Música

Sopa de Cabra: «Un músico no vuelve, nunca se fue, aunque así lo haya creído alguna vez»

La banda más exitosa del rock catalán celebra su treinta aniversario en Madrid, veinte años después de su última visita

Sopa de Cabra ABC

NACHO SERRANO

Lanzado en 2015, «Cercles» fue el nuevo álbum de estudio de Sopa de Cabra después de quince años de silencio discográfico. Tres lustros en los que la banda ha conservado intacto el record de ventas del rock catalán, ya que desde 1991 nadie ha superado las más de 110.000 copias despachadas por «Ben Endins», el mítico álbum en directo grabado en la sala Zeleste (ahora Razzmatazz). Además acaban de cumplir su treinta aniversario, así que han organizado una mini-gira de celebración que ya los ha llevado a Londres, y que en los próximos días pasará por Madrid (plaza que no han visitado en veinte años) y Barcelona. Ante estas fiestas empapadas de nostalgia charlamas con el cantante Gerard Quintana, un veterano con mucho, mucho que contar.

¿Cómo ven el recorrido de «Cercles», a casi un año de su lanzamiento?

Con mucha satisfacción. Para alcanzar el futuro hay que ser también presente, no solo pasado. Y «Cercles» es nuestro presente y así nos lo ha corroborado nuestro público.

¿Hay intención, o al menos deseo de volver a grabar un disco de estudio?

No sé si el futuro es seguir sacando discos o la revolución tecnológica hará cambiar definitivamente este formato. De hecho, ahora mismo, el principal canal a través del cual la gente accede a la música es Youtube, que es un formato audiovisual. En cualquier caso estamos vivos y preparados para adaptar futuras nuevas canciones a la vertiginosa realidad cambiante.

¿Cómo vivieron el concierto de Londres? ¿hay relevo generacional en sus fans?

El concierto de Londres en The Clapham Grand fué una inyección de energia positiva para la banda. Fué emocionante ver que una buena parte del público presente en la sala no tenía edad para acudir a nuestros conciertos de la etapa de 1986 al 2001. Uno de los puntos destacables de esta gira de 30 aniversario y de la gira de «Cercles» de este 2016, es la transversalidad generacional de nuestro público. Hemos podido comprobar que en la pista conviven fácilmente tres generaciones y en algunos casos, cuatro Es gratificante que las canciones consigan superar la barrera del tiempo.

He leído que la escenografía del concierto de Madrid, el 27 de octubre en Joy Eslava, estará «muy cuidada». ¿En qué consistirá?

Una de las apuestas de la gira de «Cercles» de este año ha sido la puesta en escena. Esa decisión de plantear una producción al nivel de una gira internacional, con un soporte audiovisual en forma de pantalla de leds de 15x10 metros, unos contenidos en formato de video y en algunos casos con realización en directo ha hecho necesario un volumen de público notable en cada concierto y una entrada a un precio mínimo de alrededor de unos 30 euros para hacerlo viable. El planteamiento de la gira «30 anys 3 ciutats» para celebrar nuestros treinta años en la carretera, es otro. Cada uno de los cuatro conciertos (The Grand, Razzmatazz, Joy Eslava i Auditori de Barcelona) es distinto y se basa más en la desnudez de la escena, y en la introducción de algunas acciones que hacen especiales cada una de las actuaciones. En el caso de Madrid nos hemos propuesto un formato diferente que esperemos que os sorprenda y que facilite la cercanía con el público asistente.

¿Qué esperan del público madrileño, 20 años después de su última visita como banda? ¿La cifra impone?

La vida y la vigencia de las canciones no se miden por el paso del tiempo sinó por su capacidad de parar el tiempo. Con esta llave y con muchas ganas volvemos a Madrid.

Como fans, ¿cómo llevan las reuniones de vuestras bandas favoritas? ¿alguna les ha decepcionado?

