El regreso frustrado de los conciertos masivos, una fortuna en 'gastos de gestión'
La quinta ola de contagios también ha generado otra nueva ola de cancelaciones de espectáculos de música en vivo, incluyendo algunos previstos para diciembre como el de Carolina Durante en el Wizink Center
En 'Pulp Fiction' hay una frase de Harvey Keitel, aquí irreproducible, que a la industria de la música en vivo le hubiera venido bien recordar hace un mes, cuando empezó a organizar conciertos masivos a diestro y siniestro. Lo que venía a decir el bueno de 'El Señor Lobo', aquel personaje que aparecía para solucionar los peores desaguisados, es que aunque parezca que las cosas van mejorando, no hay que confiarse nunca. Claramente el sector se había confiado cuando anunció, por poner tres ejemplos cercanos entre sí en tiempo y espacio, sendos festivales masivos (con entre 10.000 y 25.000 personas por día) en la provincia de Barcelona: Canet Rock, Vida y Cruïlla.
Aunque los tres implementaron sistemas de cribado con tests de antígenos, se formaron enormes colas (léase aglomeraciones) en los accesos a sus recintos, y tal como reveló el periodista Nando Cruz en un reportaje sobre el terreno para VozPopuli, en el Vida se cometieron numerosas negligencias que pusieron en peligro la salud de los asistentes. Los organizadores de Canet Rock reconocieron que hubo ciertos descuidos en el control de la situación, y en Cruïlla se detectaron 126 casos entre sus 15.000 asistentes, lo que arroja una incidencia de 840 por cada cien mil dentro del recinto, una cifra de poca broma.
Los contagios se han disparado en Cataluña justo después de la celebración de estos eventos masivos, y evidentemente, no es por su culpa. Pero seguro que pusieron su pequeño granito de arena, y lo más importante, visto el crecimiento de la curva, ahora parece una temeridad haberlos permitido. El conseller de Salut, Josep Maria Argimon, no cree que parecieran una temeridad, es que lo fueron. «Las cosas no se han hecho bien, tendríamos que haber reaccionado antes. Permitir que se celebraran estos festivales ha sido un error, y no lo repetiría».
En cualquier caso, las cosas se vuelven a poner feas para el negocio de la música en vivo en España. Casi a la vez que se celebraban estos festivales, se cancelaba lo que iba a ser el gran plan de ocio musical en Madrid: el Ifema Madrid Live. Iba a reunir a Los Planetas, Maikel Delacalle, Ainhoa Arteta, Carlos Núñez, Depedro o Alan Parsons Project. «Ante las dificultades y la incertidumbre que, en comparación con el resto de alternativas de ocio, generan los continuos cambios en la normativa aplicada a la música en directo, resulta inviable la realización de los conciertos», alegó su empresa promotora. La actuación de Alan Parsons se movió a otra fecha de julio pero acaba de ser aplazada a 2022, y nada se sabe de cuándo actuará el resto de artistas.
Poco después le tocaba el turno al concierto de Ella Baila Sola en el Wizink Center de Madrid, previsto para el 23 de julio. «Con el propósito de que sea un día especial en el que todos podamos disfrutar de las mejores condiciones posibles, desde la organización del evento en coordinación con WiZink Center y Ella Baila Sola, hemos decidido aplazar el concierto al 23 de septiembre en el mismo recinto, fecha en la que esperamos que las medidas sanitarias se vayan relajando, así como a su vez el ritmo de contagios de los últimos días», dicen con cierto optimismo sus promotores. Lo mismo ha pasado con el concierto homenaje a Alex Casademunt, que iba a celebrarse al día siguiente en el mismo recinto. Esperan poder hacerlo el 24 de septiembre.
El festival itinerante Puro Latino Fest, que tenía la esperanza de pasar por Torremolinos y El Puerto de Santa María este verano, también ha sido aplazado a 2022. El primer gran evento que iba a reunir a las grandes estrellas de la música en español juntas sobre un mismo escenario desde el inicio de la pandemia, la gala de los Premios Cadena Dial, se iba a celebrar el 2 de septiembre en el Recinto Ferial de Santa Cruz de Tenerife con la participación de Pablo Alborán, Antonio Orozco, David Bisbal, Rozalén, Beret, Cepeda, Ana Guerra, David DeMaría, Vanesa Martín, Carlos Vives, Melendi y Malú. Pero acaba de ser aplazada al 23 de noviembre, «para que pueda realizarse en las mejores condiciones posibles y con total seguridad sanitaria» según sus organizadores.
El último jarro de agua fría, y posiblemente el más alarmante, se lo han llevado los madrileños Carolina Durante. Y decimos alarmante porque iban a tocar en el Wizink Center de Madrid el 20 de diciembre, cuando se supone que estaremos todos ya vacunadísimos. El evento ya había sido pospuesto en una ocasión (la fecha original era el 28 de diciembre de 2020), y sus organizadores ya han tirado la toalla: no habrá nuevo aplazamiento, así que la devolución de los importes de las entradas se efectuará de manera inmediata. «El motivo de dicha cancelación es que no podrá celebrarse en las características y montaje con que fue previsto inicialmente, y tanto el grupo como el organizador han decidido cancelarlo a la espera de una mayor certidumbre a la hora de organizar eventos musicales», dice su triste comunicado.
La cronificación del COVID
La gran pregunta que queda en el aire es, ¿por qué tanta alarma si las UCIS ya no están saturadas, y si se prevé que estemos casi todos inmunizados en un par de meses? «Para diciembre faltan cinco meses, en una pandemia es mucho tiempo y hay que ir viendo la evolución», opina Joan Caylà, epidemiólogo, ex-jefe del Servicio de Epidemiologia de la Agencia de Salud Pública de Barcelona y actual presidente de la Fundación de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona. «Lo que sí podemos hacer ahora es hacernos la pregunta: cuánta Covid queremos en diciembre? Pues va a depender de lo que se haga a partir de ahora. Si se mejoran los programas de prevención y control y la población es responsable, se disminuiría mucho la incidencia. Si nos basamos en estrategias de 'mitigación' poco efectivas, la covid se cronificará». Lo cual quiere decir que no podrá haber conciertos masivos en mucho, mucho tiempo.
Para los compradores de entradas de conciertos que terminan cancelándose o aplazándose a fechas que no les vienen bien, hay otra gran pregunta: ¿Por qué no se me devuelven los 'gastos de gestión', esa extraña cantidad extra que me cobran cuando pago una entrada? La respuesta en principio es la siguiente: porque alguien, las ticketeras en este caso, tiene que gestionar tanto la compra como la devolución, y no puede hacerlo gratis. Pero ¿y qué hay de las salas que no pueden rellenar el hueco que deja un concierto cancelado? Ellas también pierden dinero, y también trabajan gratis en sus gestiones organizativas internas para resolver el embrollo.
Con la enorme cantidad de eventos que están cayendo por la pandemia, la cantidad de dinero acumulada en gastos de gestión debe ser también enorme. Y los compradores de entrada de un concierto cancelado acaban pagando por algo que no se les da. Algo que según Facua, no tendría por qué ser así. «La cuestión es que hay que demostrar que los gastos de gestión son reales», dice su portavoz Rubén Sánchez. «Cuando argumenten que ha habido equis euros en gastos de gestión, el cliente puede negarse a que le quiten esa cuantía, a no ser que le demuestren por qué son reales. Con eso iniciaría el proceso de reclamación, y en muchos casos se les acabaría devolviendo ese importe. En cualquier caso, si no es así, se puede presentar una denuncia ante la autoridad de protección al consumidor de su Comunidad Autónoma».