Ryan Adams: «Trump está desesperado por que lo quieran, es como un niño»
El músico estadounidense presenta «Prisioner», un disco de desamor
A comienzos de siglo, el estadounidense sureño Ryan Adams , entonces con 25 años, fue saludado como el enésimo redentor del rock. En 2001 se ganó además el favor del público con su disco «Gold». Pasada la prueba del algodón del tiempo, hoy parece claro que el talentoso Ryan no va a ser el próximo Springsteen, aunque sigue empaquetando discos agradables de un rock más bien previsible.
A los 42 años, el prolífico Adams presenta « Prisioner », disco de desamor que suma su entrega número 16. Toca todos los instrumentos e incluso ha pintado un autorretrato que sirve de portada. El asunto es material sensible: el año pasado se divorció de la actriz y cantante Mandy Moore , con la que llevaba casado siete abriles, una figura que despachaba más discos que su marido (diez millones, según Billboard). «Diferencias irreconciliables» se instaló en su alcoba y ahora el músico se lame las heridas en sus nuevas canciones, de letras sencillas y sentidas.
A Ryan Adams lo han hospedado en un curioso hotel del Este de Londres , que parece salido de película de espías de los años 40. La zona es hoy el último reducto de la alicaída modernidad londinense y al músico siempre le ha gustado cultivar un aire «cool». Aunque tiene fama de irascible -sobre todo cuando lo confunden con Bryan Adams , chiste ya habitual-, resulta ser un hombre suave, amable y bajito. Lleva una camiseta de los Kiss con sus máscaras y un pelo largo revuelto. Esos toques camuflan un rostro de buenazo, que visto de cerca y con sus gafas redondillas guarda un inesperado parecido con el de Benny Hill . Adams, que pelea desde hace tiempo con males de vértigos, parece majete y le gusta filosofar de manera un poco flipadilla.
¿Cómo se definiría ante un lector español que no lo conozca de nada?
Hmm… No me parece que eso me corresponda a mí. Creo que él o ella tendrán que hacerlo y encontrarme de la manera que quieran.
Usted es muy prolífico, este es su disco 16. ¿Le ha dejado contento? ¿Supera lo habitual?
Estoy muy satisfecho y además ha sido una experiencia muy hermosa. Era el momento correcto. Ha sido muy interesante. He sentido mucho el sonido, la producción. He tocado todos los instrumentos, excepto la batería. Lo he construido tal y como lo había imaginado e incluso me he sorprendido a mí mismo, porque trabajando con otra gente los arreglos son más previsibles. Ha sido muy agradable sorprenderme: «¿Qué pasa si pruebo esto?» o «Guau, ¡esto es tan cool!» El material era muy introspectivo, y a veces heavy, pero incluso así ha sido muy bonito.
Se le nota hablando que respira música, que le apasiona.
Claro. Es agradable estar emocionado. Es agradable querer algo. ¡Vamos a estar tan poco tiempo aquí en la Tierra! Es muy importante dar con algo que amas, porque además te enseñará y te preparará para las decepciones y problemas de la vida. Encontrar tu musa y nunca perderla, eso te agarra a la tierra. Soy muy afortunado, la verdad.
Estamos en Londres, antaño capital mundial del pop. ¿Quién fue el mejor de la cosecha inglesa: Beatles, Stones, Ray Davies, The Who, Clash…?
Oh, son todos tan diferentes. Todos son muy importantes, pero, uff, elegir uno. Los Stones fueron fundamentales para mí cuando estaba creciendo. The Kinks, también, más tarde. Pero lo que me gusta es que yo he cambiado con el tiempo y he ido descubriendo cosas nuevas de ellos, gracias a que estoy abierto. Es muy peligroso no ser una persona abierta. Es una trampa.
Yo me cambiaría dos semanas por usted: músico de éxito, con talento y dinero. Sin embargo, parece como si usted estuviese siempre pasándolo fatal, sufriendo de mala manera.
