco . A Luis de Pablo se le llamado «hombre universal», omnívoro y enciclopédico y todo ello le agrada, pues aun pareciendo frío y calculador reconoce ser un artista cercano a la intuición y las corazonadas.

El homenaje italiano a Luis de Pablo ha servido como inauguración de la Biennale Musica 2020 y nace desde la lógica. La inmensa mayoría de sus obras están editadas en Italia y una buena parte de sus manuscritos se custodia en el archivo Goffredo Petrassi de la Universidad de La Sapienza de Roma. Él mismo explicó este aparente anacronismo: «Tenía la esperanza de que alguna institución de España pudiera quedarse con una parte de mis manuscritos. Tenía interés la Fundación Juan March y la Biblioteca Nacional. Pero si cedo, sería un regalo. No quiero enriquecerme, pero sí que se me ayude a tener los últimos años de vida con cierta tranquilidad, cosa que ahora no sucede».

Luis de Pablo mantiene, además, un larga relación con Venecia desde la primera audición de « Recíproco », para flauta, en el Teatro de la Fenice en 1963. Luego se han estrenado aquí « La madre invita a comer », ópera sobre texto de Vicente Molina Foix ; «Romancero», para coro, y «Un parque», nueva ópera sobre texto de Yukio Mishima en traducción del propio compositor, siempre bajo el amparo de la Biennale veneciana.

Precediendo a la entrega del Leone d'Oro pudo verse el estreno de « Déjame hablar », película de Samuel Alarcón que toma por título la obra homónima que De Pablo escribió para once instrumentos de cuerda. Son veinte minutos de imágenes acompañadas de su música. Película de sugerencias, de ambiente, no de relato aunque el arco sea evidente desde unas primeras manifestaciones del todavía joven compositor donde proclama el futuro de la música caminando en fusión con las imágenes hasta la actualidad de un personaje que observa y atiende rodeado de su enmarañada y cotidiana materialidad. En los momentos culminantes se muestra al compositor en su estudio, escuchando y trabajando; mirando a través de un cristal con la mirada congelada ante la «visión sensual y afectiva de la existencia», según describió el también compositor Jorge Fernández Guerra analizando su música.

Alarcón ha explicado la sorpresa del propio Luis de Pablo cuando vio la película, de su emoción ante el transcurso de imágenes evocadoras, sutiles y artesanas. Aun siendo referente de la vanguardia musical, Luis de Pablo nunca ha querido renunciar a escribir música por medios tradicionales: « necesito manejarla con las manos ». De ahí el uso de una gramática calificada como «nueva funcionalidad» y de la que forman parte plantillas musicales del pasado incluyendo formas tradicionales, desde cuartetos, óperas o conciertos para instrumentos de toda condición como el el acordeón, el arpa, percusión, piano, oboe, saxofón, violonchelo o la guitarra. El público veneciano pudo percibir esta peculiaridad en el inmediato concierto de la Orchestra di Padova e del Veneto, dirigido por Marco Angius .

Se interpretaron dos ejemplos paradigmáticos y de extrema madurez: « Fantasías para guitarra y orquesta » (2001) y el « Concierto para viola y orquesta » (2018) presentado en su estreno absoluto. En ambos casos como ejemplo de la productiva relación que Luis de Pablo ha mantenido siempre con los intérpretes: en este caso el guitarrista Thierry Mercier , quien reclamó la partitura y a quien está dedicada, intérprete habitual del Ensemble Intercontemporain, y Garth Knox , violista del cuarteto Arditti, quien también estrenó «Monólogo» en 1992. Ambas obras encierran un mundo técnico de importante dificultad, pero ante todo suponen la inmersión en una expresividad que la orquesta italiana mostró con tibieza. Hay todo un mundo de sugerencias en las «Fantasías» desde la «Rapsodia» inicial en donde se proponen encuentros tímbricos muy sugerentes, al «Murmullo» que a manera de «moto perpetuo» desarrolla un minucioso y poético equilibrio entre el solista y la orquesta. Quedan el «Relato», o tercer movimiento, en el que guitarra y maderas podrían haber tensado la música tratando de aportar nervio al diálogo, y el cuarto en el que la partitura se recrea la «Fantasía IX» de Alonso de Mudarra en una austera realización. Las obras maduras de Luis de Pablo se distingue por su voz queda, su carácter lírico, el sentido de conversacional, la serenidad de quien se refugia en la satisfacción de la música.

Todo ello se acentúa de manera muy evidente en el reciente concierto para viola. Aquí, Luis de Pablo reduce los materiales a una expresión mínima. La orquesta se formaliza en un orgánico clásico con el añadido de arpa y percusión de carácter colorista y se presenta siempre de manera individualizada. Es una obra atrevida en su esencialidad , solo posible en manos de quien ha recorrido mundos musicales tan generosos y ha terminado por concretar el mensaje en un acabado estrictamente sintético. La expresión reducida a un ámbito dinámico muy comedido dibuja apuntes de apariencia melancólica. La orquesta comenta en momentos concretos y con sentido camerístico la larga y reflexiva línea de la viola mientras se alarga en una definitiva suspensión. Knox fue poco a poco encontrando el sonido adecuado, la orquesta y Angius procurando intervenir con diligencia. Luis de Pablo estaba en Madrid pero escuchó atento y muy emocionado el concierto transmitido por Rai 3.

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