Recital de Renée Fleming: un cóctel sencillo
La soprano norteamericana participó en el ciclo «Las voces del Real»

Es lógico que un recital como el de Renée Fleming , para «La voces del Real», genere disparidad de opiniones. Los incondicionales, que son muchos y saben relativizar lo inmediato a los méritos acumulados, encuentran aquello que más quieren: a una artista simpática, capaz de algún gesto un punto corriente en medio de la elegancia del entorno y de su propia apariencia, a una cantante dispuesta a deambular por los repertorios que mejor la caracterizan bordeando géneros más populares o haciendo incursiones en un español suficiente , a alguien generosa con todos. Esperar un protocolo más armado y artísticamente comprometido es tan absurdo como pretender escuchar un recital coherente y musicalmente sensato. La personalidad del intérprete está por encima del medio. El espectáculo prevalece… y Renée Fleming es fiel a él y a los suyos.
Recital de Renée Fleming (***)
Las voces del Real. Obras de Mozart
Haendel
Todo ello significa que habrá quien tenga que conformarse con el detalle después de recorrer el erial de varias música forzadas por la voz sin redondear. Desde el pusilánime « Porgi, amor », en el que incluso el sólido pianista Hartmut Höll es capaz de divagar con una lectura torpe, hasta el « Morgen » de Richard Strauss , final de una serie de seis propinas mecida al socaire de una flema algo forzada. Pero Fleming siempre fue una cantante enjundiosa, hábil en el manejo de la voz, lúcida en la expresión, por mucho que el destino la lleve ahora a interpretar con una pronunciación difícil, a apaciguar el paso frente a los adornos y otras dificultades, a no evitar el uso del atril y la partitura.
Tras escuchar a la actual Renée Fleming hay que rendirse ante la evidencia del recuerdo . Para eso está la música y su capacidad de evocación. No sólo la que ella misma puede provocar, sino aquella que se adhiere a la bondad de la protagonista. Un agudo bien emitido en « Aprile » de Tosti , una interpretación entrañable en el aria de Manon , una aproximación aparente en «Amor y vida de mujer» han de servir para entender el entusiasmo de todos aquellos que acuden a «Las voces del Real» dispuestos a rendir pleitesía a una gran cantante.