Tequila «La dictadura nos prohibió sacar discos en Argentina por nuestros apellidos»

La banda despide gira el martes 25 en el Wizink Center de Madrid

Alejo Stivel y Ariel Rot, Tequila ABC
Nacho Serrano

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La noche del 23-F, los fundadores de Tequila maldijeron su suerte. ¿Y ahora qué? ¿Otra vez tenemos que salir corriendo a otro país? Alejo Stivel y Ariel Rot habían llegado a España en 1976, huyendo de una dictadura militar que persiguió a sus familias con crueldad. Alejo, hijo de David Stivel, leyenda de la televisión y el teatro argentinos, se crió con su madre, la actriz Zulema Katz, y su padrastro (los padres se separaron antes de que el niño naciera) Paco Urondo. Poeta y periodista radicalizado en los setenta, Urondo fue asesinado por la dictadura por su implicación en la lucha armada junto a los Montoneros, lo que obligó a Alejo y su madre a exiliarse en nuestro país. Ariel, a quien Alejo ya conocía desde la infancia, también tuvo que huir ya que su padre, Abrasha Rotenberg, era el director financiero de La Opinión, donde escribía Urondo.

Cuando llegaron a Madrid, estos discípulos de Chuck Berry se encontraron con una escena musical con mucho rock pero no tanto roll. «Intentamos descubrir músicos que nos gustaran, y tuvimos que hacer un auténtico trabajo de investigación, porque no fue nada fácil. Pensábamos que había grupos de rock’n’roll y que no los encontrábamos, pero es que en realidad no los había», recuerda Ariel. En el circuito musical español del momento, más o menos igual que en el argentino, «imperaba un rock más complejo , más elaborado, y ya en nuestro país decidimos que eso no era lo nuestro, que preferíamos hacer canciones simples, básicas». Tequila, en definitiva, surgió en el mismo momento y por la misma razón que el punk. como una reacción contra el rock progresivo, pero con resultados muy diferentes.

Precedente «esperpéntico»

La noche de su epifanía musical en Madrid se produjo en el club New M&M, que todos los viernes programaba la música que ellos buscaban. «Allí vimos a Ñu, a Asfalto... y vimos a la Spoonful Blues Band, donde tocaban Felipe y Julían. Era una cosa un poco esperpéntica, porque tenían una cantante que imitaba a Janis Joplin cantando falso inglés (risas)», cuenta el guitarrista.

Tras fichar a sus nuevos bajista y guitarrista, y con la entrada de Manuel Iglesias a la batería, ya sólo les quedaba elegir un nombre para comerse el mundo. Tras infinidad de propuestas, la canción «Cheap Tequila» de Johnny Winter les inspiró. Estuvieron a punto de llamarse Tequila Barata, pero al final optaron por reducir al mínimo, como en lo musical. «Yo intenté cambiarlo porque no me gustaba, pero al final me rendí», dice Alejo. «Es curioso cómo o del nombre puede volver loco a un grupo », añade su socio. «Con Los Rodríguez al principio fue terrible , no hubo ni un solo amigo al que le gustara».

El resto es historia: Tequila mantuvo su reinado en el rock’n’roll español durante cuatro años «locos e hilarantes», describe Ariel, en los que vivieron «el sueño adolescente» . Mientras, en Argentina, se les ignoraba por completo. «No había el menor contacto con la escena de nuestro país», explica Ariel. «Nos fuimos muy dolidos con Argentina, y rompimos los lazos. Incluso te diría que no queríamos saber nada, casi renegamos de nuestra patria. El mundial del ‘78, las Malvinas, todo eso nos sonaba tan, tan lejano...». «Llegamos a sentir rencor, porque no nos fuimos, a nosotros nos echaron de Argentina», dice Alejo. «Además, nuestros discos no fueron editados allí por nuestros apellidos. Nuestros padres estaban en todas las listas negras, prohibidos y repudiados por la dictadura». Alejo no exagera. Hace poco, esas listas custodiadas durante años en el Ministerio de Interior argentino salieron a la luz. Se pueden consultar en internet, y en ellas figura el nombre de su padre y de su madre.

En todo caso, no pudieron robarles las ganas de vivir una vida divertida. Así será la fiesta del próximo martes, que contará con la presencia de M Clan, Fito Cabrales, Leiva y su hermano Juancho de Sidecars. Y después, «ya se verá», dice Alejo con tono enigmático. «Esta despedida está escrita en piedra , pero incluso la piedra se erosiona con el viento».

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