La visión de la musica en clave deportiva no entra en nuestra mentalidad. A veces parece que hemos acercado la percepción pública del músico o de la banda musical a la del jugador o a la plantilla de un equipo de fútbol, que tiene un recorrido profesional limitado por la pérdida de competitividad que conlleva cierta edad. Pero la escena musical no es un campeonato deportivo. Curiosamente, cuando hablamos de cultura nos alejamos de ese enfoque. A nadie le sorprende que Mario Vargas Llosa escriba un nuevo libro 53 años después de «La Ciudad y los Perros», o que las ahora hermanas Wachovsky sigan haciendo películas 20 años después de «Matrix», o que Núria Espert siga emocionando en escena a sus 80 años. Por lo tanto nos alegra que Dylan siga en la carretera a los 75 años, o que Leonard Cohen saque un nuevo disco a los 82. Si Bach, Mozart, Bethoven, Paganini, Satie, Debussy, Tchaikovsky o cualquier músico significativo de siglos pasados siguieran con vida no dejarian de hacer música y eso nos haria afortunados. De hecho la gente sigue acudiendo a los auditorios para disfrutar de sus obras. Y en la música popular y en la música moderna también hay clásicos. Cada vez hay más bandas tributo que atraen a un gran público en largas giras internacionales. Eso solo sucede con los clásicos. Ahora mismo, los ingleses acaban de hacer una edición de sellos conmemorativos del 50 aniversario de Pink Floyd, por ejemplo, una de los grupos con más bandas tributo recorriendo el mundo con éxito. Qué mejor que una banda se reúna de nuevo para poder disfrutar directamente de su música en vivo y de su creatividad. Cuando Patti Smth volvió, después de años de silencio, ganamos mucho y no perdimos nada. Un músico nunca se retira, aunque lo intente. Un músico no vuelve, nunca se fue, aunque así lo haya creído alguna vez. Un músico no compite, o en cualquier caso compite consigo mismo y vive la música hasta el último día.

¿Qué significa para ustedes que las ventas de «Ben Endins» aún no haya sido superadas en Cataluña?

Es un orgullo ya que fue un trabajo arriesgado en ese momento. Solo teníamos dos discos de estudio cuando decidimos grabar un doble disco en directo, y había gente del sector que nos decía que no se podía grabar un directo sin tener por lo menos media docena de discos de estudio. Es la constatación de que en la música no hay reglas, tú pones los límites. Esa actitud de rigidez es la que ha perjudicado a una industria que ha luchado en vano para volver a la era pre-tecnológica mientras el tsunami digital le pasaba por encima. Si la industria hubiera trabajado desde el primer momento para tomar la iniciativa y adaptarse ofreciendo propuestas, en vez de criminalizar al usuario, seguro que su situación no sería tan ruinosa.

La gira de «Cercles» fue la más taquillera del año, también en Cataluña. ¿se lo esperaban?

Con los años hemos aprendido a no esperar nada, sino a trabajar sin pausa para hacer posibles nuestros sueños. El resto depende del público, al que una vez más tenemos que estar agradecidos.

¿Qué supuso la llegada del llamado «mestizaje»a la escena musical catalana a mediados-finales de los 90? Hay bandas que me hablan de un cierto pensamiento único entre los promotores de la época…

El mestizaje tuvo, entre otras, la función de normalizar el plurilingüismo en la música sin dejar de perder credibilidad y autenticidad. Algo que era más difícil en los 70 y los 80 en los que todavía el hecho de cantar en una lengua o en otra suponia una opción ideológica. La llegada de Manu Chao a Barcelona y la aparición de bandas como Ojos de Brujo, Macaco, Dusminguet, Cheb Balowsky, etc… descongestionó el tema lingüístico. Pero toda la música es mestiza, esa etiqueta es engañosa. Es cierto que la digitalización y la introducción de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana han globalizado los gustos y han facilitado el acceso a todo tipo de música de cualquier lugar del mundo. Pero en la práctica las bandas que se incluyen en esa etiqueta han acabado ocupando el espacio de las orquestas de baile de las fiestas mayores. Eso ha hecho que muchos artistas con propuestas más personales y de autor se vean excluídos de ese circuito municipal mayoritario y de entrada libre, ante el que un circuito de salas profesional poco puede hacer. No es fácil competir con el todo gratis que esquilma los presupuestos públicos de cultura. La cultura puede ser entretenida pero no solo el entretenimiento es cultura.

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