Bueno, realmente ahora mismo estoy pasando un gran momento, incluso aunque venga de uno malo. La cosa más importante para mí en toda mi vida ha sido estar extraordinariamente atento a de dónde vienen el dolor y el sufrimiento. Estudiar de manera minuciosa por qué algunas cosas generan una respuesta tan negativa. Una vez que haces eso puedes descubrir lo que hay ahí de romántico. Extrañamente ese proceso te puede llevar a una vida menos preocupada y más comprometida. La mayoría de la gente, desde que nacen hasta que mueren, viven sin saber que están vivos. No están atentos al momento, no son conscientes de lo que les está ocurriendo.
Simplemente viven.
Great! Perfecto. Eso es: solo viven. Pero la gente se muere, las cosas cambian. También ocurren tragedias que golpean tan duro... Y no logran recuperarse, porque no pueden explicárselo, tal vez porque están tan habituados a cómo funcionan las cosas... A mí me gusta estar despierto y mi música es un poco eso. Me gusta disfrutar cada momento en lo que tiene de iluminación, porque todos son temporales y pasarán. Uno a uno, todos desapareceremos en los diferentes lugares del cosmos de los que venimos, y eso es una experiencia tremenda, profundísima y dolorosa. Pero más allá de ese final, toca explicar lo importante que es la vida. En el sufrimiento está el amor. En el dolor está la evidencia de que algo te importa muchísimo.
A veces, cuando ha pasado ya el tiempo, recuerdas aquellos dramas amorosos que te parecían el fin del mundo y te da la risa.
Exacto. Es el fin del mundo en ese momento en que necesitas algo, que necesitas a alguien, una esperanza, alguien que esté ahí. Pero algunas veces no hay nadie. Solo está la música.
Vamos con una cuestión inevitable y más terrenal: ¿Está usted contento o triste con su nuevo presidente, el señor Trump?
Creo que es repugnante desde cualquier criterio. Antes hablábamos de la felicidad, la belleza. El dinero, los edificios… Eso a mí no me parece hermoso. Solo es más, más, más. Está bien, pero nunca es suficiente. Las personas que se vuelven hambrientas de poder son muy especiales. Quieren el poder para presionar a la gente. ¿Por qué? Pues porque ellos también están presionados. Hay algo dentro de ellos, algo de su infancia, que no fue bueno. Entonces creces como ese hombre, que no sabe ni siquiera quién es. Quiere ser amado, busca una reacción. Es como un niño: «Mírame, mírame». Es como los acosadores en la escuela. Está desesperado porque lo quieran. Es un grito de «estoy vacío, ayudadme», pero lo hace presionando a la gente a su alrededor. Es horrible tener que ver todo eso. Es una persona muy simple. Me da pena. Pero estoy esperanzado en que resistiremos, juntos y ayudándonos.
Pronto tocará en España. ¿Le gusta? ¿Es diferente a otros destinos?
Oh sí, me encanta. Es muy diferente. La arquitectura, la cultura, el tiempo, la comida. Pero hay algo más. Verdaderamente es un lugar con un sentimiento que engancha. Allí siento que estoy en un sitio que no conozco y eso me gusta muchísimo.
El año pasado usted versionó un disco entero de Taylor Swift y luego proclamó que ella es «como Shakespeare». ¿Un chiste?
A veces se saca una línea del contexto y se monta una historia. No me importa, me ha pasado otras veces. Hoy en día su trabajo es tan popular y conocido como lo era el de Shakespeare para la gente de su tiempo. El modo en que su obra llega a todo el mundo no es muy diferente para mí de la manera en que la gente interpreta a Shakespeare. La conozco y es una persona muy agradable y me encanta su estilo de componer. Es una amiga. Pero todo acabó en un titular: «Ryan Adams dice que Taylor Swift es Shakespeare». Ay.
Un buen titular.
Tienen que vender sus periódicos. Entiendo por qué pasa. Pero no es lo que yo dije.
Tiene usted cierta fama de comerse a los periodistas, pero no parece ser el caso.
Hoy no, ja ja ja.