«Third/Sister Lovers»: cuarenta años del más trágico de los discos malditos

El tercer disco de Big Star, grabado en 1975 y publicado en 1978, nació gafado pero ha revivido gracias a reediciones, revisiones en directo y la reivindicación de bandas como R.E.M, Teenage Fanclub o Wilco

Alex Chilton, cabecilla de Big Star, en una imagen promocional de la época ABC
David Morán

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Si pegan bien la oreja, podrán oír el sonido de una persona descomponiéndose. Quizá no literalmente (que también), pero sí emocionalmente. Ahí está, sin ir más lejos, la tragedia oceánica de «Holocaust», un paseo a pulmón abierto por las fosas abisales del pop y agónico resumen de lo que se le debía pasar por la cabeza a Alex Chilton «eres una mentira de ojos tristes, eres un holocausto» es de lo más bonito que se canta– cuando se encerró en un estudio de Memphis para empezar a clavar el último clavo en el ataúd de Big Star.

En realidad, de aquella inmensa banda de power-pop que se había estrenado en 1972 con el sensacional «#1 Record» ya no quedaba ni rastro: Chris Bell, segundo de abordo, había salido eyectado del grupo por sus continuos roces con Chilton, y su segundo lanzamiento, «Radio City», no hizo más que reforzar la tesis de que Big Star arrastraban un gafe proverbial y estaban llamados a convertirse, como se les conocería más tarde, en «el grupo con peor suerte de la historia del rock»

Clásicos gafados

La crítica les adoraba y sus discos añadían un pellizco de soul a lo mejor de la british invasion , pero una distribución lamentable hizo que sus discos volasen bajo radar, así que casi nadie se enteró de que existían. O, si lo hicieron, no consiguieron encontrar en las tiendas unos elepés que revistas como «Rolling Stone» dejaban por las nubes. Normal que Chilton, que había pasado del éxito imprevisto de esos Box Tops a los que puso voz siendo casi un adolescente a rechazar una oferta para ser el cantante de Blood, Sweat & Tears, y de ahí al olvido más humillante, llegase a las puertas de lo que acabaría siendo «Third/Sister Lovers» sumido en una profunda depresión y dispuesto a ajustar cuentas con esa industria que le había dado la espalda. «Estaba determinado a demostrar que si las cosas iban a ir mal, sería él quien las estropearía», recordaba Jim Dickinson, productor de un disco que, elevado a la categoría de clásico intocable con los años, nació gafado, enredado en un cúmulo de despropósitos y alimentado por el más cruel autosabotaje.

Y es que, compuesto y grabado entre 1974 y 1975, el sello que debía publicarlo –Ardent, subsidiario de la legendaria discográfica Stax– se fue a pique y el máster de la grabación fue dando tumbos y acumulando rechazos – «no tengo que volver a escucharlo, ¿verdad?», suspiró aliviado un ejecutivo de Warner– hasta que en 1978, cuando la banda ya no existía y Chilton andaba desgañitándose en solitario, aparecieron las primeras ediciones, incompletas y desordenadas, en Aura Records y PVC.

Big Star a principios de los setenta ABC

No sería hasta 1992, sin embargo, cuando el propio Dickinson pilotó una edición respetuosa que presentaba «Third/Sister Lovers» como lo que realmente era. A saber: una tragedia en 19 actos salpicada de versiones de los Kinks, la Velvet Underground con la que Chilton, ahogado en un mar de alcohol y acorralado por sus demonios y sus fantasmas, transformó una maniobra de evasión y sabotaje en una hermosa catedral de pop retorcido, baladas tóxicas y rock and roll desfigurado.

Un catálogo completo de emociones moldeado con el mismo material que el «Berlin» de Lou Reed y el «Smile» de los Beach Boys en el que la tristeza lacerante de «Kanga Roo» comparte protagonismo con la euforia bobalicona de «Jesus Christ» y los estremecedores susurros de «Big Black Car» se funden con el despecho airado de «Thank You Friends» y «You Can’t Have Me».

Para entonces, la cotización de Big Star ya había empezado a subir como la espuma y grupos como R.E.M, The Replacements o Teenage Fanclub reconocían su deuda con una banda que nació para perder y acabó triunfando después de muerta. No en vano, «Third/Sisters Lovers» es hoy prácticamente un fijo en los listados de mejores discos del siglo XX y su leyenda de disco maldito sigue alimentando a la facción más derrotista del pop.

Renacimiento en directo

El gafe, sin embargo, hizo que Chilton apenas tuviese tiempo de saborear tan inesperada victoria. Es más: cuando Chris Stamey (The Db’s) y Jody Stephens, único superviviente original de Big Star y batería que acompañó a Chilton en la grabación, empezaron a planear la posibilidad de llevar «Third/Sister Lovers» al directo en 2010, a Chilton no se le ocurrió nada mejor que morirse. Y no un día cualquiera, sino justo la noche antes de que Stamey y Stephens pudieran exponerle la idea de lo que nueve meses más tarde se convertiría en un concierto-homenaje capitaneado por, ahí es nada, Michael Stipe y Peter Buck (R.E.M), Ray Davies, Van Dyke Parks, Ira Kaplan (Yo La Tengo), y Pat Sansone (Wilco).

Miembros de Wilco y The Posies, durante una de las actuaciones de homenaje ABC

Tampoco llegaría Chilton a ver cómo sus pesadillas alimentaban una antología publicada en 2016 que, maqueta a maqueta, recomponía unas caóticas sesiones de grabación y daba cuenta de la dimensión de la herida, pero desde 2010 Stephens se ha entregado en cuerpo y alma a revivir en directo un álbum al que han puesto voz Jeff Tweedy (Wilco), Mike Mills (R.E.M), Jon Auer y Ken Stringfellow (The Posies) y miembros de The Kronos Quartet y los Heartbreakers de Tom Petty, entre otros.

El último souvenir del universo «Third/Sister Lovers» es, de hecho, «Stroke It Noel», una edición especial que recoge, por primer vez en vinilo, un majestuoso directo celebrado en Glendale (California) en 2016 que, además de revisar el disco de cabo a rabo, repesca otros clásicos de la banda como «September Gurls» y rinde homenaje a un Chris Bell que grabó dos joyas como «I Am the Cosmos» y «You and Your Sister» también en 1978, el mismo año en que, rizando el rizo de las casualidades macabras, Bell moría con sólo 27 años tras estrellar su coche de vuelta a casa. Su funeral, celebrado el 28 de diciembre, coincidió con el 28 cumpleaños de Alex Chilton.

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