El «resucitador» de la Edad Media presenta en Madrid nuevo disco, una «Divina Comedia»
El cantautor, poeta y percusionista, Jabier Begia, le canta a Dante Alighieri en su disco número 22, este jueves en el mítico Café Libertad 8

Cuando los caminantes, agotados, se echan a la espalda del Apóstol Santiago para darle el obligado abrazo, culminan allí su gran odisea. Pocos reparan en la zanfona que sostiene uno de los 24 ancianos del Apocalipsis, sentados en el arco central del Pórtico de la Gloria.
Pero Javier Bergia sí reparó en este instrumento de la Edad Media. Y no solo lo hizo en Galicia. También lo buscó en la puerta sur de la Catedral de Zamora o en los códices que conserva el Monasterio del Escorial.
Pero su homenaje a la música no se limitó a la búsqueda de aquel maravilloso instrumento de cuerda en distintos rincones de España. Cuando algún avezado lutier hizo a la zanfona «carne», Bergia se la puso en la falda y empezó a revivir, con sus manos, el sonido del pasado .
Ahora, este versátil artista que le ha puesto música a la poesía poemas de Quevedo , Valle , o el Arcipreste de Hita en discos como «Tagomago», «Burlesco» o «De un tiempo a esta parte», recorre España junto a Begoña Olavide, experta en música medieval, para rescatar del olvido lo que jamás debería haberse llamado pasado.
Pero Bergia no solo viaja a través de los siglos. A veces, este madrileño de 60 años -«no me lo puede creer», confiesa- con una infinita carrera y 21 discos a la espalda, viaja algo más cerca y canta y suena a Dylan, y también a sí mismo. Al Bergia que se enamoró, siendo muy joven, de la canción de autor y que, como la música medieval, también hizo suya.
Su voz y su guitarra han sonado en Siria, Polonia, India, Turquía, Grecia y, en casi todos los rincones de España.
Este Bergia cantautor vuelve este jueves 27 de diciembre al mítico Café Libertad 8 donde presenta su disco número 22: Divina Comedia. «Este disco es cien por cien canción de autor», asegura.
Pero ya sabemos. Bergia no olvida. Por eso también homenajea a Dante y a su sublime poema. «Es un homenaje a Dante», dice pero también a sí mismo, a la «poesía delirante» que él también compone porque, en resumen, «la vida es un delirio».

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