Taburete: «Las polémicas no venden entradas»

En enero lanzarán nuevo disco, «La broma infinita», cuyas canciones irán adelantando periódicamente hasta la fecha de su publicación

Antón Carreño y Willy Bárcenas, integrantes de Taburete YOLANDA MORENO
Nacho Serrano

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Parece que fue ayer cuando Taburete lanzaba su primer disco (o no, según nos dejemos llevar por los efectos mentales de la pandemia), abriendo la trinchera más profunda que se haya visto en el pop nacional de los últimos años. O estabas con ellos o estabas contra ellos, sin término medio. Una de las muchas recetas para el éxito, por supuesto, pero que puede resultar agotadora para el grupo de turno. Sin embargo, cuatro años después, Willy Bárcenas y Antón Carreño, el alma bicéfala de la banda, no parecen haberse quemado con el sinfín de polémicas que les han acompañado en su travesía.

Una de las primeras controversias vino a cuento de si Taburete era una coña, un capricho fugaz de dos niños bien. Y de ahí el título del disco que lanzarán en enero, «La broma infinita», cuyas canciones irán adelantando periódicamente hasta la fecha de su publicación (la primera es «2018: Odisea en el espacio»).

«Para muchos Taburete siempre ha sido una broma, no nos tomaban en serio y decían que éramos unos niños pijos. No hablaban de nuestra música, sino de polémicas que daban para un titular sensacionalista. Pero las polémicas no venden entradas ni te dan reproducciones de canciones», dice Willy, que también ha querido hacer un guiño «al libro de Foster Wallace» y al «surrealismo de la situación que estamos viviendo por la pandemia» en su disco «más maduro, más profundo y melancólico, con menos fiesta y más sentimiento». «Sí, hay algunos cambios estilísticos y es muy variado, por eso sentimos más miedo que nunca, aunque haya sido el proceso de grabación que más hemos disfrutado de todos», confiesa Antón. Así pues, confirmado queda que van en serio.

Pero parece que las polémicas les seguirán acompañando. De la última, la del famoso concierto en el festival Starlite («que tuvo mucho de prejuicio»), ahora han pasado a otra nueva que, en realidad, es de las más viejas: la relación de su padre con ciertos casos de corrupción del PP. «Estoy contento con la evolución del caso Kitchen. Pero lo estaré más cuando caigan todos», sentencia Willy.

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