Trece canciones para la noche de Halloween
Vampiros, muertos vivientes y criaturas de la misma ralea habitan en los rincones más insospechados del pop. Aquí van algunos ejemplos
1
Lou Reed. «Halloween Parade»
No habrá otro Halloween con Lou Reed , pero tampoco lo habrá con ninguno de los personajes que van paseándose por este carrusel de muertos vivientes y recuerdos diluidos en vena llamado «Halloween Parade» . Ni la Virgen María, ni Johnny Rio, ni Rotten Rita continúan aquí, como recuerda Lou. La canción, subtitulada AIDS (SIDA, por sus siglas en español), era un fogonazo de la Nueva York de los ochenta, esa que retrató Bruce Davidson en sus series fotográficas. Un enclave donde debías vigilar tus pasos, en años en los que el crack se había extendido por una ciudad que arrojaba más de 2.000 homicidios al año. «Halloween Parade» relata la devastación del SIDA y recuerda a los caídos en combate. El propio «New York» (1989), disco del que procede, era un homenaje excelso que confirmó el status de Reed como gran trovador de los bajos fondos de la ciudad que nunca duerme. Ni siquiera cuando Reed la mece con su clásico susurro de resaca aterciopelada, ahora extinguido: «See you next year...at the Halloween Parade».
2
The Dream Syndicate. «Halloween»
«The days of wine and roses», el disco emblemático del «nuevo rock nortemericano», ya tiene más de treinta años. Pero volver a escuchar la voz arrastrada de Steve Wynn (la sombra de Lou Reed y de la Velvet era alargada) arropada en ese incandescente magma de densas guitarras hipnóticas confirma que los clásicos siempre seguirán siendo modernos, que la perfección se escribe con los renglones más torcidos y que, entre el cielo y el cieno, hay oro escarbando en el barro. Con espíritu punk, magia psicodélica y respeto por la tradición, The Dream Syndicate lideraron en los años ochenta ese movimiento regeneracionista del rock americano en el que REM acabó vampirizando todos los titulares. Pero como declama aquí Wynn, igual no «debes creer lo que lees en los periódicos».
3
Michael Jackson. «Thriller»
Impensable hacer un recorrido por videoclips terroríficos sin pasar por el gran clásico del género, «Thriller», filmado por el gran director John Landis y que cambió el mundo visual del pop para siempre. Su estreno el 2 de diciembre de 1983 fue todo un acontecimiento televisivo. Michael Jackson no solo estaba en plenitud de forma musical, sino que tenía una visión del negocio sin parangón hasta ese momento. El resultado aún resulta impactante.
4
Warren Zevon. «Werewolves of London»
Como la maldición persigue al hombre lobo, esta cancion marcó en buena medida la carrera de este francotirador admirado por los más grandes: Springsteen (que versionó su «Carmelita»), Dylan, Michael Stipe, Neil Young , Ry Cooder, Emmylou Harris o Tom Petty colaboraron con él o lo han citado en alguna ocasión como uno de sus compositores favoritos. Y, sin embargo, Zevon sigue siendo un gran desconocido, incluso para algunos buenos aficionados al rock, más allá de este entrañable tema que popularizó Tom Cruise aullando en «El color del dinero», de Martin Scorsese .
La canción es una genuina muestra de su proverbial capacidad irónica («He visto a un hombre lobo comiendo comida china en un Londres lluvioso», espeta para abrir fuego), pero los que aún quieran descubrir su música, nunca es tarde y la dicha desde luego es buena, igual deberían comenzar por el final: «The Wind» (2003), un maravilloso, sobrio y sobrecogedor testamento sonoro de alta intensidad emocional y desarmante sinceridad, con el que Zevon, ya casi consumido por el cáncer, hacía las paces con todos los fantasmas de una vida de excesos y pedía que «le guardaramos en su corazón». Los vellos, incluso los del hombre lobo londinense, aún están de punta.
5
The Fuzztones. «Happy Halloween»
The Fuzztones siempre se han caracterizado por su tenebrismo freak macerado por la cavernosa voz de Rudi Protrudi, líder entre las sombras. Halloween encaja como un guante en la filosofía de la banda y, por si hubiera alguna duda, nos lo recuerdan a ritmo de garage rock con esta trepidante versión de la clásica melodía máter de las tinieblas.
6
Nacha Pop. «Antes de que salga el sol»
Nacha Pop comenzó su magnífica carrera con un álbum de título homónimo y publicado en 1980. Y el disco comenzaba con la historia de un vampiro que merodea por la ciudad, esperando a que pase la chica para lanzarse contra su cuello. Por cierto, fue producido por Teddy Bautista, otro ser que da bastante miedito.
7
Ryan Adams. «Halloween»
Junto al cine, las fiestas de discoteca repletas de nocturnidad y disfraces fueron el perfecto cable de transmisión para que Halloween se uniera al tradicional Día de todos los Santos como guateque previo en nuestro país. Es en estas celebraciones donde reside gran parte del alma de la fiesta en sí, y no siempre acaban bien. Ryan Adams lo sabe, y derrama dulzura sobre una escena de maquillaje corrido y copas de más. «Halloween», una oscura cara-B del norteamericano que solo salió publicada en algunas ediciones extranjeras de su álbum «Love Is Hell» (2004), es una deliciosa pieza de pop en el que se recuerda el lado infortunado de la fiesta. Nunca fue una noche como las demás. O como destaca Adams: «Is just like Christmas if it was Halloween...».
