Rozalén: «Ahora algunos conciertos se sufren más que se disfrutan»
La cantante publica el disco «El árbol y el bosque»
«Tengo la bandeja repleta de peticiones de favores / pero nadie pregunta por mí», canta la altruista Rozalén en su nuevo disco. «Y si no me sale del cooo… razón, voy a aprender a decir que no / Si quiero mejorar el mundo, primero voy a animarme yo», remata la artista albaceteña. Y es que después de dedicar infinidad de letras a la solidaridad y empatía, al feminismo y a la ecología, y de sumergirse en la historia de sus antepasados, ahora toca mirarse un poquito el ombligo en «El árbol y el bosque», un álbum de introspección no exento de crítica social que se presenta en tres formatos: una edición limitada y casi agotada con un cuaderno de campo con reflexiones de la propia Rozalén e ilustraciones a mano; otra más sencilla con CD y once postales ilustradas por la artista Rocío Montoya, encargada de todo el arte de este nuevo disco; y también la opción de vinilo para los seguidores más nostálgicos.
El lanzamiento se acompaña de una promoción muy original en el Jardín Botánico de Madrid, donde este fin de semana se podrá disfrutar de una actividad en la que cada persona, a través de sus dispositivos telefónicos y sus cascos, podrá ir descubriendo el álbum de una forma «sensorial e íntima». Y además, porque no puede ni quiere evitarlo, también va acompañado de una acción solidaria: desde ayer y hasta el próximo domingo, Rozalén inundará las calles de Madrid y redes sociales con una campaña de «mupis» digitales dirigida a personas sordas, donde desvela en lengua de signos algunas de las canciones de su nuevo disco.
«Ha costado lo suyo tenerlo entre las manos, porque ha sido como un álbum partido en dos, porque algunas canciones las compuse antes del confinamiento, y otras después», cuenta la vocalista, que le encontró cierto gustillo a eso de tener que quedarse en casa por obligación. «Tuve eso que nunca he tenido, tiempo. Por eso he podido darle más vueltas a las letras». Los temas de la segunda etapa de composición no hablan directamente de la pandemia salvo «Aves enjauladas», que Rozalén publicó con fines benéficos.
«No iba a meterla en el disco, pero la gente lo ha pedido tanto que no podía quedarse fuera», explica la artista, que no quiere ni pensar en la posibilidad de que no se cumplan las predicciones más agoreras respecto al regreso de la música en vivo tal como la conocíamos. «Si no se puede cantar hasta 2022 yo me muero por dentro», dice apesadumbrada. «Es que ya son muchos meses… y menos mal que he podido dar cinco conciertos este verano. Aunque la verdad, algunos se sufrían más que se disfrutaban, porque era todo muy complicado. Te sentías todo el rato en el punto de mira, mirando a ver quién hacía una foto en la que pareciese que no se cumplían las medidas… Si no se puede volver hasta dentro de un año no puedo ni pensar en lo mal que lo pasaría el equipo de treinta personas que trabaja conmigo».