Suede, vitaminas pop para el estreno del Primavera Sound
La banda británica inauguró anoche el festival barcelonés con un enérgico repaso de sus grandes éxitos
Será esta noche cuando Brett Anderson y los suyos se encierren en el Auditorio para ahondar con solemnidad en «Night Thoughts», su último y rejuvenecedor trabajo, pero anoche, en la jornada inaugural del Primavera Sound, a la banda británica le tocaba baño de masas, excursiones a través de ese pasado que marcó algunos de los hitos más brillantes del brit-pop y, en fin, chaparrón de himnos para alzar el telón de la XVI edición del Primavera Sound. Dar cera, pulir cera y estrenar la cita barcelonesa con una buena ración de romanticismo de desguace, ecos lejanos del glam y Pharmaton Complex a paletadas. Energía manoseada y algo gastada, sí, pero energía al fin y al cabo.
Era la jornada prólogo del festival, ese arranque a medio gas en el que sólo funciona un escenario, pero en el Fórum ya reinaba un ambiente de victoria. Tanto es así que ni la huelga de Metro logró empañar el tradicional arranque gratuito de una cita que empezará hoy a funcionar a pleno rendimiento, con todos los abonos vendidos y Air, Tame Impala y LCD Soundsystem como principales reclamos. Al acabar los conciertos sí que empezaba a acumularse gente bajo las marquesinas de las paradas de autobús y del tranvía y la Diagonal parecía un río de gente a la deriva pero, antes de eso, todo el protagonismo estaba en el escenario. O, mejor dicho, en ese pedazo de escenario por el que Anderson correteaba, brincaba, se enredaba con el micrófono y sudaba a mares mientras el público empujaba hacia arriba los estribillos de «So Young», «Animal Nitrate» o «New Generation».
Y es que el británico, como recién salido de una siesta junto a un reactor nuclear, sigue ejerciendo de líder fogoso e hipervitaminado, marcando caderazos en «Killing Of A Flashboy», exhibiendo músculo en «Trash», o dejándose descamisar por el público de la primera fila en «The Downers». Su voz, es cierto, anda algo justa, con los agudos en un territorio cada vez más inalcanzable, pero su energía sigue siendo algo contagioso y desbordante.
Gracias a eso la banda se sobrepuso a un arranque renqueante y a un sonido demasiado apagado y, después de «Introducing The Band» y la reciente «Outsiders» -uno de los pocos guiños a su último trabajo-, empezó a carburar con «Trash», «Filmstar», «Animal Nitrate» y «We Are The Pigs». Poker de ases para recordar por qué Suede fue una de las derivadas más sustanciales del pop británico de los noventa y para maravillarse de que, a casi 25 años de su debut, Anderson luzca prácticamente la misma planta y siga exhibiendo torso al viento mientras el público corea por millonésima vez «Beautiful Ones».
Antes de eso, los suecos Goat sacaron a escena su colorista colección de máscaras tribales, túnicas como de subidón de ácido y remedos psicodélicos para transformar el Fórum en una franquicia del San Francisco alucinado de los sesenta. Fiesta y trance para aliviar tensiones, imaginarse por un momento chapoteando en una marmita de ácido y poner un poco de color después del rigor tecnopop de El Último Vecino y de la canción desenfocada y costumbrista de Sr. Chinarro.