8
Parade. «El último hombre vivo»
Fánatico de la ciencia ficción y de los superhéroes víctimas de la aflicción, este murciano lleva tres lustros expandiéndose hacia remotos universos sonoros desde la fortaleza de la soledad de su habitación. Las nuevas tecnologías, que avanzan que es una barbaridad, permiten conectar Yecla con Metaluna en un abrir y cerrar de tapa de teclado. Con ese humor melancólico marca de la casa, que evidencia que toda buena trama esconde un gran trauma, Antonio Galvañ dibuja un descorozonador retrato de un mundo cotidiano habitado por muertos vivientes que compran en los mismos centros comerciales, animan a los mismos equipos y votan a los mismos partidos. Y el protagonista se resiste a ser uno más en la alineación de la alienación masiva. Millones contra uno. Ganarán ellos, claramente. Y no, no será nada divertido.
9
Nacho Vegas. «Lo que comen las brujas»
Truco o trato. Toda la esencia de Halloween se resume en una frase y una edad, la infancia, en una noche con sabor a miedo y caramelos. Algo así se escucha en «Lo que comen las brujas» , extirpada del último disco de Nacho Vegas, «La zona sucia» (2011), un efecto reforzado por el coro de niños presente en la toma en estudio.
«Mama, ¿Que es lo que comen las brujas?
ella le responderá seria pero con dulzura leche, galletas y a ti
leche, galletas y a ti corazón mio
a ti, y a ti »
En esta preciosa versión acústica de los conciertos de «Radio 3» no hay niños. Y es precisamente la parte que estos cantan la que ofrece una conexión fantasmagórica: como ha confesado Vegas en alguna que otra entrevista el estribillo recitado por los muchachos lo cogió «prestado» de manera involuntaria del himno del centenario del Sevilla compuesto por El Arrebato . Al parecer todo se arregló con un acuerdo amistoso, razón por la que el hispalense figura entre los agradecimientos de «La zona sucia». «Sevillista seré hasta la muerte...» ¿Alguien dijo escalofríos?
10
The Mountain Goats. «Michael Myers Resplendent»
Víctima de un padrastro abrazado a la botella y enfermero en un hospital psiquiátrico en su juventud, en las canciones de John Darnielle, héroe semioculto y de largo recorrido del folk-rock lo-fi estadounidense, hay poco espacio para las fiestas. Aquí a Michael Myers, el psicópata creado por John Carpenter en «Halloween» (1978) para atormentar a Jamie Lee Curtis y acabar perpetuándose como indiscutible icono del «slasher» en una saga de seis películas, a la que después Rob Zombie puso un explícito epílogo, sangre aún más fácil, en otros dos recientes títulos.
Como sucede con casi todas las canciones del autor de «Tallahassee» («el mejor letrista americano fuera del hip hop» según «The New Yorker», amén), es difícil encontrar una interpretación unívoca a un texto en el que el villano parece enfrentarse a la misión imposible de intentar encajar en su entorno, aunque sea forzando las piezas. «Soy malo porque soy desgraciado», decía el Frankenstein de Mary Shelley. Y es que los peores miedos y los monstruos más terroríficos no viven en casas encantadas, siempre habitan en uno mismo. E incluso cuando la película enfila los créditos, sigue sin haber modo de acabar con ellos.
11
Doctor Explosion. «Drácula Ye-yé»
Si Halloween, como todos los indicios dan a entender, es un guateque bien decorado, la revisitación garagera del clásico casposo de Andrés Pajares (estos asturianos siempre fueron gente valiente, también se atrevieron con Luis Aguilé y apenas sufrieron secuelas) es su incuestionable banda sonora. «Yo no duermo en ataúd ni nada de eso, veo la televisión y como queso» es la declaración de intenciones de un Drácula de pacotilla que es «moderno y es eterno», un poco como el Bowie del «El ansia», pero con menos flequillo. Vale, así es imposible dar ni medio miedo, pero, bromas aparte, la banda liderada por Jorge Explosion aún sigue en la brecha después de tres lustros mostrando un conocimiento casi enciclopédico del rock y de todas sus ramas (también de sus hierbajos) que estalla en unos vigorosos directos que son garantía de diversión. Señoras y señores... esto es Halloween.
12
Papá Topo. «La chica vampira»
Magnífica canción y videoclip de la banda mallorquina con su historia de la chica de colmillos afilados que es la sensación en clase. ¿Quién no se dejaría seducir por semejante criatura de la noche, seas hombre o mujer? Sobre todo porque los chupetones vienen acompañados de caramelos de pop divertido y sensual. Como invitado especial aparece ese Oso Panda que lanzó a Papá Topo a la fama.
13
Mecano. «No es serio este cementerio»
No es que precisamente diera miedo la excursión de Mecano por el cementerio. De hecho, a Ana Torroja tiene que contenerse en varias ocasiones las ganas de reírse en este vídeo en el que los tres aparecen vestidos con unos curiosos atuendos que mezclan los estilos gótico y tecno. La canción pertenece al disco «Entre el cielo y el suelo», de 1986, y es una buena muestra de la faceta más lúdica del trío madrileño.