Raphael: La canción y el intérprete

El cantante de Linares, crooner de España, vuelve con fuerza en su cita anual con el Wizink

Raphael ayer en el Wizink EP

Arcadio Falcón

Empezó como británico, a las 21:00; no me había ni sentado. Después de una introducción instrumental, cantó 'Ave Fénix', una balada a medio tempo que desborda por lo grande que es la banda. Siguió 'Loco por cantar', que suena hoy como la declaración de principios de un artista que es, por encima de todo, un fanático de las canciones. El público se entregó rápido al ruiseñor, que está ya en una etapa de su carrera en la que todos los días juega como local. Algunos dirían que es el partido de homenaje, pero eso sería un símil fácil; un ripio.

Buena versión también al principio de 'Vivir así es morir de amor', que ha estado estos días en titulares por la versión que ha lanzado Naty Peluso . La de Raphael , más cerca de la original, es una interpretación de manual, sin grandes sobresaltos y donde el trío de coristas (dos mujeres y un hombre) funciona realmente bien.

El primer gran hit de la noche, 'Digan lo que digan', sonó en su versión moderna. Empujada por un órgano y unos vientos sutiles, la canción alterna entre el sonido electrónico de su última encarnación y el analógico de la original. Sin apenas tiempo para aplaudir, 'Mi gran noche', canción de la fiesta española por antonomasia. Paseando por los bajos de Orense de noche no es extraño encontrar un grupo de jóvenes que, sin haber escuchado en su vida a Raphael, cante el estribillo con pasión, especialmente si el paseo es un Sábado de madrugada.

La banda, muy numerosa, le da al de Linares todos los registros posibles, brillando especialmente en los medios tempos y baladas. Con tanto color (coristas, vientos, batería, percusión, bajo, piano, teclados y dos guitaras), tienen recursos suficientes para no repetir en dos horas de espectáculo. Si eso, y como siempre que veo formaciones grandes, me da la sensación de que los coros están muy desaprovechados. El sonido de cuerdas, hecho por un sintetizador, desentonó un poco comparado con el resto de colores.

Destacó 'Me olvidé de vivir', que me impresiona profundamente. Tantos detalles ocultos en una canción tan corta: las líneas descendentes de piano en el estribillo, el ritmo trotón de la batería (como locomotora de vapor), escuetos punteos de guitarra eléctrica... Sobresale, estoy convencido, independiente de la interpretación de cada noche; brilla la composición del tema.

Menciones de honor también para 'Frente a frente', el habitual medley religioso con 'Ave María', 'Le llaman' y 'Aleluya' (que nunca falta en fechas tan señaladas) y 'Vida Loca' donde Raphael canta como un actor, interpretando las palabras y metiéndose dentro de la historia.

En cuanto a su voz, se mantiene como el año pasado : conserva fuerza en el «chorro» y nitidez en la pronunciación. Si tiene algún achaque, que es seguro, lo subsana con técnica y alguna decisión preventiva en los ensayos. La crítica que se puede/debe hacer, es que el cantante está leyendo sus propias letras de un monitor, como si no llevara 30 años haciendo el mismo setlist docenas de veces al año. Eso, y que no presentó a la banda.

En el Wizink, cante quien cante, siempre se dan cita los VIPS. Ayer se vieron todos eclipsados por la presencia de La Reina Sofía, a quien Raphael se refirió como 'mi amiga '.

En baladas como 'Amor mío', da una sensación más endeble. Cuando la melodía se encuentra en la parte alta de su registro, el ruiseñor de Linares no tiene problemas y conserva la energía de un veinteañero; cuando es en su registro grave, hay momentos en los que la voz desaparece o es frágil, como de cristal.

Aún así, es difícil buscarle pegas a un concierto de Raphael, ¿ cuántas personas siguen llenando Wizink Centers a los 78 años ?

En su banda, dirige claramente el piano. Ninguna de las canciones es especialmente difícil para músicos de este nivel pero entre tocarlas bien y tocarlas perfectas hay un trecho. La banda, gracias a mucho ensayo y un jefe con fama de inflexible, lo clava en todo momento, cambiando velocidades, dinámicas y colores en canciones que no se alejan mucho del formato de música popular establecido a mediados del siglo pasado: llamada-respuesta, relleno de los espacios entre frase y frase vocal y ritmos estándares de la tradición rockera/popera con algo de inspiración nacional.

En la traca final, sin sorpresas, canta todos los éxitos. Comenzó con 'Estar enamorado', que cantó todo el pabellón antes de 'Que nadie sepa' (a dúo con guitarra), 'En carne viva' y 'Resistiré', uno de los mejores momentos de la noche, en homenaje a sanitarios y sus colegas del dúo más dinámico de todos.

El cierre del concierto, con 'Escándalo', 'Yo soy aquel' y 'Como yo te amo' fue apoteósico y con la gente en pie, en una nueva prueba de que, en esto de la música y el alma, hay algo que no se puede explicar.

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